“La vida debe de continuar. Nada más que pase esto, va a llegar el trabajo, porque trabajo siempre ha habido”, dice José Merced Vega, don Meche, como lo conocen en La Cañada, uno de los artesanos canteros que han visto afectado su trabajo por la pandemia de Covid-19.
Dependientes del sector de la construcción, estos artesanos viven momentos de crisis ante la disminución en los pedidos.
Recuerda que desde 1990 los canteros de La Cañada no pasaban por una crisis económica como la la actual.
Los talleres de los canteros marquesinos permanecen, en su maypría, cerrados. Los que se ubican a pie de la carretera 200 lucen vacíos. Los hombres dando forma a las piedras de cantera están ausentes en estos días de emergencia sanitaria global.
El ruido de los marros golpeando las piedras, dando forma a las mismas, una imagen tradicional del municipio de El Marqués, tendrá que esperar para nuevos tiempos, cuando la emergencia sanitaria haya pasado.
Don Meche, dedicado toda su vida a la cantera, dice que desde los noventa no pasaba algo similar en el municipio. El trabajo ha disminuido mucho porque no hay obras. "En los noventa fue cuando se escaseó todo; yo tuve que migrar. Como también me dedico a la escultura, tuve que migrar a México, había trabajo allá”, platica.
“Ahorita no nos han comprado; ahí está el material que tenemos. Yo me he estado manteniendo porque me llegan otros trabajitos extras, con unos ingenieros (y) arquitectos que se dedican al puro adoquín, y sí, se las ven negras", apunta el artesano.
Narra que se dedica a la cantera desde los 12 años. Actualmente está a punto de cumplir los 60.
En su taller, a don José Merced lo acompañan dos cachorros. Uno de ellos no deja de ladrar a los desconocidos.
La vista desde el taller, ubicado a un costado de la carretera 200, permite ver el inicio de La Cañada. Los montes lucen verdes por las recientes lluvias y, salvo el ruido del motor de un coche que pasa por la vía, todo está en silencio.
El artesano comenta que las ventas, en su caso, disminuyeron 60% en esta emergencia sanitaria que afecta al país y al mundo.
Narra que trabajaba con algunos hoteles, donde siempre le compraban material, pero en estos momentos están cerrados y las remodelaciones o trabajos en los mismos se suspendieron.
“Ahí metía cantera. Antes me estuvieron manteniendo como cuatro, cinco años, de a poquito, pero continuamente. Ahora ya no. Recientemente había metido unas facturas y apenas hace como 15 días me las pagaron. Tenía un buen rato que les habían parado.
“Estaban cerrados, ahorita me hablaron para decirme que ya abrieron. Hay mucha chamba pero no pueden hacer nada porque el hotel lo abrieron sólo al 10%. No pueden meter dinero extra, hacer obras. No hay entradas de dinero. El 10% es bien poquita gente”, abunda.
Don Meche dice que son alrededor de 60 los canteros que se ven afectados por la crisis económica derivada de la pandemia.
En días pasados el municipio de El Marqués anunció un programa de apoyo para los artesanos, debido a la crisis en la que se encuentra la mayoría de ellos.
El artesano comenta que trabaja de las ocho a las cinco de la tarde. Antes, comenta, se iba más temprano, pero ahora se queda un par de horas más, con la esperanza de que lleguen clientes.
Dice que uno de sus vecinos “agarró un ‘jalecito’: poner unas piedras, no mucho. Ahorita el que nos va a ayudar es Enrique Vega (presidente municipal de El Marqués) que nos a comprar, que posiblemente en unos 15 días ya arranca, pero vamos a esperar todavía. Si ya esperamos tanto, ¿que no podamos otros días?”, dice esperanzado.
Los canteros son de los artesanos que dan identidad a La Cañada. Su trabajo es reconocido en el estado y el país. Las canteras marquesinas también han ayudado al desarrollo de esta actividad creadora.
Don Meche se refugia del calor de mediodía, el sol en esta parte de La Cañada, ya muy cerca de la desviación a la comunidad de Saldarriaga, “golpea” con mayor intensidad. El polvo rosáceo se levanta cuando se le pisa.
El artesano se acerca donde está un cachorro negro. Explica que durante estos meses sobrevivió también porque tiene un grupo de música norteña, aunque también tuvo que parar actividades.
Agrega que siempre le ha gustado ahorrar cuando tiene trabajo, por lo que la crisis no lo tomó “con los dedos en la puerta”.
“Todos pensamos que esto puede fallar y si me gasto todo el dinerito que gano, ¿qué hago? Por eso muchos aquí están sufriendo, porque piensan que siempre habrá trabajo, pero no. Hay que ahorrar un poquito”, asevera.
Don Meche piensa que con la promesa de Enrique Vega, de comprarles el material por la crisis derivada de la pandemia que obligó a parar obras, puede que a él y los demás artesanos les vaya mejor en los siguientes meses.
“Con esta pandemia que se vino se paró todo. Si se paran las obras, no hay para nadie, hasta las tiendas. Primeramente Dios vamos a esperar que pase, echarle ganas, no hay que desanimarse, hay que echarle ganas. Ahorita nos tienen bien apantallados con esta enfermedad, pero hay que echarle ganas”, puntualiza.