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Las plazas de la ciudad de Querétaro sirvieron el mediodía de ayer como observatorio público para cientos de ciudadanos que volteaban al cielo para ver el eclipse parcial de sol que se registró este lunes. Algunos con filtros especiales y otros más improvisados, trataban de observar el fenómeno astronómico.
Un niño, de manera insistente, le pedía a su madre ver el eclipse, a lo que la mujer le respondía que no, bajo ninguna circunstancia, debía de ver el sol de manera directa, pues eso daña los ojos de manera permanente dejando ciego a la persona.
Algunos querían ver en el reflejo de las fuentes el sol eclipsado, pero el resplandor impedía ver por mucho tiempo el fenómeno astronómico, ya que los ojos lo resentían. Unos más, a través de un lente de una cámara fotográfica, y una hoja de papel observaban como el disco solar desaparecía de manera parcial.
El sol lucía casi a la mitad pasadas las 13:00 horas. En Plaza de Armas se reúnen ciudadanos a ver el cielo. Algunos despistados se preguntan qué ven, hasta que alguien les recuerda el eclipse parcial, que en Estados Unidos fue total, por su ubicación geográfica.
Francisco Salinas tiene en la mano una piedra de obsidiana pulida, que compró en la zona arqueológica de Teotihuacán. La piedra, de forma circular, lleva una cadena, para evitar que se caiga y se rompa en mil pedazos.
En ese momento la piedra se convierte en un eficaz filtro para ver el eclipse, pues logra disminuir el brillo del sol. Francisco comparte su valioso objeto con los curiosos que se reúnen a su alrededor, muchos de ellos niños o adolescentes, que quieren ver por unos momentos el fenómeno del sol eclipsado.
“Este (eclipse) en particular tiene la característica de que estamos más cerca del sol y se supone que la gravedad afecta y se piensa que tendríamos que pesar medio kilo menos de nuestra masa corporal”, apunta.
Por su parte, María Inés Juárez, residente de la Ciudad de México, vive el eclipse en Querétaro, justo en Plaza de Armas. Explica que acudió acompañando a su marido a una entrevista de trabajo, y dice que el fenómeno le impactó, pues son eventos únicos.
María Inés recuerda que en 1991 el eclipse de ese año la sorprendió en carretera, por lo que no pudo detenerse para observarlo en todo su esplendor.
El Centro Cultural Manuel Gómez Morín fue el lugar elegido por los aficionados a la astronomía para observar con sus telescopios el eclipse, además de compartir la experiencia con los demás ciudadanos.
Ahí, Juan Martín Morales Camarillo, coordinador de los clubes astronómicos de Querétaro José Franco y Astronómico de Bernal, apunta que en el Gómez Morín se reunió un centenar de personas que acudieron a la observación del eclipse, además de una plática y un taller de reloj solar que se llevó a cabo.
Morales Camarillo apunta que para promover la astronomía llevan a cabo todos los jueves pláticas en el Gómez Morín, donde abordan temas esenciales de esta rama de la ciencia. “La astronomía siempre ha sido una ciencia que llama la atención. Finalmente nosotros somos polvo de estrellas. Sí, hay un gran interés del público por la astronomía, pero a la vez hay mucha desinformación porque existen bastantes creencias que no son verdaderas”, precisa.
El organizador de la “Noche de las Estrellas”, que se llevará a cabo este año el 25 de noviembre, agrega que para iniciarse en la astronomía se necesita como primer requisito el interés y entusiasmo por la misma, siendo casi el único, pues esta ciencia es para todos.