Hablar la lengua otomí fue la coincidencia que unió a Martín Juárez, Daniel Margarito y Martín Gudiño cuando llegaron como alumnos al Instituto Tecnológico de San Juan del Río.
Con el tiempo, las coincidencias se convirtieron en proyectos y ahora estos tres jóvenes de zonas indígenas del estado forman uno de los tres equipos mexicanos que participarán en el Mundial de Innovación de Sevilla, España, con su proyecto Bötsi Ño (Niños hablantes), un homenaje a sus raíces y su aportación para preservar su lengua materna.
El proyecto consiste en una aplicación móvil que traduce palabras del español al otomí mediante comandos de voz que se entrelazan desde un teléfono celular y vía bluetooth envía la información a una muñeca. La app muestra palabras o números y ésta emite el sonido correspondiente en otomí.
Las voces fueron grabadas por los estudiantes y algunos de sus familiares, entre ellos la mamá de uno de ellos.
La creación de un traductor fue el inicio de este proyecto; sin embargo, fue transformándose conforme identificaron las necesidades para hacer que la aplicación fuera atractiva y al mismo tiempo funcional, por ello es que decidieron integrar una muñeca, la cual es considerada patrimonio cultural del estado.
Para este proceso se incorporaron al Consejo de Ciencia y Tecnología del estado de Querétaro (Concyteq), además de que han sido guiados por su profesor y asesor, Domingo Rosales Álvarez, quien también los asesorará para la creación del modelo de negocio que permita comercializarlo y lograr el registro ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Hasta el momento ya obtuvieron una medalla de oro en el décimo segundo Concurso Latinoamericano de Proyectos de Ciencia y Tecnología, realizado por la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología Aplicada (Solacyt) en coordinación con el International Informatics Project Competition y la Organización Iberoamericana de Ciencias. La medalla correspondió a la categoría de desarrollo de software.
Han hecho muchas pruebas quemado circuitos y modificaciones a la idea original, tanto por las observaciones que les han hecho en los concursos, como por las mismas necesidades de la aplicación. Una de las prioridades fue establecer palabras que fueran iguales en las tres zonas indígenas, dado que la diferencia geográfica hace que el otomí tenga variaciones, tanto en el acento como en la forma en que se dicen las palabras.
Ahora, la meta de estos jóvenes indígenas es llegar a España y poner en el plano internacional la importancia del rescate de las lenguas originarias; sin embargo, el objetivo más importante es que esta tecnología pueda llevarse a las comunidades otomíes de las que son originarios y que la niñez comience a usarla, pues factores como la discriminación y la falta de oportunidades han incentivado que las generaciones más jóvenes dejen de usar su lengua materna.
Cuando estos jóvenes de 21 y 22 años se encontraron en el Instituto Tecnológico de San Juan del Río (ITSJR) fue el habla otomí su coincidencia principal. Martín Juárez Ramírez y Daniel Margarito Cruz son originarios de Amealco, de Santiago Mezquititlán y San Ildefonso Tultepec, respectivamente, y fueron compañeros en el Conalep de aquel municipio; Martín Gudiño Sánchez es de Sabino de San Ambrosio, Tolimán.
Los tres provienen de familias de artesanos, comerciantes y trabajadores de la construcción, y son de los pocos miembros de su familia que han logrado formarse en educación superior.
Al coincidir en el tecnológico se dieron cuenta que los niños de sus comunidades van dejando de hablar su lengua materna, por eso decidieron usar sus conocimientos para desarrollar un proyecto que enaltezca sus raíces y evite que se pierda la lengua.
“Nos conocimos aquí en la escuela y nos unimos en la lengua otomí, dialogamos sobre el lugar de donde éramos. Teníamos pensado hacer el traductor, fue la idea de Juárez [Martín] pero nos dimos cuenta que no era sólo por ahí, entonces hicimos otro intento y empezó a surgir lo de las muñecas”, refirió Martín Gudiño.
La oportunidad de ir a España les ha ampliado la visión de lo que pueden lograr. Durante su participación en la conferencia de prensa que su escuela organizó para difundir el proyecto, los tres explicaron claramente su iniciativa y orgullosos usaron camisas con bordados otomíes hechos por sus mamás que son artesanas, la misma vestimenta que pretenden usar cuando concursen en Europa.
“Se han hecho libros sobre el otomí pero en las comunidades no saben cómo se escribe, eso es con lo que batallamos, por eso quisimos hacer algo que sea entendible para nuestros vecinos y nuestros familiares”, expresó Martín Juárez.
Emocionados, los tres relatan que en sus comunidades se han enterado de su proyecto y del premio que ganaron, por lo que han recibido muestras de apoyo de sus familiares de mayor edad. Sin embargo, estos tres jóvenes consideran que estos logros pueden ser un aliciente para motivar a los niños de sus comunidades y que se den cuenta que pueden alcanzar educación superior y con ello mostrarse al mundo, con el orgullo de ser indígenas otomíes.
El 3, 4 y 5 de mayo de este año se realizará el concurso al que acudirán en España, por lo que en este periodo buscarán apoyos para poder pagar los casi 150 mil pesos que requieren para viajar junto con su asesor, aunque ya cuentan con el apoyo del ITSJR. Después del viaje vendrán nuevas metas, entre ellas, lograr que la aplicación sea usada en sus municipios y que las nuevas generaciones tengan niños hablantes de otomí.