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El artista puede llevar a expresar sus ideas en distintas modalidades y planos, afirma Alma Montero, quien es tatuadora y se acercó a esta actividad a la que se ha dedicado por más de cinco años.
Desde niña, Alma se ha interesado por el dibujo y la pintura, situación que la llevó a estudiar artes plásticas. Al aprender las técnicas necesarias y la apreciación por el arte, estuvo involucrada de forma creativa en el grabado y serigrafía. Fue la inquietud por conocer otras formas de expresión la que la llevó por los caminos del tatuaje al cual no esperaba dedicarse mucho tiempo.
“La verdad no pensaba dedicarme a esto de lleno, nada más salió y tuve la inquietud de aprender a tatuar, ya de ahí es algo que siempre te exige estar mejorando y cuando crees que haces algo bien, nada es suficiente y tienes que mejorar. Hasta la fecha creo que eso me gustó mucho del tatuaje, que es una motivación de seguir creciendo y sin querer me quedé aquí, realmente el tatuaje es algo que te absorbe mucho, porque tienes que estar cuidando ese aspecto de la piel de las personas, también se tiene que ver el de la salud”, afirma.
En su estudio y en la galería de la recepción, se aprecian algunas creaciones pictóricas, unas pertenecen a Alma y otras son regalos de amigos artistas. Cuando expresa las diferencias o similitudes entre el artista y el tatuador, ella afirma que el tatuaje es una forma más, así como la escultura, el óleo o el grabado.
No obstante, comenta que llevar el arte al cuerpo, adquiere mayor complejidad debido a que en las personas no debe haber margen de error. En papel puedes borrar los trazos o simplemente tirarlo y rehacerlo hasta encontrar la perfección de la idea. En la piel, intervienen otros factores que llevan a una mayor concentración y una práctica constante.
Al intervenir en el cuerpo, se tiene que tomar en cuenta la fisiología debido a que si es un persona delgada u obesa, de piel oscura o blanca, de gran o de baja estatura, influye en el resultado del tatuaje que se plasme de forma permanente.
“El tatuaje es algo más complejo porque como dicen todos, en un cuadro o en un papel te equivocas y lo vuelves a hacer, acá no hay margen de error, tienes que trabajar con el cuerpo, ahora sí que tienes que intervenir el arte en el cuerpo pero hay cuestiones y limitantes porque también hay que ver las líneas estéticas del cuerpo, no es lo mismo poner una pieza ovalada en la espalda, en una pierna o el vientre, se tiene que las imágenes luzcan mejor”, comenta.
Alma ha logrado convivir con dos facetas de su proceso creativo. Por un lado, ha combinado las técnicas de la pintura en el tatuaje y viceversa. Esto le ha permitido experimentar con texturas y formas para continuar su proceso de aprendizaje. Pese a esto, al estar empeñada en el arte, el tatuaje es la actividad que más tiempo le demanda, por ello se ha quedado de lado la expresión pictórica.
“Tal vez ahorita he dejado un poco de lado la pintura porque absorbe mucho tiempo pero sí ha sido un aprendizaje constante porque muchas de las ideas que yo tenía en mis pinturas las fui metiendo en mis composiciones para piezas de tatuaje y al revés, cosas que iba aprendiendo en el tatuaje las añado a la pintura, porque las herramientas son diversas, las agujas al momento de hacer líneas o rellenos son texturas diferentes a las que haces con un pincel, pero tratar de pasar estas texturas al otro plano, se va nutriendo, porque vas metiendo producción artística y pictórica y una cosa complementa a la otra”, dice.
En el estudio que comparte junto con otros siete compañeros, Alma expresa que cada uno tiene una técnica definida, no obstante siempre existe el proceso creativo que los lleva a expresar de formas distintas su arte, a sea en dibujo, fotografía o pintura. Situación que es similar desde hace unos años entre quienes son artistas plásticos consagrados que entran al tatuaje para redefinir sus ideas artísticas.
“Puede ser que se aprenda a tatuar lo básico o copiar las imágenes tal cual, pero yo creo que el artista es cuando alguien le pone su imaginación o creatividad a la pieza y la trabaja. De un tiempo para acá, muchos artistas que se dedicaban a pintar como ilustradores, grabadores, o de ese ámbito incluso escultores, empezaron a tener la inquietud de tatuar, lo que pasa es que su producción pictórica o visual, lo ponen también en el tatuaje, ves una huella que va más allá del tatuaje, como el artista interviniendo en otra técnica”, afirma.
La mujer y los tatuajes
Cuando Alma incursionaba en el tatuaje, resalta el hecho de que en ese entonces había pocas mujeres dedicadas a diseñar y ejecutar los trazos con la tinta en la piel de las personas. De acuerdo con ella, si había cinco mujeres tan sólo en Querétaro, eran muchas.
En la actualidad, ha habido mayor apertura de las mujeres haciendo tatuajes; sin embargo esa apertura ha costado porque así en otros ámbitos como la política, la industria y el deporte, los espacios eran reducidos, la situación no difería mucho.
“Cuando empecé yo era más difícil porque es algo muy celoso, es como todo, no tan fácil encuentras a alguien que te tienda la mano y que te enseñe, entonces encontré a alguien que me dijo lo básico, pero ese fue uno de los muchos que me dijeron que no. Aparte porque era mujer y todo eso, cuando empecé a tatuarme muchos clientes que venían no se querían tatuar conmigo porque pensaban que tatuaba feo, o luego veían mis trabajos y no creían que yo podía hacer los diseños”, lamenta.
Alma comenta que al ser mujer, es más fácil que las propias se acerquen con mayor confianza para plasmarse alguna pieza. A diferencia de los hombres tatuadores, existe mayor empatía en caso de que quieran plasmarse un tatuaje en alguna zona íntima.
El tatuaje es memoria
De acuerdo con Alma, el tatuaje ha adquirido mayor popularidad en parte porque ha mermado la estigmatización de las personas que tienen tatuajes en sus manos, espalda, cara o cuello. Refiere que ha disminuido esa asociación de tatuaje igual a pandillero o delincuente, ya que aquellos quienes trabajan en oficinas gubernamentales, doctores y en general profesionistas han comenzado a acercarse a hacerse un tatuaje.
“Ya se está quitando ese estigma de que era algo malo, de que se veía mal. Me ha tocado tatuar gente de todas las edades incluso gente como de organizaciones gubernamentales, médicos, de todo y realmente no es algo malo, al final creo que son tus memorias”, celebra.
Alma cree que el tatuaje, es como cargar las fotografías en la cartera o de forma digital en el teléfono celular. Pero el tatuaje adquiere un significado especial porque el diseño puede representar personas, objetos o vivencias que forman parte de los recuerdos. “Rayarse la piel con un tatuaje, forma parte de esas maneras de representar la historia propia”.
“ Algunos son de decoración pero a final de cuentas yo creo que es bonito porque volteas a ver alguno y te remite a esa época, esos momentos de lo que vas viviendo y quieras o no es tu historia que vas escribiendo en tu cuerpo”, cierra.