Roberto Carlos vivió parte de su infancia en Tlamacazapa, localidad ubicada en Taxco, Guerrero. Una de las características de ese lugar son sus artesanos que trabajan la palma. El joven de 23 años, ahora radica en Querétaro, pero que aún a la distancia sigue conectado por sus raíces.
Las pocas posibilidades de encontrar un empleo, la violencia e inseguridad que en los últimos años han caracterizado a su estado y la motivación de encontrar un sustento, son el cúmulo de motivos por los que Roberto y su familia dejaron Tlamacazapa y migraron.
“Eso es lo que nos trae para acá: el trabajo. Como allá no hay mucho progreso, necesitamos buscar otros lugares, también está un poquito dura la delincuencia allá en Guerrero, también por eso uno prefiere despejarse de allá y conocer varios lugares”, relata el joven.
Entre los 10 y 12 años de edad —recuerda— dejó la escuela, concluyó la primaria. Desde entonces comenzó la andanza, en busca de mejores condiciones de vida.
“Por falta de economía, del dinero, eso es lo que nos orilló a venir y dejar un poco la escuela, allá no hay mucho ingreso (…) En seguridad está un poco difícil, no puedes salir tanto, a menos que sea en el pueblo porque si sales a otros pueblos ya está más peligroso, por eso preferimos venirnos para acá e ir a la casa de vez en cuando”, explica al recordar los motivos de su partida.
Aunque reside en la entidad, junto con su familia, viaja constantemente a otras ciudades, otros estados donde busca la oportunidad de promover sus artesanías, pero prefiere establecerse en Querétaro, pues es donde ha crecido y donde ahora está su familia.
“Acá en Querétaro estoy desde chavito, es donde crecí, vine con mi familia, ya tengo mi esposa y una niña que apenas en diciembre cumple un año”, comenta mientras busca mejores formas de acomodar sus productos y hacerlos aún más visibles.
Coronas de adviento, artículos de ornamenta y esferas, hechos a base de hojas de maíz y de palma, son algunos de las artesanías que Roberto realiza y vende en las calles del Centro Histórico de Querétaro.
Los productos cambian de acuerdo con las temporadas. Y en vísperas de las fiestas decembrinas sus brazos sirven como exhibidores de adornos navideños.
Al hablar de sus productos refiere que todos son realizados en Tlamacazapa. Confiesa que por ciertos periodos regresa a su estado natal, es más fácil encontrar los materiales allá; una vez elaborados, a mano, regresa a Querétaro para comercializarlos.
Orgulloso de su artesanía, de su origen, Roberto enfatiza que lo que vende no se encontrará en los aparadores, el detalle de cada una de sus piezas sólo surge de la dedicación y el empeño para tejerlas, de la destreza de los artesanos.
Los precios de su trabajo, comenta, son económicos, lejos del valor de una artesanía que les ha dado sustento, tanto a él como a su familia.
“Nosotros la traemos a vender acá, nuestra artesanía, porque allá no hay mucho ingreso, entonces es para generar un poco e ir a la casa y con la familia. Ahorita vendemos las cositas de Navidad, que vienen siendo las coronas de adviento y adornitos para la casa, para el árbol y todo eso. Son de pura palmita, también las coronas están hechas de hojas de maíz, es pura artesanía, en las tiendas no las encuentras, estas las traigo del estado de Guerrero, nosotros mismos las trabajamos”, destaca.
La particularidad y el detalle de cada pieza hacen que los transeúntes se detengan, las observen y pregunten sus precios. Esta acción, inmediatamente tiene como respuesta que Roberto dé una exposición más cercana y un listado de las bondades de la artesanía.
Mientras extiende sus brazos, que sirven como exhibidor, el artesano habla de sus motivaciones: su familia y la constante búsqueda de mejores condiciones de vida.
“La motivación es la familia, para darles una mejor vida, para seguir adelante y que no nos falte el pan de cada día, esa es la motivación y primero Dios que nos vaya bien”, comenta.
Tras hablar de sus estímulos, Roberto Carlos continúa su camino por las calles del centro de la capital, por las plazas, para vender sus adornos.
Por momentos, espera en el exterior de una tienda de amenidades, confiando en el valor de sus artesanías frente a los artículos manufacturados que hay en los aparadores. Ese es su lugar preferido para vender.
Querétaro es una de las entidades con mayor saldo neto migratorio del país, es decir, que recibe a más personas procedentes de otras entidades.
De 2015 a 2020, Quintana Roo, Baja California Sur y Querétaro recibieron a 30% de las personas que cambiaron de entidad de residencia.
En contraparte, las entidades que registraron mayor migración son Veracruz, Tabasco y Guerrero, informa el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en un comparativo.
En el país, algunas de las principales causas por las que migran las personas son: reunirse con la familia (36.5 %), buscar trabajo (16.4 %) y cambio u oferta de trabajo (12.4 %), detalla el Inegi.