Han sido cuatro los eventos históricos en los que Rogelio Pérez ha colaborado como voluntario de la Cruz Roja Mexicana; sin embargo, los temblores de 1985 y de 2017 han marcado significativamente su vida como rescatista.

Rogelio junto con otros cuatro compañeros participó en el contingente que la corporación envió a la Ciudad de México durante la semana pasada; sin embargo, la gran cantidad de rescatistas hizo que este grupo sanjuanense volviera a su base en menos de dos días.

La petición de apoyo para la unidad de San Juan del Río llegó casi una hora después de haber ocurrido el sismo; se les informó que deberían mandar una unidad con elementos para la colaboración en las labores de rescate por la contingencia. Para las seis de la tarde el equipo ya estaba reportándose en la sede nacional de Cruz Roja en la Ciudad de México.

Al llegar y ponerse a disposición del mando de control se les asignó el apoyo en el edificio ubicado en la calle Ámsterdam y Laredo, el cual se desplomó tras el sismo y dentro de él había personas. La indicación fue apoyar en las labores que se solicitaran en la zona. Los rescatistas sanjuanenses estaban listos para colaborar en cualquier tipo de actividad.

Después de estar en ese lugar se les asignaron varios puntos de la capital del país en donde se requería de la atención prehospitalaria; sin embargo, la llegada de rescatistas de toda la nación, así como de elementos de corporaciones de emergencia hicieron que luego de un día y medio de labores se les pidiera que volvieran a su unidad, por lo que regresaron a San Juan del Río.

Participación

No fue la primera vez que la Cruz Roja de San Juan del Río acudió para apoyar en labores en otras partes del país; en el caso de Rogelio Pérez Romero, en el tiempo que lleva dentro de la corporación ha estado en cuatro momentos de relevancia nacional: el temblor de 1985, el mundial de futbol de 1986; así como el conflicto armado en Chiapas de 1994, durante el cual la unidad permaneció 22 días en San Andrés Larráinzar, y ahora en el sismo de 2017.

Para este rescatista, hubo una gran diferencia entre el terremoto del martes pasado y el de 1985; si bien las fechas coinciden, la magnitud del desastre y la participación de la ciudadanía marcaron gran diferencia en la forma de atender y de trabajar para apoyar.

Su participación en el movimiento telúrico de hace 32 años le dio experiencia debido a las actividades de rescate que se efectuaron en aquella ocasión, además de que ese temblor descubrió la gran necesidad de promover protocolos de protección.

“En el sismo de 1985 fue un desastre mucho mayor que el de este año, y la verdad en ese año nos tomó por sorpresa porque la gente no estaba capacitada para los siniestros... En ese tiempo, nosotros de la Cruz Roja de San Juan del Río estuvimos cuatro días: jueves, viernes, sábado y domingo. A los ocho días regresamos; en esta ocasión estuvimos día y medio. Pero lo que sigue sorprendiendo es la gran solidaridad de la gente”, relató.

Formas de apoyo

En el caso de José Pablo Paz Gómez, quien además de voluntario es coordinador administrativo de Cruz Roja, la experiencia del sismo de 2017 le dejó claro que el apoyo ciudadano es muy importante para salir delante de estas situaciones.

La respuesta que la sociedad tuvo ante la convocatoria del centro de acopio en esta ciudad le dejó como aprendizaje que existe la unión entre los mexicanos, por ello es que si bien las labores como rescatistas en la Ciudad de México fueron por pocos días, el apoyo que pueda darse a los habitantes damnificados se les entregará mediante las despensas y medicamentos que se les canalizarán.

En menos de cinco días de haber abierto el centro de acopio en la delegación de San Juan del Río lograron reunir más de seis toneladas de apoyos, mientras que cuentan con muchos productos para poder continuar enviando artículos a las zonas necesitadas; también han recibido donativos de empresarios y la colaboración de los ciudadanos quienes regalan su tiempo para armar las cajas. Con estas acciones le queda claro que la ayuda nunca está de más.

Gran pendiente

“Se viene un trabajo arduo para nosotros como Cruz Roja, en principio nosotros mismos debemos de seguir forjando nuestro trabajo, nuestra preparación para este tipo de situaciones, es lo que hacemos siempre pero tenemos que ir metiéndonos más en los temas. También tenemos que ver que los sectores de la comunidad se integren a los protocolos”, platica Pablo González Sánchez, otro de los voluntarios que acudió a la Ciudad de México.

Este voluntario considera primordial que los esquemas y protocolos establecidos por las normativas nacionales deben fortalecerse y difundirse en todos los sectores de la población, tanto en las escuelas como en las industrias y en los establecimientos de servicios. La comparación del número de víctimas del sismo de hace una semana con otros desastres demuestra que es muy necesario continuar con esta formación.

Una preparación no solamente para la capital del país, sino que estos rescatistas ven que es precisamente en las zonas dónde no se han considerado riesgos las que deben comenzar a promover la cultura de la prevención.

En San Juan del Río no es común que tiemble y el martes pasado hubo gente que percibió el movimiento; sin embargo, muy pocos supieron qué hacer. Ahí es donde consideran que comienza la tarea de las corporaciones de emergencias.

Voluntarios experimentados que están listos para regresar a la Ciudad de México en caso de que se les solicite, y si no se les convoca, ellos siguen preparados para atender las emergencias que ocurren en su municipio y estado: desde accidentes en la zona urbana hasta las fuertes colisiones en la autopista 57 o situaciones de riesgo por tomas clandestinas, pues para ellos es la zona a la que se deben.

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