Verónica Álvaro Torres, junto con su niña, Rosalía Verónica, quien cumple 3 años de edad en mayo, pasan mucho tiempo en el Hospital del Niño y la Mujer y el Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ). Verónica, de 41 años de edad, sufre de osteogénesis imperfecta, mejor conocida como “huesitos de cristal”, y en su calidad de madre soltera debe de buscar ingresos haciendo manualidades, para poder ayudar a sus padres, con quienes vive.
Rosalía Verónica ocupa su carriola. Verónica, su madre, ocupa una silla de ruedas. Comenta que acude al nosocomio desde que nació su hija, quien acude a consultas de cardiología, genética, pediatría, oftalmología, odontología y otorrinolaringología.
Señala que la atención médica que reciben es buena, pues desde que estaba embarazada acudió a consultas, pues su gestación era de alto riesgo, y la niña nació en el hospital.
A las consultas, apunta, acudía acompañada de sus padres, pues vive con ellos.
Para trasladarse al hospital toma el servicio de transporte público del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), cuyo servicio califica de bueno, pues no tardan mucho en pasar y están adaptados para personas con discapacidad y adultos mayores.
Narra que su padecimiento se lo detectaron cuando tenía 7 u 8 años de edad. Sin embargo, eso no fue impedimento para ser madre, aunque los doctores le explicaron los riesgos que enfrentaba, tanto para su salud, como el riesgo de que su bebé tuviera la misma enfermedad.
“Estoy viviendo con mis papás, pero me dedico a lo que puedo hacer, manualidades, tejer, bordar”, dice.
Los productos que resultan de su creatividad los vende entre sus amistades, o incluso algunas amigas venden su mercancía en sus empleos, siendo solidarias con ella.
Mientras su mamá charla, Rosalía Verónica la observa y voltea a ver a la cámara fotográfica. “Le gustan las fotos”, dice Verónica mientras ríe y toma de la mano a su pequeña hija.
Subraya que no recibe apoyos oficiales, a pesar de que los ha solicitado. “Me han dicho que no hay presupuesto, pero sí me gustaría que me enfocaran a algún lado”, asevera.
Agrega que pese a su enfermedad, no gasta mucho en fármacos, pues sólo los requiere cuando presenta dolor, y son los medicamentos que por lo regular recetan los doctores, nada especial, a pesar de lo delicado de su enfermedad.
Enfatiza que ser madre es una experiencia satisfactoria. Su rutina se divide en las terapias de Rosalía Verónica en el CRIQ, por las mañanas, para posteriormente trasladarse al Hospital del Niño y la Mujer, para otras consultas, para regresar a su casa en la noche, a descansar del día.
Explica que su hija está en terapia ocupacional y UTN, que son para caminar, pues como presenta problemas por la misma enfermedad de “huesitos de cristal” su desarrollo motriz ha sido más lento.
“Sí camina, pero muy lentamente, a pesar de que ya cumplirá 3 años, por lo mismo de la enfermedad. Pero aquí sigo, tratando de sacarla adelante, porque sé lo que es pasar por toda la enfermedad, y por eso ahora la tengo que sacar a ella. Dios me ha dado la oportunidad de salir adelante y ahora debo de sacarla adelante a ella”, enfatiza.
Agrega que gracias al apoyo de sus padres ha salido adelante. Son personas de la tercera edad y cuando tienen la oportunidad de trabajar lo hacen.
“Mi mamá trabajaba antes pero ahora dice que no es una, que son dos (a quienes tiene que cuidar) y trabaja mi papá, que lo hace cuando encuentra un empleo”, precisa Verónica quien a pesar de las adversidades mantiene el optimismo y ríe de sus propias bromas.