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El cerebro de Emiliano de Jesús Rodríguez funciona sólo 50% de su capacidad, pero eso no es impedimento para que el niño de 12 años asista a la escuela y disfrute de la vida rodeado de su familia. El síndrome de lennox gastaut, también conocido como síndrome de Lennox, es un tipo de epilepsia infantil caracterizada por convulsiones que a menudo se acompañan de discapacidad intelectual, padecimiento que no le permite desarrollar sus habilidades motrices, por lo que el niño depende de su silla de ruedas.
A pesar de las dificultades motrices, Emiliano asiste a la escuela. Estudia el cuarto grado de primaria en el Centro de Atención Múltiple (CAM) en la colonia El Rocío, es uno de los beneficiarios del programa de Transporte Escolar Gratuito y todos los jueves, una camioneta tipo Van con capacidad para transportar a 10 pequeños, pasa por él para llevarlo directo al CAM.
En el transporte escolar, Emiliano viaja junto con otros nueve niños que también tienen discapacidad, todos muestran avances significativos en su conducta, gracias a la convivencia con niños de su edad y en su condición.
Los pequeños viajan solos en las ocho camionetas destinadas para transportar a menores con algún tipo de discapacidad. Sus padres firman un documento expedido por el municipio de Querétaro, donde la capital se responsabiliza por la seguridad de los pequeños.
Bernardino Contreras de 63 años, es padre de Emiliano. Cuenta que se siente completamente seguro de saber que su hijo viaja en un transporte adecuado y con personal capacitado para atender cualquier tipo de emergencias.
“Es muy importante como padre de familia saber que su hijo va asistir a la escuela con personal muy capacitado, personal amable, en unidades preparadísimas que nos inspiran mucha confianza con la seguridad en que viajan y regresan a casa”.
“Él viaja solo, admiramos que el personal es especializado y se gana la confianza de los niños, ellos nos platican que los niños hacen cosas que generalmente no hacen, porque socializan entre ellos, eso habla de que se sienten seguros y agusto. El procedimiento es que nosotros lo subimos con su silla de ruedas, los aseguramos, firmamos de entregado y pasamos una tarjeta que nos dieron, para registrar que el niño sí subió a la camioneta; al recibirlo igual firmamos y pasamos la tarjeta. En la escuela, en el CAM, tienen la autorización para que ellos los entreguen y los recojan”, comenta Bernardino.
El transporte escolar no sólo representa una motivación para Emiliano, que grita emocionado ¡Bus amarillo! cuando ve que la camioneta se estaciona frente a su casa en la colonia Insurgentes; este transporte representa un ahorro económico muy importante para su familia, que en promedio gasta 500 pesos a la semana para llevarlo al CAM de lunes a viernes.
“Que nuestro hijo vaya a la escuela en este transporte sí impacta en la economía, nosotros utilizamos taxi a diario, son en promedio 100 pesos diarios, había ocasiones que no había dinero y teníamos que hacerlo a pie, nos tomaba de 30 a 35 minutos llevarlo a la escuela y recogerlo, nuestro trayecto es de la colonia Insurgentes a la colonia El Rocío, el día cuando está bien y bonito hasta lo disfruta uno, pero hay ocasiones en que llueve y hace mucho frío, entonces es muy difícil llevarlo caminando”, cuenta el papá de Emiliano.
Hasta ahora el transporte gratuito sólo recoge a Emiliano un día a la semana, por eso Bernardino entregó al presidente Marcos Aguilar, una petición por escrito para que puedan transportar a su hijo todos los días y así poder ahorrar alrededor de 2 mil pesos al mes.
“Soy diabético desde hace 23 años, me cuesta trabajo llevarlo caminando. Este trabajo lo hacemos entre mi esposa y yo, ella lo lleva y yo lo recojo o al revés, pero sin falla ella va todos los días a las cuatro de la tarde a cambiarle su pañal” dijo.
Durante el arranque de la segunda etapa del Transporte Escolar Gratuito, el 28 de agosto, Bernardino entregó dicha petición al alcalde, quien se comprometió a que el transporte público recogería a Emiliano todos los días. Situación que casi un mes después, aún no sucede.
Personal capacitado
Cada uno de los 36 camiones amarillos y ocho camionetas tipo van para transportar a niños con discapacidad a sus escuelas, cuentan con conductores y auxiliares capacitados para resolver cualquier tipo de emergencias.
Alberto Morales es jefe de asistencia en el programa de transporte gratuito y el conductor de la camioneta que traslada a Emiliano. Es licenciado en educación, técnico en urgencias médicas y tiene experiencia en área de enfermería.
“Para mí es un orgullo y un honor poder trabajar para estos niños que para mí son unos ángeles, son parte de nuestra familia. Yo siempre le digo a los padres de familia que pueden confiar en nosotros, que estamos para servirles. Ellos saben que nosotros estamos constantemente capacitándonos, a nosotros nos sobran las ganas por superarnos, por eso los invitamos al arranque de esta segunda etapa, porque los padres son los mejores testigos de nuestro trabajo, siempre les hemos dicho que se sientan como en casa, es un transporte incluyente, para todos”, comparte Alberto.
Emiliano adoptó una familia
Elsa María Borra Pérez y su hija también llamada Elsa, conocieron a Emiliano cuando sólo tenía unos días de nacido. Las dos eran voluntarias en el albergue del DIF estatal en Querétaro, Caminando Juntos. Desde entonces, hace 12 años, el pequeño estaba unido a esa familia, no por sangre, pero sí por amor.
“Yo quise a Emiliano desde antes de conocerlo, mi esposa y mi hija me hablaban mucho de él, de que había un niño muy bonito en el albergue, que muy chiquito, que le decían pollito”, cuenta Bernardino.
La madre de Emiliano, Elsa, recuerda que un dolor tremendo partió su corazón cuando Emiliano, aún en adopción, fue rechazado por dos parejas de padres adoptivos que no quisieron enfrentarse a la difícil tarea de criar a un niño con discapacidad; pero ella y su familia decidieron salvarlo y cambiar su vida para siempre.
Acordaron adoptar al pequeño que ya tenía un mes y medio de edad, iniciaron los trámites y pasaron varios meses sometidos a decenas de estudios socioeconómicos. Pero al final, un nuevo hijo llegó a casa.
“Emiliano no es mi hijo adoptivo, es mi hijo, nada más, yo su madre”, “Hace 12 años nosotros no adoptamos a un niño, el niño nos adoptó a nosotros”, cuentan orgullosos los padres de Emiliano.