La calle de París, en la colonia Sauces, ubicada en la capital queretana, amanece anegada. Los charcos de esa y otras calles son provocados por las aguas negras que brotan por las coladeras y que, irremediablemente, los habitantes de la colonia deben de cruzar para llegar a sus domicilios, ir al mercado o abrir sus negocios.
A pesar de que la última lluvia ocurrió 12 horas atrás, por las coladeras brotan las aguas malolientes y de color verdoso del drenaje, insuficiente para desfogarlas de la colonia, por lo que ante la cantidad de aguas residuales, las únicas salidas son las coladeras y los registros dentro de los domicilios.
El olor a huevo podrido, causado por el sulfuro de hidrógeno y que en altas concentraciones puede ser tóxico, se mezcla con el de las deposiciones del mismo drenaje, creando una atmósfera nauseabunda que causa irritación de garganta y de ojos, así como dolor de cabeza.
Claudio Martínez tiene un taller de bicicletas aquí. Señala que siempre se inunda la colonia y nadie ha podido solucionar el problema del drenaje, que se presenta cada vez que llueve.
Habitante de la colonia Sauces desde hace más de 26 años lamenta que los charcos que se registran en la calle de París son de las mismas aguas negras. “Se sale el agua de las coladeras y huele muy feo. Son aguas negras. Las autoridades dicen que andan arreglando, pero nunca arreglan nada”, abunda.
Señala que siempre en temporada de lluvias se presenta esta situación. Ha habido años que las casas se han inundado, pues sube el nivel del agua porque no hay drenaje bueno, entonces en las coladeras de las mismas casas comienzan a salir las aguas negras. No se mete de la calle. Las aguas brotan de los mismos domicilios.
Un comerciante que se coloca en la vía pública en la esquina de París y Londres dice las coladeras que fueron colocadas quedaron mal instaladas, pues no están donde se concentra el agua, además de quedar más altas. Dice que apenas días atrás las lluvias fueron tan intensas que colapsaron el drenaje, alcanzando 30 centímetros.
Paulino Camacho permanece en la puerta de su negocio de objetos antiguos y de segunda mano. Frente al local, en medio de la calle, una coladera expulsa aguas residuales de un color verde oscuro y un olor penetrante a caño. Paulino colocó una llanta y una franela roja, a manera de advertencia para los automovilistas de que ahí hay una coladera.
“Aquí siempre que llueve se inunda, todos los años y siempre es con aguas negras. Yo tengo aquí más de 30 años. Afecta el negocio. Ahorita no se acostumbra uno al olor, está muy feo y es un foco de infección. Yo ya no huelo, pero la gente me dice que si no huelo las aguas, pero ya me acostumbré. Eso es un foco de infección, principalmente para los niños”, dice.
En la intersección de las calles de París, Dublín y Camino a San Pedro Mártir la situación es más apremiante. Una coladera abierta es señalada por un trafitambo. Parte de la calle está cerrada por una obra inconclusa. La parte transitable de la calle está encharcada y tiene un bache, además de una coladera que deja salir aguas verdosas.
Justo en la esquina, dos comercios de alimentos ofrecen sus productos a los transeúntes, aunque no hay muchos clientes.
Gabriel Aguillón, vecino de la zona, indica que este problema debe ser generalizado en la ciudad de Querétaro por la cantidad de habitantes que ya hay en la capital. A veces, indica, solicita el apoyo de las autoridades, pero piensa que hasta la gente que trabaja en esas instancias no acude por lo grande que es el problema, pues esta ocasión es una calle, pero a veces es toda la colonia la que padece el regreso de aguas.
Asevera que en varias calles de la colonia hay trabajos en el drenaje, por lo que piensa que todo este problema, al menos en estos días, pudiera ser por esos trabajos.
Mientras, tanto en avenida Témpano, que luego cambia a avenida Revolución, una empresa trabaja en la instalación de tuberías para el drenaje de Sauces, obras que está por concluirse y que luego sólo bastaría conectar el drenaje de la colonia, para darle salida a esas aguas residuales.