Héctor García López elabora parte de la escenografía que se utilizará en el Viacrucis de La Cañada. Además, tendrá un papel en la representación: será Dimas, uno de los ladrones que acompañan a Cristo en el Cerro de la Calavera.
Junto con Héctor trabajan otros hombres, quienes, a marchas forzadas, preparan los escenarios para las actividades presenciales que se llevarán a cabo esta Semana Santa.
Adolfo Morales es quien coordina la elaboración de las escenografías este año. Dice que son los encargados de transformar materiales de desecho en locaciones.
Héctor elabora una pieza, una decoración para uno de los palacios que hacen para esta ocasión, en la cual sólo los palacios de Herodes y Pilatos se construirán.
El joven dice que se dedica a la colocación de pisos, la tarea no es sencilla. Apenas hace unas semanas las autoridades de Salud y religiosas dieron el visto bueno para llevar a cabo de manera presencial algunos de los pasajes del Viacrucis.
Héctor trabaja en unas placas de poliestireno. En una mesa cercana están ya cortadas algunas decoraciones para la fachada de los palacios de Herodes y de Pilatos. Sólo falta pintarlos, pero eso es más sencillo, dice.
Apunta que en estos momentos todos quienes participan en la representación están motivados por el permiso de las autoridades civiles y eclesiásticas para hacer al menos el 40% de los pasajes de manera presencial, aunque sea una pequeña parte, luego de dos años de no hacerse con público, por la pandemia de la Covid-19.
Por ejemplo, comenta, la Última Cena no será presencial. El Jueves Santo sólo será la aprehensión de Jesús. El Viernes Santo será la presentación de Jesús ante Poncio Pilatos y el Viacrucis.
“Este año empezamos con los ensayos en enero, con la esperanza de que nos dieran la oportunidad de hacerlo presencial. Nos cayó de sorpresa la autorización, no estamos 100% preparados con los escenarios. Estamos a marchas forzadas. Ahorita vienen unos compañeros, en la tarde otros, en la noche otros. Todos estamos aportando un granito de arena para que esto se lleve a cabo bien”, añade.
Es la primera ocasión que Héctor apoya en los trabajos de la representación de la Pasión.
“Yo lo elegí porque realmente me identifiqué con el personaje. Hay ciertas circunstancias en tu vida que a lo mejor las decisiones que tomaste no fueron las mejores, y en este caso es el personaje que me representa.
“Hice audición con otro compañero. Me decían que hiciera a Gestas, porque decían que tenía el perfil para hacerlo, pero les dije que no, que este año quería hacer a Dimas, y me quedé”.
Héctor dice que le gustaría representar a los tres ladrones. El próximo año le gustaría ser Gestas y luego Barrabás.
Indica que para el papel se prepara espiritualmente, pues no era muy adepto a acudir a la iglesia, esto a pesar de que ya tiene experiencia sobre los escenarios, pues formaba parte de grupos de danza.
Agrega que las grabaciones de las partes virtuales ya casi se terminaron, lo que también representó un reto.
Cuando una escena no quedaba, debían repetirla hasta que estuviera bien. Las escenas en las cuales participó, añade, llevaban golpes y aunque sus compañeros actores cuidaban de no golpearlos, al final de cuentas sí terminaban lastimados.
Héctor regresa a su trabajo en el unicel, tubos de PVC, membrana, resina y estuco.
Trabaja de 10 de la mañana a las seis de la tarde, y a las siete de la noche es el ensayo y luego regresa al taller, ubicado detrás de la Iglesia Chiquita, donde se elaboran las escenografías.
Adolfo, a su vez, comenta que en estos días pidió vacaciones en su trabajo como chofer de ambulancia, pero lo invitaron a coordinar la elaboración de los escenarios.
A través de los años la escenografía ha sido la misma y sólo se hacen modificaciones, aunque este año el trabajo fue mayor. Los dos años en los que permanecieron almacenadas pasó factura a las escenografías que presentan deterioro. “No queda más que limpiarlos y volverlos a hacer”, detalla.
Explica que el unicel dura mucho tiempo, lo que se deterioró más fueron las mantas, que se tuvieron que cambiar.
Adolfo indica que alrededor de 10 personas son quienes trabajan para terminar los palacios. Escenarios, dice, sólo habrá dos, de los cuatro que eran hasta antes de la pandemia.
Precisa que esperan terminar el domingo para que se tenga unos días de reposo, al menos dos, para luego armar los palacios, lo cual demorará al menos tres días. Acota que en el Jueves Santo esperan terminar el armado de las escenografías.
Los hombres regresan a su trabajo. El unicel, el PVC y otros materiales, poco a poco toman forma de palacios, de construcciones que harán que nuevamente La Cañada, por una tarde, sea un parte de Jerusalén de hace casi dos mil años.