Las calles del centro de Amazcala, en el municipio de El Marqués, lucen polvorosas. Los montones de costales frente a las puertas de las casas son testimonio de las inundaciones que se registraron desde el pasado fin de semana y que causaron estragos en el patrimonio y vida de los habitantes de esta comunidad.
El camino a Amazcala, por la carretera 200 aún muestra las señales de las inundaciones. En una parte, la vialidad está cerrada a la circulación, debido a que el agua permanece estancada. Una distribuidora de gas, junto con unos campos deportivos, las canchas Barrientos y el campo de futbol americano Big Bears, están bajo medio metro de agua, casi a la altura del cruce de la carretera 210.
Ya en la carretera 500, quedan pocas huellas de las inundaciones. Unos charcos de dimensiones pequeñas a lo largo del camino.
Al entrar a Amazcala, una cuadrilla de empleados municipales trabaja en la construcción de un puente que comunica a la hacienda de esta demarcación con el templo contiguo. Levantan muros alrededor del río que cruza la localidad. La corriente es intensa. En sus riberas las piezas de cantera que sirven para construir los muros fueron arrastrados. Una parte de la barda perimetral del templo de San Alfonso fue destruida por la corriente del agua. Un poste frente al templo luce semihundido en la corriente.
En el tianguis, del centro de la comunidad, hay apenas unos cuantos puestos de artículos para el hogar y de comida.
En una tienda, a unos metros del río, Juana Rendón Paulín atiende el negocio. La mujer dice que el agua subió a niveles muy altos, desde el domingo por la mañana, alrededor de las 5:00 horas.
Los muros del negocio de Juana muestran aún humedad, alcanza los 40 centímetros desde el suelo. La entrada de la tienda está arriba del nivel suelo.
“Ya hasta la tarde [del domingo] fue bajando. De hecho, les pedíamos [a las autoridades] más costalera, pero no nos hicieron caso. Nos dijeron que nosotros los fuéramos a llenar y acarrearlos”, asegura.
Juana recuerda una inundación hace siete años, aproximadamente. En esa ocasión, dice, se echaron a perder todos sus muebles. No recibieron ningún tipo de apoyo. En otra inundación, comenta, tenía una lona del exalcalde Mario Calzada, y pasó el edil Enrique Vega, a quien le pidió ayuda para limpiar su cisterna, pero no tuvo una respuesta positiva.
Asegura que desde entonces no ha recibido apoyo por parte de las autoridades del municipio. Desconoce los motivos por los cuales no recibe apoyo, al igual que sus vecinos.
Dice que el martes acudieron el gobernador y el alcalde a Amazcala y la visitaron en la tienda, donde les explicó que había perdido algunos muebles y despensa. Ofrecieron ayuda, que está en espera de recibir.
Mientras, la vida de la comunidad debe seguir. A la tienda de Juana llega un camioneta blanca que reparte pan. Deja una charola y se lleva la del día previo.
La mujer se resigna ante la situación. En esta ocasión no le fue tan mal a ella y su familia.
Algunos habitantes de Amazcala se acercan al río. Una mujer, con su hijo, llega hasta la barda que limita el cauce. El menor se levanta un poco para ver el agua correr con fuerza.
Dentro del templo, un grupo de albañiles trabajan en algunas remodelaciones a las instalaciones, pero no en el boquete que hizo el agua.
Una mujer se prepara para vender comida a un costado del río. Coloca mesas blancas y un anafre. Le ayudan dos personas más a instalarse.
Afuera de la tienda los costales permanecen en su lugar, en espera de la próxima lluvia, pues Juana agrega que les han dicho que éstas seguirán.
Mientras, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) difundió información sobre las presas de El Marqués y el porcentaje de llenado que tienen a la fecha. De acuerdo a la dependencia, la presa Jesús María está al 113.3% de su capacidad; la Pirules, al 104.%, y El Carmen, al 100.4%.
La contingencia por las lluvias en El Marqués y otros municipios queretanos está lejos de terminar. Los pronósticos de la Conagua estiman que seguirán las lluvias.
Juana agacha la mirada. “Estaba bien el lodazal aquí, en la iglesia era peor el agua”, dice la mujer quien confía en recibir ayuda de las autoridades.