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Para Agustín Morales, en la vida hay que ser todo terreno, responder ante las adversidades, saborear el éxito y volverte a levantar si es necesario.
“Todo terreno es una filosofía de vida enfocada al futbol. A mí me puso el mote Luis Fernando Tena, mis mejores épocas fueron con él. Una vez le preguntaron por qué jugaba, cuando tenía jugadores como: Romano, Chepo de la Torre, Ordiales, y él decía que era un todo terreno; es decir, un futbolista que juega bien, es técnico, pero que corre, se barre, roba balones, era muy equilibrado tanto defensiva como ofensivamente, y trato de transmitir a mis jugadores eso, ser un todo terreno”, comentó.
Salió de la comunidad de Cuesta Colorada en Hércules, con apenas cuatro años, Agustín Chino Morales comenzó a patear un balón, fue entonces que trazó su destino. Sus tíos, Ernesto y Ángel Morales, quienes fueron jugadores de primera división, lo motivaron a ir tras el balón, y desde entonces, Agustín siempre persigue la pelota para lograr sus objetivos.
“Mis tíos jugaron futbol profesional, de ahí nació mi afición hacia el futbol. Lo traigo en la sangre. Era muy aficionado al futbol y desde niño tenía mis metas. Donde ahora es Milenio, antes era cerro y me iba a correr ahí, veía a lo lejos el estadio Corregidora, pensaba en que iba a jugar ahí. Se fueron dando las cosas, nunca jugué en Gallos, como dicen ‘nadie es profeta en su tierra’, pero soy queretano y me siento muy orgulloso”, comentó.
El club Libertad le abrió las puertas por primera vez al mundo del futbol organizado, posteriormente estuvo a punto de debutar en primera división con el equipo Cobras de Querétaro, pero la oportunidad se esfumó cuando el equipo desapareció.
Gallos Blancos le dio la oportunidad en sus ligas inferiores, pero se dio cuenta que no iba a trascender en la segunda división.
Fue entonces que Cruz Azul lo llamó, pero para jugar en la tercera división, aunque en el momento le pareció un retroceso, Agustín tomó la mejor decisión y con 17 años emigró a ‘La Máquina’. Logró destacar en su grupo, consiguieron el récord Guinness con 67 partidos sin perder, fue entonces que su vida dio un giro, pisó por primera vez una cancha de primera división con un equipo grande en la temporada 90-91.
Como dice la frase, “para atrás, ni para agarrar vuelo”, pero en esta ocasión resultó a la inversa, Agustín tuvo que descender para comenzar a disfrutar los mejores años de su vida como futbolista, al estar en Cruz Azul, César Luis Menoti lo llamó a la Selección Nacional, cuando apenas era un jovencito de 19 años.
Jorge Campos, Ramón Ramírez, Nacho Ambriz, Claudio Suárez son algunos de los hombres con quien compartió la camiseta tricolor. Por su edad, también tuvo la oportunidad de participar en la Selección Mexicana Sub 23 que llegó a los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde empataron tres partidos y el equipo quedó eliminado por diferencia de goles.
Una mirada diferente.
Llegó el descenso en su carrera, luego de 9 años de jugar con Cruz Azul. Primero Santos de Torreón, después a Jaguares de Chiapas, regresó a la liga de Ascenso con el Celaya y finalmente, debido a una lesión de ligamento cruzado se retiró de las canchas.
Pero la preparación siguió, estudió para director técnico en la ENDID, hizo un master en Barcelona, lo cual lo llevó a trabajar en las fuerzas básicas de Gallos Blancos, durante su administración salieron talentos como Orbelin Pineda.
Sin embargo, el cambio de dueños del equipo, lo dejó fuera del proyecto y decidió iniciar el propio. Ceforam, Centro de Formación Agustín Morales, que a su vez es una filial del club Pachuca.
“Nuestros chavos vienen con el gusto de aprender y obviamente aspirar a lo más grande. Les buscamos becas deportivas en algunas instituciones. Tenemos categorías desde los cuatro años hasta la cuarta división que es de 19 a 20 años. Nuestros profesores tienen un perfil especial, no se habla con groserías, el fair play es parte de la ideología”, dijo su esposa y directora administrativa, Tania Cárdenas.
Ceforam tiene dos sedes, una está sobre la Avenida 27, en la colonia Lomas de Casa Blanca y la otra en las instalaciones de Lobos Iteca en el Centro Histórico; además realizan actividades en el Parque Querétaro 2000.
Los resultados de su trabajo ya pueden ser apreciados, tienen a siete niños queretanos, salidos de Ceforam en fuerzas básicas de Cruz Azul, Necaxa, y León, uno de ellos es Imanol Rosales, quien está en el Cruz Azul y es seleccionado nacional en la categoría Sub 18, también está Emilio Aguilar quien juega para Pachuca y es seleccionado nacional Sub 15.
“Me gustaría dirigir en primera división, sé que en algún momento se me dará y ahora estoy muy contento trabajando con los niños. Me voy a dedicar a esto hasta que Dios me dé licencia”, expresó.
Su amor incondicional.
Cruz Azul fue su hogar durante muchos años, lo formó como futbolista y como hombre, tuvo tres campeonatos importantes con el club, en la temporada 91 ganó la Copa, luego la Concachampions y pertenece a esa última generación que hizo y que vio campeona a la ‘Máquina’, hecho que le llena de orgullo, pero duele que después de 20 años, siga sin poder levantar un trofeo.
“Son muchos años, de hecho, tengo un hijo de 20 años y cuando nació, quedamos campeones. Teníamos una base de mexicanos muy sólida, estaba José Luis Sixtos, Omar Rodríguez, el Conejo, Palencia, Joaquín Moreno, un servidor; éramos ocho jugadores salidos de las fuerzas básicas, y casi todos seleccionados, eso nos daba la oportunidad de siempre pelear en lo más alto. Ahorita no veo esa hambre”, comentó.
El primer rival de Cruz Azul es una de sus peores pesadillas, los fantasmas que arrastra el club cementero son su mayor cruz. Pero hoy puede ser el momento de romper paradigmas.
“Cuando entras a la liguilla todos tienen las mismas posibilidades, entra mucho la labor del técnico, el cómo motive a su equipo. El América es favorito, pero si somos objetivos solamente hizo tres puntos más que Cruz Azul, veo una serie equilibrada y creo que ‘La Máquina’ puede tener oportunidad. Jémez les ha inyectado otra mentalidad, es explosivo y lo importante que no le pese su pasado”, dijo.
Agustín Morales se mantiene como un hombre sencillo, que prefiere vivir en el presente y siempre fiel a su esencia de ser todo terreno.
“Lo mejor que me ha dejado el futbol es a mi familia, tengo tres hijos, son mi motor. Antes que futbolistas somos personas, sigo en esto porque me gusta mucho. Mantengo mi pasión y siempre vivo en el presente, mi historia ahí está, dejé huella es lo que le digo a mis alumnos, siempre dejen huella”, finalizó.