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La retroexcavadora arranca, para que un grupo de funcionarios dé el banderazo de inicio de las obras de una nueva clínica. La máquina, operada por Miguel Sandoval González, hace con la pala un enorme agujero en el tepetate y todos se toman la foto, menos él, quien apaga su instrumento de trabajo y se retira a un lado.
Los aplausos son para los funcionarios, lideresas de fundaciones y organismos empresariales, todos sonríen con la obra que arranca y que promete beneficiar a miles de ciudadanos.
Los abrazos, las felicitaciones, los saludos, se secundan entre los invitados de honor. Mientras, Miguel se retira. Casi nadie nota su presencia, pero él está ahí, a la distancia, observando, tranquilo.
Miguel, de 29 años de edad, con voz pausada, dice que hace poco más de 10 años se inició en el mundo de la construcción, pero no entró como operador de retroexcavadora. Tuvo que iniciar desde abajo, entró como ayudante y poco a poco fue aprendiendo a manejar la maquinaria, gracias a las enseñanzas de los operadores más veteranos que veían el interés de Miguel por aprender el trabajo.
“Me gustaba cuando miraba a los demás operadores. Me imaginaba que un día iba a estar operando una retroexcavadora. Les pedía permiso para que me prestaran la máquina, les pedía que me explicaran cómo se manejaba y me fueron enseñando”, abunda.
Miguel acomoda la máquina a un costado, buscando que estorbe, la deja esté en un lugar seguro y con algo de sombra. Desciende del aparato. Un compañero suyo lo espera, lo observa a la distancia. Intercambian un par de comentarios, sonríen y vuelven a observar.
El trabajador explica que como operador de maquinaria su sueldo es mayor al de los demás empleados de las obras, por ser una actividad especializada, ya que no todos pueden mover y operar la máquina de manera segura y correcta.
Abunda que pagan más en la maquinaria, aunque depende también de qué aparato se opere, ya sea excavadora, retroexcavadora, rodillo, tractor de oruga, entre las otras máquinas que se usan en las construcciones, por lo que sí vale la pena aprender a usar uno de estos aparatos de color amarillo que suelen verse en todas las edificaciones y obras grandes que se llevan a cabo en el estado.
El experto operador explica que además de la retroexcavadora, sabe manejar el rodillo, máquina con la que se suelen aplanarse las superficies donde se construyen caminos o se asentará una construcción de grandes dimensiones.
Destaca que el funcionamiento de una retroexcavadora, si bien no es igual al de un automóvil, los principios básicos son los mismos, aunque los controles y otros “extras”, como la pala mecánica, o “mano de chango” son distintos y los que representan el “plus” de la maquinaria pesada.
“Para conducirla hacia enfrente es casi igual a como se maneja un vehículo, similar a un carro automático, tiene su palanca para atrás y para dirigirla hacia adelante. Pero para atrás, para la manita, ya es diferente, trae varias palancas, varias funciones”, precisa.
Adelante de la retroexcavadora va ubicado el bote frontal, que también sirve para recoger grandes cantidades de material y cargarlo en los camiones que retiran los excedentes de las obras.
Apunta que el modelo que opera actualmente en esta obra es de los más grandes, el motor es un 4.30. Hay otras máquinas más chicas. Además de traer la leyenda turbo en los costados. En sí, la retroexcavadora que usa Miguel, en este momento, es de tamaño mediano, no es de aquellos aparatos voluminosos de antaño. Sus dimensiones son contenidas, lo que le brinda una mayor operabilidad en espacios urbanos pequeños.
Miguel recuerda que a lo largo de su carrera, de más de 10 años en la construcción, ha estado en obras en San Miguel de Allende, San Juan del Río, Ciudad de México, en dónde sea que contraten a la empresa, de nombre “Terracerías y equipo pesado”, para la cual trabaja como operario, ahí tiene que ir.
Explica que a la empresa para la cual trabaja es buscada por los contratistas dedicados a las obras públicas o privadas, que rentan la maquinaria, junto con sus operadores, por lo que tiene que trasladarse al lugar en donde lo contraten.
En días próximos trabajará en la construcción de la unidad de la Cruz Roja en el municipio de Corregidora, por lo que tendrá que ir y regresar todos los días de San Juan del Río, donde radica, para trabajar en la zona metropolitana de la ciudad de Querétaro. Para ello, el patrón les ayuda con el transporte.
En el trabajo de Miguel no todo es miel sobre hojuelas, como hay arquitectos e ingenieros que son muy tranquilos y se trabaja bien con ellos, hay algunos a quienes no les gusta mucho el trabajo, y piden que se adapten a sus estilos personales, pero para un operario como Miguel, no es complicado.
Casado, padre de dos hijas, una de tres y otra de siete años, le gustaría en un futuro hacerse independiente, comprarse una máquina, pero también quiere seguir aprendiendo, saber usar la excavadora, que es un aparato más grande.
La retroexcavadora no llegó sola a Corregidora. Para trasladarla se necesitó una plataforma en un tractocamión, unidad que es operada por Néstor García Alonso, quien señala que tiene seis años laborando para la misma empresa que Miguel.
Ambos hombres esperan que los invitados y asistentes al evento oficial se retiren para saber si comenzarán a trabajar ese día, pues ya casi son las 2 de la tarde. Poco a poco se marchan las personas, pero quedan ellos. Su trabajo apenas comienza.