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Déborah Oliveros Braniff, investigadora de la Unidad Académica del Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Juriquilla, considera que al país le hacen faltan más matemáticas y que la gente se entere más de su existencia, porque el matemático tiene el potencial de resolver problemas.
“En países desarrollados, como Alemania, como Estados Unidos, un muchacho recién egresado de la carrera de matemáticas encuentra trabajo muy fácilmente, porque la iniciativa privada se interesa mucho en gente que pueda resolver problemas, aunque no sepan del tema, son gente que sabe encontrar el argumento para resolver problemas, básicamente. En México, en la iniciativa privada, no saben que podemos hacer eso. Además, si tuviéramos más matemáticos podríamos fortalecer muchas áreas que en México se requieren”, puntualiza.
Afirma que mucha gente tiene la idea errónea de que los matemáticos son muy buenos haciendo cuentas, eso no es cierto necesariamente, porque en realidad para lo que son buenos es para pensar, para entender los problemas de la vida, habrá problemas difíciles, pero hacer cuentas no es lo que hace un matemático.
La especialista en geometría discreta y computacional, así como en la convexidad indica que las matemáticas tienen muchas ramas, por lo cual para estudiarlas se deben tener bases fuertes en álgebra, geometría analítica, cálculo, matemática discreta, análisis, números complejos, entre otras áreas.
“Un estudiante empieza aprendiendo poco a poco todas esas bases, pero lo que más nos importa aprender en el transcurso es demostrar cosas. Nosotros debemos de tener ideas claras para poder ir resolviendo problemas y que todos los argumentos que vayamos teniendo en el inter sean completamente irrefutables, eso es una demostración, que uno, mediante argumentos lógicos, convencer que lo que se está diciendo es cierto”, subraya.
Enfatiza que la parte más importante de la carrera de matemáticas es aprender a formalizar lo que uno dice y a demostrarlo, aprender a demostrar es lo importantes y es lo que deben aprender. Luego, ya toman una especialización.
Confiesa que siendo muy visual y con el gusto por las formas geométricas, se inclinó por esta rama de las matemáticas, además, dice, “tengo una, no sé si es discapacidad, porque creo que al mismo tiempo me ha servido mucho, soy disléxica, y eso me ha permitido mucho jugar con la geometría muy fácil.
“A mí se me facilita mucho todo lo que tiene que ver con formas. Puedo saber moldear, voltear objetos en mi imaginación bastante fácil. Por eso la geometría es lo que se me hace más fácil”, precisa.
Comparte que su historia no es como la de otros colegas, pues nunca pensó en ser matemática, quería ser veterinaria. Recuerda que estudió en un Colegio de Ciencias y Humanidades en el estado de Morelos, que sólo acudían los fines de semana a darles clases en Tlayacapa. Dice que su formación si bien no fue mala, no era la más completa, por lo que pensó que no sería aceptada para estudiar veterinaria, al ser una carrera muy demandada en todas las universidades.
Ante esta situación, decidió meterse a una carrera poco solicitada, que en su caso fue matemáticas, y aunque no le disgustaban, tampoco le encantaban. La aceptaron en la carrera, y el primer semestre fue terrible, porque no entendía nada, reprobando prácticamente todas las materias, excepto geometría. Por las materias reprobadas no se podía cambiar de carrera.
Para cuando aprobó todas las materias, las matemáticas la habían conquistado, por lo que ya no cambió de carrera. “Todas las áreas del conocimiento son hermosas cuando uno se da la oportunidad. Con ganas de enamorarte, te enamoras”.
Indica que cree que todos los seres humanos son curiosos por naturaleza y les gusta averiguar cosas, como los niños cuando observan algo, pero no les gusta no entender las cosas. No es, afirma, que no le gusten las matemáticas a la gente, sino que no les gusta no entender, el meollo es encontrar la manera, tanto la persona que está aprendiendo, como quien la está enseñando el método para enseñar.
“La dificultad con las matemáticas es que no es nada entretenido estar viendo a alguien pensar, requiere mucho esfuerzo. Es como tener un abdomen cuadriculado no es de un día para otro. Hay que hacer muchos abdominales para tener un abdomen fuerte. Es lo mismo, el problema con las matemáticas es que requiere que uno haga un esfuerzo para entenderlas… Creo que todos tenemos capacidades para entender las cosas de alguna manera, pero hay que encontrar la manera de enseñarlas”.
Otras de las cosas que la gente cree de los matemáticos es que resuelven o encuentran triángulos muy raros, pero no es así. También piensan que son muy “cerebritos”, pero no es cierto del todo. Naturalmente, agrega, si se trabaja con el pensamiento se entrena el cerebro, “pero somos cualquier ser humano: pensamos, tenemos dificultades, somos muy distraídos, estamos metidos en nuestras ideas y somos distraídos, pero no todos, algunos de nosotros sí”.
Dice que el pizarrón es una parte importante de su trabajo, pero también la discusión con sus colegas es una parte esencial, para llegar a conclusiones del trabajo propio o de otros, y sobre todo llegar a la verdad.