Desde hace casi cinco años, el albergue para migrantes Santo Toribio Romo, en la Colonia Peñuelas, recibe a miles de viajeros nacionales y extranjeros, que buscan el llamado sueño americano, como Domingo, guerrerense que dejó a su familia con el objetivo de poder llegar a Laredo, Texas donde espera mejorar su condición económica.
“Encontrar estas casas de apoyo para migrantes es como encontrar un oasis, donde podemos darnos un baño, descansar, lavar nuestra ropa, comer algo, esto nos ayuda a recargar nuestras energías”, comenta.
Después de varios días de recorrer el país, Domingo llegó a Querétaro, y por referencia de otros migrantes buscó dicho albergue. Al llegar a la pequeña oficina del refugio, realizó un registro antes de ingresar, ahí especificó su edad, lugar de nacimiento, motivos por los que busca ingresar al albergue y por cuánto tiempo.
También le toman una fotografía y le piden que firme un breve reglamento para lograr una sana convivencia dentro de la casa, como por ejemplo, apoyar en las labores de limpieza, dirigirse con respeto a los demás, entre otras situaciones. En este espacio también puede realizar una llamada para ponerse en contacto con su familia.
Una vez que el registro terminó, el migrante guerrerense puede ingresar al albergue, toma su pequeña mochila y pasa a los dormitorios, antes de descansar se da un baño y posteriormente, Sergio, quien se encarga de administrar la cocina del albergue, le prepara algo de desayunar. Son las 10:30 de la mañana, esos huevos con jamón le saben a gloria, Domingo también degusta un rico café de olla y una pieza de pan dulce; luego de desayunar lava sus platos y ahora sí, se recuesta en una de las literas para dormir un poco.
“Las cocinas son los lugares más felices en una casa, por ejemplo en estos lugares donde reciben a varios migrantes como yo, es un momento para platicar nuestras historias, convivimos, todos son muy platicones y nos reímos mucho, nos gusta compartir la mesa con las personas que viven situaciones iguales a las de nosotros.
“Yo voy empezando mi camino como migrante, salí de mi casa hace unos días, pasé Navidad y Año Nuevo lejos de mi familia y aunque es el comienzo, ha sido muy duro. Mi sueño es llegar a Laredo y tener mejores oportunidades de trabajo”, comenta el guerrerense.
El padre Aristeo Olvera Maqueda soñó desde hace varios años con tener un espacio en donde los migrantes puedan recibir ayuda, descansar y seguir con su camino. Hoy, gracias a los donativos de empresas, escuelas y sociedad organizada, ese proyecto es una realidad.
El Albergue Santo Toribio Romo, patrono de los migrantes, cuenta con dos dormitorios, uno para hombres y otro para mujeres, según el número de literas y colchonetas, pueden albergarse un total de 60 personas; sin embargo, a veces las familias son separadas al momento de dormir.
El lugar cuenta con áreas comunes o de esparcimiento, donde se puede practicar algún deporte o realizar actividades recreativas, por ejemplo realizar alguna comida comunitaria o ver una película a través de un proyector.
Los migrantes que llegan al albergue pueden disponer de un par de lavadoras para tener su ropa limpia e incluso pueden llevarse la ropa de cama que les proporcionan en el albergue, si así lo quieren.
Una vez en el albergue, los migrantes desayunan, comen y cenan, gracias a los alimentos que donan los ciudadanos, también reciben toda el agua natural que necesiten. Cuando están listos para seguir su camino, el personal del albergue les prepara un pequeño morral con comida como atún, agua, alguna pieza de pan y fruta.
El padre Aristeo Olvera estima que durante 2019 el albergue recibió entre 5 mil y 6 mil migrantes, asegura que en este lugar la labor humanitaria nunca termina.
“Este albergue está abierto los 365 días del año, siempre recibimos a las personas que lo necesitan, principalmente recibimos a migrantes de Honduras y Guatemala, aunque también llegan aquí varios migrantes mexicanos, que fueron deportados y van de regreso a su casa o que apenas van a intentar cruzar la frontera.
“Es muy importante que la gente conozca el albergue, que sepa todo lo que se necesita y también lo mucho que ayudamos a los migrantes, lo ideal es que se acerquen y conozcan la realidad que estas personas enfrentan día a día”, señala.
Cobijas, ropa en buen estado, productos no perecederos como aquellos de higiene personal y también productos de la canasta básica son sólo algunos aspectos que podrían donarse al Albergue para Migrantes Santo Toribio Romo; sin embargo, Aristeo señala que las formas de ayudar son muchas, como por ejemplo realizando trabajo de voluntariado.
“Aquí siempre necesitamos comida, siempre necesitamos ropa para adultos y para niños, necesitamos también zapatos, todo ayuda. Sólo les pedimos ser considerados y no donar ropa que esté en malas condiciones, porque algunos creen que somos el basurero y que pueden traer ropa rota o podrida, deben ser prendas en buenas condiciones, por supuesto que no tienen que ser nuevas.
“La comida siempre es bienvenida, en la cocina aprovechamos todo al máximo y cocinamos de acuerdo a lo que tenemos en nuestra despensa realizamos los alimentos”, expresa el sacerdote.