El local de Juan Carlos Gutiérrez anuncia una bebida que entre los queretanos es poco conocida, pero que en Guadalajara es muy popular: el tejuino. El local de este hombre oriundo del estado de Jalisco es, según el mismo Juan Carlos, el único en la ciudad que ofrece la bebida que tiene origen en el pueblo huichol.
Sobre la calle de Gutiérrez Nájera, a media cuadra del mercado de La Cruz, se ubica el local de Juan Carlos, comerciante de profesión, “soy de una familia que viene de abolengo de vender tejuino: mi abuelo, mi padre y yo. Tengo un año [en Querétaro] desde que mi hijo se vino a estudiar Ingeniería aeronáutica, y aquí estamos desde entonces. Estamos picando piedra, pero sí les gusta el sabor del tejuino, el verdadero, porque también hay piratas en Guadalajara, que salen en tiempos de calores”.
El hombre explica que el tejuino está hecho de fermento de maíz, con piña y limón, para darle un sabor especial, lo que ha ayudado a que la bebida sea aceptada por los queretanos y buscada por los tapatíos en Querétaro.
Los domingos, dice, venden también en el tianguis del mercado de La Cruz, les ha ido muy bien con el tejuino, aunque reconoce que no se vende en la misma medida que en Guadalajara.
“Vendemos también en Semana Santa y Semana de Pascua, nos vamos a vender a Guadalajara. Mi esposa es artesana, hace figuras y vendemos cada año. Conozco Querétaro desde hace 30 años, pero decidimos a venir para apoyar a nuestro hijo con su carrera”, señala el hombre, de carácter afable.
El interior de local de Juan Carlos es acogedor. En el techo las trabes pintadas de café simulan vigas de madera, que son rematadas con un candelabro de madera. El piso es de ese mismo material. A los costados unos sillones invitan a disfrutar con calma el vaso de tejuino o una nieve de garrafa, es decir, nieve artesanal de Guadalajara.
Las garrafas de la nieve, con sus diferentes sabores, como fresa, chongos zamoranos, vainilla, mamey, gansito, entre otros, se ubican al fondo del local, junto a la vitrina donde los vasos y los diferentes barquillos esperan a los clientes. No podían faltar varias imágenes de la Virgen de Guadalupe.
Comenta que entre semana hace pocos litros de tejuino, puesto que apenas se están posicionando en el local, pero diario hace alrededor de 10 a 15 litros, que le rinden para 30 litros más, ya que esa base de maíz, como se espesa, hay que rebajarla al momento de servirla.
Martha Andrea Íñiguez, la esposa de Juan Carlos, llega al local mientras su esposo indica que la receta es familiar, puesto que “es del mero Jalisco, de Guadalajara. Mi abuelo era de Tepatitlán, en los Altos de Jalisco. Era arriero, entonces en sus viajes e idas de un lado a otro, iba a Nayarit. Ahí le enseñaron a hacer el verdadero tejuino de los huicholes, porque esta no es una bebida que uno inventó, es huichol, es una bebida prehispánica.
“Mi abuelo era de 1886, se casa en 1910 y mi padre fue el cuarto o quinto de ese matrimonio, nació por 1919. Se casa de 35 años. Sin embargo, mi abuelo nunca vendió tejuino, siempre lo hacia para consumo propio, pero le pasa la receta a mi padre cuando nos cambiamos a San Juan de Dios, Guadalajara. Ahí comienza a vender mi padre, que no era su oficio, sólo hacía en tiempos de calores, pero comenzó a vender, vender, hasta el último [día]. En 2010 murió mi padre, de 92 años, igual mi abuelo, fueron longevos”, explica y considera que si su padre y su abuelo vivieron muchos años pudo ser por el tejuino, que es una bebida natural.
Recuerda que su padre decía que antes toda la comida era más natural, incluso el tejuino, al que califica como una bebida que no solamente refresca, ya que también nutre; es como un suero, en Guadalajara, en tiempos de calor, además refrescar, nutre e hidrata.
Además de sus clientes tapatíos, cada vez más queretanos se hacen aficionados al tejuino, aunque algunos le temen, puesto que, dicen que está hecho de masa. Pero Juan Carlos explica que esa creencia no es correcta, ya que todo lleva un proceso.
“Para hacer esta bebida no es sólo aventar la masa, todo lleva un proceso de fermentación”, apunta Juan Carlos, mientras que Andrea asevera: “Hay muchas personas que viven aquí, pero que son de Guadalajara, que les da mucho gusto que haya tejuino, como allá. No es por nada, pero hay gente que lo ha probado en Guadalajara y aquí, y nos dicen que sabe mejor el nuestro. La verdad, éramos buenos tejuineros en aquel estado, y allá no todos los tejuinos son buenos”, afirma.
Apunta que les da mucho gusto que la afición el tejuino está creciendo entre los queretanos, algunos que nunca lo habían probado, pero cuando lo degustan quedan prendados del sabor del mismo. Andrea incluso señala que 70% de sus clientes de tejuino son originarios de este estado.
Añade que lo que le gusta de Querétaro es que la gente cuida mucho las tradiciones, todo lo que sea artesanal o ancestral los queretanos lo valoran sobremanera.
“Tenemos clientes de todas las clases sociales”, precisa, incluso el mismo gobernador Francisco Domínguez Servién manda comprar productos en su local, ya que le gustaron mucho. Además tiene espacios en otros lugares, como el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, donde venden los sábados.
La mujer dice que conoce a Querétaro hace más de 30 años, pues como artesanos en su familia venían al estado a vender sus productos, por lo que la ciudad para Andrea es como una segunda tierra.
Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas para Juan Carlos y Andrea, a pesar de que el estado los ha recibido bien, ya sufrieron el robo de una camioneta, pero pese a de ello, Andrea dice que tienen fe en Dios que todo saldrá mejor, y para ello tienen un bebida sin igual en Querétaro, que en el nombre hace honor a su natal Jalisco.
km