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Salen cuatro de pastor con todo (cebolla y cilantro). El cliente da las gracias al joven taquero, para posteriormente dirigirse al otro lado del puesto, donde se ubica la mesa de salsas, donde además están los rábanitos picados, pepinos, limones y jícama. No sólo hay pastor. Chorizo, suadero, quesadillas, gringas y volcanes complementan el puesto de Juan Sosa Santana, quien desde hace 31 años agasaja los paladares queretanos, e incluso extranjeros, pues el propietario del local afirma que el mismo Emilio “Buitre” Butragueño, comió ahí, durante su paso por el futbol mexicano.
El puesto, “Tacos Juan’s”, ubicado en un remolque a un costado de Plaza de las Américas, siempre luce lleno. El olor al pastor, chorizo y suadero atraen a los comensales, además de tener ya clientes cautivos que “pasan por ahí” y aprovechan para “echarse un taco” o llevar a la familia, pues el servicio también es para llevar.
Los cuatro empleados de “Tacos Juan’s” no paran. Apenas terminan de despachar una orden, ya están preparando la siguiente. Mientras unos preparan los tacos, otro más cobra, pone los pedidos para llevar y revisa que no falten salsas, limones y demás aderezos.
La vida detrás del trompo.
Desde las 19:00 horas y hasta las dos de la madrugada, los fines de semana, don Juan y sus hijos, apoyados por empleados, atienden a quienes se acercan por tradición o curiosidad para un antojo o calmar el apetito tras un día de trabajo, comenzar la jornada o terminar la salida con los amigos.
Don Juan dice que “tenemos aproximadamente 31 años ya cumplidos. Iniciamos el primero de mayo de 1986. Todo ese tiempo lo tenemos aquí, trabajando. Mi suegro ya vendía tacos. Estuve trabajando con él un tiempo, dos meses, y vi que era negocio y dije: le voy a intentar. Anteriormente era empleado de oficina. Ya hice mi trámite (para vender) y cuando me lo dieron inicié con la venta. Al principio no era en el remolque. Teníamos un carro de los chicos, en ese empezamos y duramos aproximadamente ocho años, y de ahí surgió la idea, porque nos cambiaron de lugar”.
En cambio fue de apenas unos metros, pues anteriormente se ubicaban a un costado de una de las salidas de Plaza de las Américas, donde actualmente hay un puesto de periódicos y revistas, pero cuando los movieron existió la posibilidad de ampliarse, por lo que mandó hacer el remolque en el cual actualmente, y desde hace 23 años, atiende a sus clientes.
El ir y venir de clientes es constante. Algunos ya conocidos llegan a pedir con naturalidad sus tacos. Toman uno de los refrescos de la hielera que está al frente del puesto, lo destapa y espera pacientemente su orden. Mientras, se puede entretener con las películas que los muchachos de don Juan ponen en un televisor ubicado en una esquina.
El propietario del sitio señala que tiene como referencia del inicio de su negocio el Mundial de futbol México 86, en el que Querétaro fue una de las sedes, así como el concierto que ofreció el músico británico, Rod Stewart, en el estadio Corregidora, el 9 de abril de 1989.
Agrega que uno de sus hijos, quien ya trabaja en el puesto desde hace 12 años, cuando comenzó con el negocio tenía apenas un año de edad. “Veníamos en el carrito que teníamos anteriormente, empujando, y a él lo sentábamos delante. Era un bebé”.
Todos estos años le han permitido a don Juan hacerse de una clientela de varias generaciones ya, pues quienes venían de niños, acompañando a sus padres, ahora acuden con sus vástagos.
Destacados comensales.
Algunos de esos personajes han sido clientes importantes o que han ocupado cargos públicos, como el caso del ex director de Protección Civil, Gerardo Quirarte, y algunos otros políticos, pero sin duda el que viene primero a la mente de don Juan es Emilio Butragueño, ex jugador del Real Madrid, quien en los 90 jugó para el Atlético Celaya.
“Cuando (El Buitre) estaba jugando con el Celaya, él venía a cenar aquí, vivía en Carretas, y se hizo cliente de nosotros. Era mesurado, comía poco, vamos a suponer, cinco tacos, una gringa, no comía de más, y su refresco, para acompañar”, cuenta orgulloso. Dice que además, con el paso del tiempo, muchos jóvenes que eran estudiantes décadas atrás terminaron dedicándose a la política, al deporte o empresarios destacados.
Precisa que sólo descansan cuatro días al año, que son el Miércoles de Ceniza, Viernes Santo, 24 y 31 de diciembre. Fuera de esas fechas, el puesto de tacos permanece abierto, sin importar el clima.
Cuando hay partidos de futbol de los Gallos Blancos como local, en el Corregidora, los aficionados también aprovechan para cenar tras el encuentro, siendo mayor el número de hinchas cuando vienen los llamados equipos grandes, como Chivas, América, Pumas y Cruz Azul.
Las salsas poco a poco bajan en su recipientes, así como los limones, muy socorridos por los clientes “para cortar la grasa”. Rápido se vuelven a llenar para que no deje de haber esos aderezos, pues parte del secreto de un buen taco también es la salsa, además del refresco de cola o diferentes sabores.
Volcanes, gringas, quesadillas, también son pedidas de manera asidua por los comensales que conocen lo bueno de estas especialidades de “Tacos Juan’s”. En una jornada normal, el puesto vende hasta 800 tacos, mientras que en días con más clientes, la cifra rebasa el millar.
Don Juan tiene más hijas (cuatro), pero ellas han optado por estudiar y ejercer sus profesiones, así como dos varones que aún estudian y ayudan ocasionalmente.
“Todos saben (el negocio) porque desde niños ven, y los traigo o los llevo a los servicios”, apunta, pues también ofrecen servicio a domicilio, para fiestas privadas o eventos de empresas.
Este tipo de trabajo, añade, es muy socorrido todo el año, pero en diciembre, cuando las empresas suelen festejar comidas de fin de año tienen más trabajo, hasta cuatro servicios a la semana.
Don Juan cuenta que en alguna ocasión pusieron un local que permaneció abierto por cuatro meses, pero “el problema es que no podemos tener dos negocios, si no los atendemos como debe. Esto para mí es un compromiso y mientras mis hijos vengan y ayuden, está bien, pero involucrarlos, obligarlos, no. Este es un negocio familiar”, y espera que cuando él se retire, su hijo siga con la elaboración y venta de los tacos con los que la familia ha salido adelante.