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Laura Xóchitl Cruz Cárdenas generó un mecanismo y dispositivos para detectar la música que emiten las plantas, así como definir el impacto que estas frecuencias generan en la agronomía. Con ello al momento hace conciertos con las vibraciones de las plantas, pero en un futuro próximo espera tener un impacto directo en los procesos de la agricultura queretana y mexicana en general.
“Yo estudié la licenciatura en música en la Facultad de Artes en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y a partir de ahí empecé a desarrollar una línea de investigación sobre el efecto que tenía el sonido en el crecimiento de la lechuga”, explica sobre el proyecto.
Fue a través de está investigación que también desarrolló el dispositivo para hacer la transducción de la conductividad eléctrica de las plantas en sonido; mismo que ya registró como propio y que está a la espera que le entreguen la patente para que sea el primer artefacto del tipo en el país.
“Cuando estaba en la carrera dije, ‘quiero hacer algo más que pueda ayudar a la gente con la música de alguna manera’, entonces empecé a investigar cosas de la música. Llegó la musicoterapia, está padre, pero no quiero complicarme tanto la existencia, después de eso llegaron artículos para ver el efecto del sonido en las plantas, dije ‘qué padre, eso sí me interesa’”, indica Laura Cruz.
Agregó que en ese sentido su maestro de clases de acústica la guio para acercarse a su línea de investigación, que fue conocer las frecuencias de las plantas y convertirlas en música, para que a su vez está melodía se ponga en bocinas especiales a los cultivos y puedan acelerar su crecimiento en el proceso.
“Pusimos lechugas y extrajimos las frecuencias que generan durante su crecimiento, y después hice un análisis de qué frecuencias son las que más había. Hice dos composiciones musicales y volví a germinar lechugas romanas y les puse el sonido, a partir de ahí la idea era acortar el tiempo de cosecha. Experimentos previos teníamos una lechuga entre las 12 y 14 semanas y a la hora de ser estimulados con el sonido las tuvimos entre 9 y 10 semanas”, refirió.
Es así que el proceso de crecimiento se reduce aproximadamente en un 30%, lo que significaría menor tiempo al año por cosecha. En ese sentido el efecto sería más importante aún a grandes cantidades.
Actualmente solo ha puesto a prueba este proyecto al interior de la Universidad, dentro de la licenciatura, maestría y ahora en el doctorado que cursa de ingeniería en biosistemas. Sin embargo, ahora lo hará directamente en la producción agrícola para registrar el impacto en el proceso en sí.
“El objetivo principal de esto es que los sonidos forman parte del campo mexicano, para que puedan ayudar a tener más alimento. Con estas crisis que sabemos que se viene de alimento y de poco espacio de producción para poder optimizar espacios”, destaca la investigadora.
La inversión para implementar este proyecto no es alta en comparación con las maquinarias que algunos adquieren para disminuir los tiempos de producción; solo se necesitan bocinas especializadas, además de que es solo una vez y se puede emplear en varios cultivos.
Laura Xóchitl explica y ejemplificó que cada planta emite diferentes frecuencias por lo cual se harían composiciones de acuerdo a cada tipo, y que además está incluyendo sonidos de agua y de ciertos polinizadores en el proceso.
“Tiene mucho que ver el rango de frecuencias que se use. El tiempo y los decibeles, hay estudios que demuestran que demasiada fuerza las mata y muy poquita no les hace ni cosquillas”, aclara.
Reconoce que los agricultores tendrían que conocer la prueba científica de que funcionan los sonidos en las plantas y cultivos, hay cierto escepticismo. Es una rama relativamente nueva que tiene muchos años investigándose, desde de los 70, pero en México es algo que apenas está tomando fuerza.
Agrega que con el sonido de las plantas también da conciertos para generar conciencia que son seres vivos: adelanta que próximamente en las áreas verdes laterales de la explana de rectoría de la UAQ habrá jardines musicales.
“Aún no tengo la fecha exacta porque estamos a la espera de equipo para su instalación, pero yo lo voy a estar anunciando en mis redes, encuentran el proyecto como Madis Agromusic”, explica la doctoranda.
Laura ha dado conciertos en Xochimilco y en Cadereyta, esto porque ha sido invitada. Para ella esta forma de hacer música es una contribución a la humanidad, y en un tema que cada día cobra más relevancia, porque es la carencia de alimento y el exceso de población.
Actualmente su proyecto lo desarrolla en el campus de la UAQ de Amazcala, ya que ahí puede experimentar con diferentes tipos de plantas, al estar el vivero disponible para sus trabajos de investigación.
Al término de la entrevista, Laura Xóchitl demostró cómo funciona el aparato que diseñó para captar las frecuencias de plantas y árboles, y que se conviertan en música y con una aplicación les da la voz de guitarra, teclado, bajo, entre otros instrumentos.