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“Fue cosa de segundos. Avance unos 100 metros en la trimoto y no sé… no iba duro, ¿En cuánto tiempo se pueden avanzar 100 metros?, ¿un minuto? Me di cuenta que la trimoto no frenaba. Me colgaba del pedal y quería frenar y no frenaba, no frenaba y no frenaba. Yo pedaleaba y nada…”, recuerda Ricardo, originario de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México.
El día de ese accidente, hace cinco meses, Ricardo recuerda que salió de su casa después del trabajo en una carpintería. Al llegar, uno de los sobrinos le pidió una vuelta en el vehículo y aunque la primera respuesta fue un no contundente, minutos después los dos estaban a bordo de la trimoto, listos para avanzar unas cuadras.
Fueron segundos.
La trimoto nunca frenó y el vehículo se impactó contra un poste. Tras el accidente, Ricardo sufrió la amputación de una de sus piernas. Su sobrino de 24 años resultó ileso.
“De la trimoto nos avisaron que andaba mal de un freno, pero yo soy un poquillo loco y a veces no mido las consecuencias de lo que pueda pasar. En realidad no supe qué pasó. El vehículo se subió a la banqueta y yo quisiera pensar que con la rueda de adelante me estampé y me pie quedó entre el poste y el vehículo”, reflexiona.
Cinco meses después del accidente fue atendido por Crimal, una fundación encargada de rehabilitar a las personas con amputaciones. Ricardo, de 50 años, reconoce que su vida cambió completamente. Los primeros días fueron los más difíciles, recuerda; por la pérdida del equilibrio, acciones como bañarse o vestirse eran impensables en un inicio.
“Es muy difícil, pero con el paso de los días ya puede hacer uno todo. De hacer tus cosas, de un día a otro, le cambia a uno la vida. Después de 50 años de hacer mis cosas normales, de la noche a la mañana ya no podía. Es muy fuerte, es toda mi vida estar de una forma y de la noche a la mañana perder algo”, relata.
“Este tipo de cosas es algo que todos vivimos en algún momento y como sicóloga puedo decir que es de lo que más te baja el ánimo porque pierdes total autonomía. De repente te enfrentas a una situación en las que haces tus cosas —como dice Ricardo— totalmente autónomas y jamás en la vida te esperas ser una persona con discapacidad”, dice Celeste Ramírez, terapeuta de Ricardo y quien también sufrió una amputación de una de sus piernas.
“La gente generalmente piensa que se nace discapacitado. Naces con retraso sicomotor, ‘nació con síndrome de down o autismo’, pero creo que nadie piensa en que tú también podrías ser discapacitado. Ni siquiera te imaginas”, añade.
Después de las primeras semanas de adaptación a su nueva condición de discapacidad, Ricardo comenzó a acudir a Crimal para recibir atención médica, sicológica y fisioterapéutica.
“Una tía le comentó a una amiga que yo había tenido un accidente. Esta persona le dijo a mi tía: ‘Escuché su conversación y yo también sufrí un accidente y tuve una pérdida…’; a raíz de eso, esta persona dijo: ‘Yo puedo ayudar a su familiar’.
La institución está ubicada en la capital queretana en la colonia Hacienda El Jacal. En todo el estado es la única fundación sin fines de lucro que trabaja para atender pacientes con amputaciones derivadas de accidentes o de alguna enfermedad.
“He tenido problemas anteriormente, pero después del accidente, mi vida cambio completamente (…). He oído comentarios de gente que dice: ‘¡Cómo me van a cortar!’, ‘¡Prefiero morirme!’ Y en realidad mi pensamiento jamás fue eso. Mi pensamiento fue: ‘si te van a cortar, que pase lo que pase’”, dice Ricardo, mientras coloca su mano sobre una muleta, apoyada en una de las mesas.
“Llegué a Crimal y es una cosa maravillosa. No tengo palabras para explicar la forma en la que me han atendido”, dice Ricardo. Cuenta que gracias a las terapias fisioterapéuticas está a punto de volver a caminar sin el apoyo de las muletas.
“Hasta el momento toda la gente me ha apoyado. La gente me ve y dice: ‘¡Espérate no hagas esto, yo te ayudó!’, pero yo les digo ‘Tranquilos, puedo hacer yo mis cosas’; si no puedo hacer algo, les diré, pero toda la gente a mi alrededor me quiere dar la mano. He tenido un apoyo muy bueno”.
La rehabilitación en el centro consiste en constantes revisiones del avance médico del paciente, así como una atención sicológica para ayudarlos a adaptarse a la nueva condición de discapacidad, al igual que una terapia fisioterapéutica y la fabricación de una prótesis de acuerdo con las necesidades de cada paciente.