Omar Rodríguez Miranda, dedicado al negocio de la publicidad y el diseño gráfico desde hace siete años en Querétaro, señala que no le gusta trabajar para partidos políticos, pues no suelen ser buenos clientes, ya que incumplen con los pagos “y luego hay que perseguirlos”.
Indica que muchos partidos ya no recurren a los negocios como en el que labora porque ese trabajo se lo suelen dar a algún familiar, para ahorrar costos.
El taller de Omar es amplio. Tiene todo lo necesario para hacer su trabajo. Máquinas de impresión, tanto para lonas como para tarjetas de presentación e imanes publicitarios.
Originario de la Ciudad de México, Omar llegó a Querétaro hace siete años, pero ya contaba con 20 años de experiencia en las artes gráficas. Se mudó a la entidad porque tuvo la oportunidad de cambiar de ciudad, “se me dio todo, me ha ido bien”, dice
“Hacemos desde tarjetas de presentación, folders, pulseras para eventos, remisiones para doctores, lonas, viniles”, indica, mientras se recarga en el mostrador donde se aprecia parte de los productos que ha hecho en el pasado.
Apunta que los tiempos electorales no son los mismos de antes para él y sus compañeros, pues los partidos políticos, actualmente, no pagan los trabajos que les encargan, como la elaboración de lonas y otros artículos publicitarios.
“Anteriormente si teníamos mucho trabajo con los partidos políticos, pero hoy en el ramo todos los conocemos que no pagan. Te dejan un adelanto de 40% del trabajo y al último los teníamos que estar correteando dos, tres meses para pagar y a veces hasta un año, ya no nos pagaban. Tuve tres experiencias con los tres partidos más importantes. Hoy no les trabajo si no me dan un anticipo”, abunda.
Recuerda que llegaban los asistentes de los candidatos, o ellos mismos pedían el trabajo, se hacían con el anticipo que daban, se lo llevaban, pedían que se facturara y cuando tenían que cobrar siempre les daban largas, argumentando que no les habían dado el dinero que, en aquel entonces el IFE, no les había depositado.
“A nosotros nos dejaban así, sin ganancias. Fue dinero perdido. Uno de ellos en la Ciudad de México fue Federico Döring. Lo estuve correteando en la Torre Azul. A nosotros nos quedaban a deber, lo estuve persiguiendo mucho tiempo. En el PRI no recuerdo el nombre del candidato, y en el PRD, como fue muy poco lo que les hicimos, salimos tablas”, precisa.
Agrega que en años más recientes, un candidato del PRD en Michoacán tuvo la gentileza de pagar por adelantado todo el trabajo que le encargó, pero son las excepciones entre todos los partidos políticos con quienes ha trabajado.
Su actividad para partidos políticos y sus candidatos no se limitaba sólo a Querétaro, pues gracias a su trabajo lo recomiendan en otras entidades, como Zacatecas, Estado de México y Michoacán.
Rodríguez Miranda precisa que negociar con los partidos políticos siempre será complicado, pues prometen “las perlas de la virgen” y luego lo complicado es que paguen.
“Ellos [los partidos políticos] son los que tienen más presupuesto para la publicidad. En este momento tengo una amiga que es candidata independiente y no le han dado el presupuesto para pagar su publicidad y yo estoy atorado con eso”, precisa.
Recuerda que recientemente platicó con algunos de sus compañeros para saber los precios y cuánto se cobra por el trabajo. Sin embargo, las cosas han cambiado pues muchos de los candidatos ya tienen sus lonas.
“Ellos están poniendo el rollo de lona para no gastar tanto y nosotros sólo les hacemos la impresión [a 18 pesos]. Nos están tirando a matar. Yo al menos con otros compañeros preferimos no trabajar con los partidos políticos".
Algunos candidatos están mandando hacer sus lonas en la Ciudad de México o en el Estado de México, o compran sus rollos de lona y con sus presupuestos compran sus ploters y se lo dan a trabajar a conocidos.
“Ya no es negocio para nosotros porque ponen a un familiar o un conocido y le dan el trabajo a ellos. De 10 candidatos, nueve hacen eso. Antes todavía nos iba bien, nos deban trabajo porque todo era para nosotros. Todos los productos los hacíamos nosotros. Ya en volumen, dos o tres millones de cosas si ganábamos, pero ahora sólo mandan a imprimir gorras, mil playeras, y todo lo demás se lo dan a sus familiares. Le entran al negocio, se compran una máquina y ellos lo hacen”, precisa.
Así, los partidos políticos se quedan con parte del negocio que anteriormente era de los impresores, quienes ahora tienen que lidiar con la competencia de las agrupaciones que por ahorrarse parte de los recursos que les dan las autoridades electorales, recurren a los “amigos y familiares”.
Omar incluso dice que ha sabido de algunos casos donde los mismos negociadores de los partidos “piden su moche” para dar el contrato, y le piden el impresor 10% del costo total del trabajo.