Es la hora de la comida para algunos de los trabajadores del libramiento que tiene una longitud de más de 86 kilómetros. Junto a lo que será el acotamiento del lado derecho de la carretera, del otro lado por donde descendieron los estudiantes para la construcción del puente San Juan hay un par de escaleras que por las que descienden los obreros hacia la zona de comedor. Una Virgen de Guadalupe resalta al centro de la serie de carpas que ahí se encuentran.
El desnivel se encuentra justo a un lado de donde se construye una estructura que servirá como placa conmemorativa de apertura además de que servirá también como una forma de homenaje póstumo a Luis Zárate Rocha, quien falleció en octubre del año pasado y quien fuera director general de ICA.
Junto al comedor hay un pequeño pasillo, donde se encuentran otros trabajadores. Entre ellos está Fredy Hernández, originario de Veracruz, quien cuenta a EL UNIVERSAL Querétaro que su vida, desde los 16 años, la ha dedicado a las construcciones y obras de todo tipo.
“He trabajado con diferentes empresas, sea cual sea el tipo de obra la agarramos porque como no seguimos estudiando nos tocó trabajar”, platicó el obrero, quien cada dos meses visita a su familia en Veracruz y regresa al trabajo.
“Tengo cinco hijos y mi esposa. Muchas veces la necesidad te lleva a tomar decisiones como trabajar muy lejos de tu familia, allá no hay trabajo y uno trata de vivir mejor y eso ocasiona que se distancie uno, pero es lo que significa el ser responsable porque sería más cómodo estar en la cama esperando a ver qué sale, así no se puede, lo importante es buscar una vida mejor para uno y su familia”, reconoce Fredy, uno de los pocos que deja a un lado la vergüenza para charlar con el equipo de esta casa editorial.
Su función dentro de la construcción del libramiento Palmillas-Apaseo El Grande es el preesfuerzo, que explica como la labor de meter cables (llamados torones) y ductos por debajo del concreto hidráulico, para mejorar la resistencia de la obra.
A punto de terminar y entregar este proyecto —entre abril y mayo entrantes— consideró que cada que liberan una obra nueva se siente una gran satisfacción como trabajador, sin embargo, esa liberación trae nuevas preocupaciones ante la espera de una nueva obra o buscar de qué forma continuar generando recursos para él y su familia.
“Quieras o no, formamos parte de un grupo y terminar nos hace sentir contentos, pero sigue buscar y buscar, esto ya se acabó prácticamente y es tiempo de ver qué sigue, aunque lo primero es ir a casa, descansar y estar con la familia unos días, y después a buscar”, comentó.
Algunas veces la misma empresa para la que trabaja ya tiene proyectos en puerta que significan trabajo seguro para Fredy. “Pero como está la situación ahorita, y en la empresa donde estoy no sale nada, hay que buscarle por otro lado para llevar el pan a la casa porque está canija la situación”, añadió.
De las complicaciones que el padre de familia encuentra al trabajar en este tipo de construcciones, ubica a la condición climática entre los inconvenientes con los que más lidia.
“El clima, el sol nos pega muy fuerte todo el día, en la mañana hace frío y en temporada de invierno también uno tiene que aguantarse, luego llega la lluvia, pero ni modo, hay que aguantar, o como ahora pasa que estamos lejos de la familia, son las cosas más complicadas que se encuentra en esta labor”, afirmó.
—¿Reditúa el salir del estado de origen para laborar con todo lo que conlleva trabajar en una obra?
“No tenemos de dónde escoger, decidimos muchas veces no estudiar, a veces pensamos y hacemos las cosas mal de jóvenes y al no seguir estudiando, nos hicimos responsabilidad, tuvimos hijos que ahora están en la escuela y ahora nos queda tratar de ser responsables para que nuestros hijos no pasen por lo mismo, porque esta vida está canija, aunque se aprende con los años”, consideró.
La labor que ahora desempeña Fredy empezó desde abajo. De tener la disposición de aprender un oficio dentro de las mismas construcciones y de ahí “la única opción que tenemos es llegar a ser sobre estante o en una de esas ser destajista para ganar más dinero, eso es a lo que muchos de nosotros aspiramos, porque vivir trabajando de ayudante, en mi caso no conviene.
“Por eso hay que aprender un oficio, ya que no pensaste cuando estabas joven, los años te hacen madurar”, confesó el trabajador.
Fredy inicia su trabajo a las 8 de la mañana. De una a dos de la tarde pasa al comedor y de dos hasta las cinco de la tarde continúa su jornada, la cual puede variar en caso de que se necesite que labore horas extra.
Actualmente, con 42 años de edad, y gracias a la construcción de puentes y caminos, Fredy ha conocido diversos puntos de la República Mexicana, pero nada como su amado Veracruz, que visita una vez cada dos meses, si bien le va.