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Casi todos los amigos de Diego se fueron a Estados Unidos hace alrededor de cuatro meses. Lo animaban a irse con ellos, pero a él le da miedo atravesar la sierra caminando. Ha escuchado que quienes se van deben andar largas jornadas, se deshidratan, rozan o en el peor de los casos mueren en el camino.
Diego tiene 15 años y le gustan la música ranchera y el rap. Alfredo Ríos, Alfredo Olivas, Cartel de Santa y Los Inquietos del Norte son algunos de los cantantes que cita, al hablar de sus artistas favoritos.
Iba a la secundaria, pero se salió cuando le faltaban dos meses para completar el primer año de estudio. “Primero me echaba la gorda y luego ya no quise ir; no me llamaba tanto la atención”, dice.
De aquello hace tres años. Desde entonces se ocupa en cuidar los animales de su abuelo. Se despierta, va hasta donde están, y les da de comer; regresa a su casa para la hora de la comida, y más tarde regresa nuevamente con los animales. Un caballo y tres vacas son suyos.
Algunos chicos de su edad permanecen en la comunidad de La Ceja, de donde es originario, pero se ha alejado de ellos porque la gente dice que se dedican a robar gallinas y que se la pasan de “huevones”.
Prefiere no juntarse. Piensa que si se meten a robar lo pueden culpar a él, por andar con ellos. Los otros muchachos con los que se juntaba se fueron todos para Estados Unidos y no tienen para cuándo regresar.
“Me decían que nos fuéramos, que les faltaba nada más uno para completar el viaje. Yo sí tenía ganas, pero mejor no”.
—¿Qué has escuchado de Estados Unidos?
—Dicen que está bonito. Luego sí me quiero ir, pero mejor no. Más adelantito.
—¿Qué es lo que te detiene?
—La sierra. Dicen que está bien cabrón.
—¿Se van caminando?
—Sí. Imagínate, todavía de irse por la sierra, y que se ahogue uno en el río. También por eso lo pienso, y luego dicen que se mueren por los calores. Que se rozan. Ha de estar bien feo. Por eso luego me desanimo.
—¿Cuándo se fueron tus amigos?
—Tiene como cuatro meses.
—¿Todos cruzaron la frontera?
—Sí.
—¿A dónde se van?
—La mayoría está en Texas. Casi todos trabajan en el ostión o en la yard.
—¿Sigues en contacto con ellos?
—Luego mensajeo con unos que conozco. Me dicen que me vaya. Les digo que ahorita no, que más adelantito. Hay unos que sí se van de 14 (años). Yo, para irme, ahorita todavía no.
—¿Planean regresar pronto?
—Dicen unos que no se van a venir hasta dentro de dos o tres años.
—¿Sabes cuánto les cuesta cruzar?
—Dicen que ya con todo, con coyote y ya pagando todo, que son 125 (mil).
—¿Cómo le hacen para pagar?
—Piden prestado por ahí y ya estando allá pagan. Tengo un primo que estuvo allá casi dos años y no hizo nada. Dicen que se vino con un carro que tenía allá, lo vendió, y fue con lo que se vino. Ahorita anda aquí como si no se hubiera ido nunca.
—¿Por qué razón te irías?
—Para empezar a hacer mis casas. Luego venirme y comprar un carro aquí. Seguir yendo un tiempo y luego ya quedarme aquí.
—¿Quedándote aquí no se puede hacer eso?
—Con los trabajos que hay aquí pueque ni en toda mi vida. Es que aquí pagan muy poquito. Dicen que allá hay unos que sacan su semana de 10 mil o 9 mil, y aquí unos 2 mil. A un chalán que le va bien gana unos 2 mil. El maestro (de obra) ha de ganar unos 4 mil 500.
—¿Hay algunos de tu edad que se queden aquí?
—Unos dos que andan robando. Son los únicos que hay aquí, porque unos que conocía también ya se fueron. Nada más han de quedar estos dos, y unos de otro ranchillo.
—¿Hay quienes piensen seguir estudiando?
—Conozco unos 15 y de esos nomás son dos los que pueque sí vayan a ir al Cecyteq (Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de Querétaro).
—¿Has pensado en tramitar una visa?
—Luego como que sí quiero irme con visa, pero pues a ver si no me muero en la sierra cuando me vaya.
—¿Tienes amigos que hayan muerto?
—No, pero dicen que hay unos que llegan bien rozados. Otros espinados. Hay unos que los agarran y tienen que ir sus papás a no sé dónde, porque son menores de edad. A uno de aquí no fueron por él y lo metieron al DIF. Duró como ocho o 15 días para regresar de cuando se fue, y ya no se ha querido ir de nuevo.
—¿Y la gente que se queda?
—Pues nomás irán a trabajar a Querétaro. Es donde encuentran trabajo, y aquí en la milpa. Segar, cosechar y sembrar o de albañil. Es lo único.