Querétaro, Qro.-
Flor y Gustavo son parte de la población de alto riesgo por la pandemia de Covid-19. Ella es hipertensa; él, diabético. Ambos viven la cuarentena y estos días de manera difícil. Los cuidados se deben de extremar, aunque el miedo está presente en ambos.
Ambos hablan desde sus domicilios, desde sus cuarentenas, desde sus temores.
Flor explica que desde hace 10 años padece de hipertensión. Fue diagnosticada a los 30 con este padecimiento. Desde hace mes y medio no sale de su casa, no recibe visitas, hace home office. Su esposo y sus dos hijos adolescentes, comparten la casa.
Apunta que toma dos veces al día un medicamento para controlar su presión arterial, además de que no come cosas saladas, para evitar que se descontrole su presión y hace ejercicio, pues debe de conservar su peso.
Pero durante estos días no ha tenido la actividad que solía tener en su trabajo, en una agencia de relaciones públicas.
De las compras se encarga su esposo, además de que hacen pedidos en línea que son llevados hasta su domicilio por un repartidor. Cuando el pedido llega es inmediatamente desinfectado. Nada entra hasta que está sanitizado por completo.
“No sé si sea verdad, pero creo que mejor lo desinfectamos. Dicen que el virus vive más de tres días en las superficies”, apunta.
El único día que Flor sale es el viernes por la tarde cuando acude su consulta con un nutriólogo, el cual le da consejos de alimentación, para controlar su peso. “La última consulta con el nutriólogo me dijo que mi presión está mejor, pero sigue alta”, apunta.
Dice que siente miedo de enfermar, porque ha visto en las noticias que si tienen que decidir a quién le ponen un respirador, se lo van a poner a alguien más joven y sin enfermedades y no van a ponérselo a las personas que están enfermas.
Agrega que además hace 40 minutos de ejercicio al día, pues el estrés causa que la presión se eleve. Algo que no quiere que pase.
“El estrés sube la presión y se vuelve como un círculo vicioso, porque si sube la presión, me comienza a doler la cabeza y empiezo a pensar en un montón de cosas que me pueden estar haciendo daño. Entonces tengo que recurrir a la meditación para que me relaje, porque no puedo medicarme más de lo que me recetaron”, abunda.
A quienes aún andan en la calle, como si nada estuviera pasando, Flor les dice que están en su derecho de jugarse la vida, “el problema es que cuando regresen a sus casas pueden contagiar a sus familiares, a sus vecinos, sus compañeros de trabajo”.
Gustavo, por su parte, dice que padece diabetes desde hace 28 años. Sentirse estresado y con miedo ya es algo habitual. Al igual que Flor, es parte de ese sector de la población que está en mayor riesgo por el Covid-19.
“Aparte de las complicaciones que nos provoca la diabetes, como que tienes que cuidar tu alimentación. En este caso yo tengo que inyectarme insulina, en la mañana y en la noche. No debo excederme en mi alimentación.
Ahora, con esta pandemia, debo de estar encerrado, tener más cuidados, ser más estricto en la aplicación de mi insulina. En mi caso sólo soy diabético, no soy hipertenso, pero sí debo de tener mucho cuidado con las medidas de higiene, los cuidados, con la alimentación, con toda esa serie de circunstancias que conlleva la diabetes”, explica.
Gustavo, por su trabajo, debe de pasar cierto tiempo en la calle, aunque es estos momentos, por la misma contingencia, muchas de las empresas que piden sus servicios, como asesor de imagen, no lo requieren.
“En donde trabajo tenemos un poco menos de trabajo, pero sí tengo que asistir (ahorita estoy en el trabajo) pero con las medidas de cuidado. Uso cubrebocas. Normalmente uso lentes, porque ves que hay que tener cuidado con ojos, nariz y boca”, asegura.
“Para ir al súper o al mercado tratamos de ir sólo una vez a la semana e ir con una lista con lo necesario”, explica.
En el caso de algunas otras actividades que tiene se han pospuesto y no se han podido hacer. Su economía también se ha visto afectada, además de que en su trabajo no están ganando el salario completo por la contingencia, por lo que no es el mismo recurso que recibe en una quincena normal. Él y su pareja deben de hacer algunos sacrificios y comprar sólo lo necesario. No compran cosas innecesarias. Gasolina al coche, comida, es lo básico.
Gustavo explica que cuando comenzó a escuchar las noticias sintió miedo, aunque señala que lo se siente desde que le dicen a las personas que son diabéticas.
De por sí, dice, tener diabetes ya es estresante por todas las enfermedades que se le pueden desarrollar. En su caso, hay que tener más cuidados y no salir en la medida de lo posible, para no exponerse a un contagio.
Sin embargo, debe de salir a trabajar. Extrema las medidas de sanidad. A partir de la pandemia, trae en en su coche gel sanitizante y cubrebocas. De manera constante se lava las manos, no se toca la cara cuando está en la calle.
“Sólo con esas medidas y extremar al máximo la seguridad, evitar el contacto al máximo con otras personas”, destaca.
Cita Hugo López Gatell, subsecretario de Salud: ¡Quédense en casa! Dice que entiende que hay muchas personas que tienen que trabajar y llevar el sustento a su casa, pero que, cuando salgan, lo hagan con las medidas de seguridad y sanidad necesarias.