Blanca Estela Espino, vecina de El Tepe, tiene un gusto especial por los zapatos, afición que no sólo la llevó a comprarlos, sino a aprender a hacerlos. La mujer, madre de cuatro hijos, divorciada y que trabaja como cocinera, elabora y vende sandalias para dama, lo que permite generar unos ingresos extras.
De carácter jovial, señala que su oficio es ser cocinera, pero desde hace año y medio toma clases de huarache para dama en el CAF de El Tepe, donde “está contenta y feliz”.
“Me gustan mucho los zapatos y tuve al oportunidad de entrar; estoy muy contenta. Tengo dos nietas y una hija y para ella hago zapatos. Mis nietas están chiquitas y todas quieren zapatos. Le hago a una y quiere la otra”, indica.
Precisa que este fin de semana hizo un modelo de zapato especial, pues para la Séptima Expo Talleres de los CAF la maestra le pidió elaborar su primer calzado cerrado.
Los materiales que usa, dice, es piel, sintético y tejido. Actualmente los huaraches sólo son para dama, pero espera pronto hacer modelos para caballero.
Blanca está acompañada de Clarita, quien escucha con atención lo que dice su compañera de clase.
Explica que dedica toda la mañana a la elaboración de huaraches, cuyos diseños y colores bien podrían lucir en cualquier aparador de alguna tienda departamental. “En toda la mañana hacemos unos huaraches, todo es artesanal y a mano”.
Comenta que en cuatro horas pueden hacer un par de huaraches estándar, cuyo valor varía de acuerdo según los detalles. Mientras muestra un par de zapatos cerrados, en color aqua, finamente acabados, con detalles en pedrería, Blanca cuenta que trabaja como cocinera en una casa.
La mujer sigue mostrando sus modelos. Dice que es un arte hacerlos, ya que su elaboración es manual. Todo se pega y se hace manualmente, en lo respecta a la decoración: las suelas son las únicas que requieren de una máquina especial.
Entusiasmada, dice que los huaraches son un éxito, pues llega gente a hacer pedidos. Asegura que todo es gracias a su talentosa maestra.
Precisa que cuando vende sus creaciones tiene un ingreso extra para su casa: “Es un trabajo un poco pesado porque todo es artesanal y es a mano. Entonces sí deja, porque a veces van para que les peguemos un pedazo de calzado”.
Sus tres hijos también quieren que les haga huaraches, pero aún no tiene la horma, que quedó de conseguirle la maestra del taller.
Subraya que le gusta mucho hacer zapatos, pero su verdadera pasión es la cocina, que le ha servido para la manutención de su familia y de ella misma, pues se divorció de su esposo hace cinco años, convirtiéndose en la cabeza de la familia, pues aunque sus hijos todos ya son mayores de edad, “la madre es la piedra angular de las familias”.
Apunta que al principio estar sola se le hizo complicado, “pero las mujeres somos muy luchonas y salimos adelante. La verdad si hace falta la compañía de un hombre, pero si no hay, debemos salir adelante, y ser felices, muy felices”.
Blanca precisa que en las tardes, después de su trabajo, se dedica a hacer zapatos, a lijar, a recortar. Luego acuden con la maestra, quien tiene toda la herramienta, para lo que se necesita pegar.
Blanca observa con satisfacción sus huaraches, mientras mujeres se acercan y preguntan por el precio de los zapatos color aqua. Una de ellas se muestra interesada: pregunta por el número y se interesa más porque son del suyo. Los diseños de Blanca llaman la atención de los visitantes, quienes preguntan y en algunos casos se deciden a la compra.
Además de los huaraches, en el stand de El Tepe hay varias manualidades, muchas de las cuales son joyería de fantasía y accesorios para damas, las cuales atraen a más de una empleada del municipio que cuida de su aspecto personal.
En la expo hay muchos productos que interesan a Clarita y a Blanca, quienes pasean de puesto en puesto para ver lo que hacen las otras mujeres. Observan y hacen comentarios positivos de sus compañeras: saben lo complicado que es la elaboración de artesanías y manualidades.