A un día de la entrada en vigor del Escenario C, ante el aumento de casos de Covid-19 en la entidad, mercados, tianguis y centros comerciales lucieron llenos el domingo. Los queretanos, incrédulos o previsores, salieron en familia el fin de semana previo a la Navidad y a la restricción de ciertas actividades.
El mercado de La Cruz, con su tianguis navideño y el de fin de semana, es uno de los más visitados en estas fechas. El primer obstáculo para llegar son las vialidades que rodean ese lugar de abasto. Las filas de autos son abundantes. Los estacionamientos están abarrotados. Una decena de franeleros, con cubrebocas mal colocados, ofrecen los pocos lugares que hay en las calles.
La gente llega al mercado y al tianguis en familia. Son pocos quienes llegan solos a comprar. Es domingo y es un buen día, piensan, para salir en familia.
Los comerciantes están de plácemes. Entre mayor cantidad de clientes, mayores serán sus ganancias. Gel antibacterial, exhortos a usar el cubrebocas y mantener la sana distancia, son las instrucciones para los visitantes del tianguis. Sin embargo, en los pasillos del mismo, la sana distancia es una simple recomendación que no se puede cumplir.
Los clientes, en tanto, no aportan mucho de su parte. La mayoría llegan sin cubrebocas y sólo se lo colocan cuando van a entrar a los puestos. Otros, sin temor aparente al SARS CoV-2 compran bebidas y alimentos que consumen mientras van entre puestos.
Una joven, de unos 25 años, camina viendo los diferentes productos mientras come frituras. Chupa la salsa de sus dedos, mismos con los cuales tomó el cambio del vendedor.
Otro hombre, de unos 40 años, toma su agua de frutas, mientras camina entre las personas. El cubrebocas lo lleva en la barba.
Las mercancías son variadas. Ropa, juguetes, zapatos, perfumes. Hay de todo un poco en el tianguis del estacionamiento de La Cruz. Ese surtido atrae a personas de todos los lugares de Querétaro, que acuden casi de manera devota a comprar.
Sin embargo, los tiempos no son los mejores. “Tenemos que salir a trabajar. No podemos estar en la casa. Nos quedamos sin comida y sin dinero”, dice un comerciante, un tanto molesto por la pregunta. “Hay gente que tiene un sueldo fijo. Nosotros vendemos hoy y comemos hoy. Sí, da miedo, pero ni modo”, agrega mientras ofrece sus mercancías a los clientes que caminan despacio, rozando los hombros con otras personas, a menos de medio metro de otros.
Para entrar al mercado hay que pasar primero los filtros sanitarios y por unos cuantos accesos, donde se toma la temperatura y se ofrece gel antibacterial a los clientes, tratando que pase sólo uno por familia, a pesar de que la mayoría van acompañados.
Llama la atención una familia, integrada por papá, mamá, y tres hijos, uno de ellos en carriola, que acude a hacer sus compras. La carriola obstruye el paso de muchas personas, que tratan de hacerse a un costado, rompiendo, de nueva cuenta, la sana distancia.
El anuncio de la entrada en vigor del Escenario C en Querétaro, este lunes, propicia que los visitantes salgan a hacer sus compras, “por si las dudas”. En otros puntos de la capital, como El Tepe, las cosas no son distintas. La gente acude en masa a hacer sus compras de Navidad. Ingresar al tradicional barrio se vuelve complicado. Aunque no hay muchos puestos y los que hay guardan distancia entre ellos, la gente se aglomera, se juntan cuando algún vehículo pasa por las angostas calles rumbo al mercado.
La visita al sitio es un paseo dominical para las familias. Lo era antes de la pandemia y lo sigue siendo. La mayoría de las personas acuden sin mayores preocupaciones. Caminan de manera tranquila, observan mercancías, preguntan precios y camina.
Por otro lado, en los centros comerciales también se concentran compradores, aunque no en el número que se ve en los tianguis. En uno ubicado en el anillo vial Fray Junípero Serra la fila de autos para entrar obedece a la velocidad con la que los vigilantes toman la temperatura a los conductores de los automotores, pero no a los acompañantes.
Dentro de la plaza comercial las personas tienen que esperar a sus familiares. Las medidas se vuelven más estrictas en estos lugares, pues corren el riesgo de ser suspendidos en sus actividades.
Los bancos y sus cajeros están vacíos, pero las tiendas están llenas. Los vigilantes son más estrictos. No permiten pasar a más que una persona. Vuelven a tomar la temperatura y ofrecen gel antibacterial a clientes.
Tanto en tianguis como en centros comerciales los queretanos se preparan para la Navidad, aunque tenga que ser, en teoría, a distancia, sin reuniones masivas y sin grandes celebraciones.