Reducidas, a veces llenas de obstáculos y en ocasiones muy dañadas, las banquetas del Centro Histórico de Querétaro se hacen cada vez más complicadas de transitar para toda la ciudadanía, pero en especial para quienes viven con alguna discapacidad.
Por el diseño de las calles del primer cuadro queretano las banquetas son angostas. Además, en ese espacio debe de colocarse la infraestructura para el funcionamiento de la ciudad, como postes de alumbrado público, de telefonía, señalética, o registros de electricidad.
Ello complica aún más el paso de los peatones, que deben bajar, en muchos casos, al arroyo vehicular , con el riesgo que ello implica. En calles más angostas el riesgo para los transeúntes de ser golpeados por espejos de los camiones es alto.
Una mujer avanza por la avenida Juárez empujando una carriola. Cruza la calle de Arteaga rumbo a avenida Zaragoza, y tiene que circular por el arroyo vehicular, donde los automóviles se acercan a la carriola donde lleva a un bebé. Sobre la banqueta no podría circular pues los postes y lo angosto de la acera le impiden que pueda hacerlo. Además, frente a ella caminan más personas que, en caso de usar la acera, se tendrían que bajar ponerse en riesgo.
Otra calle donde las banquetas están en mal estado es Morelos, entre Ocampo y Ezequiel Montes. En esa cuadra se aprecia que una acera presenta daños, que van desde falta de adoquines hasta coladeras rotas.
De acuerdo a los vecinos de la zona, los camiones, al no pasar porque de un lado de la calle se pueden estacionar los autos, se suben a la acera causando daños. Recientemente fue arreglada por las autoridades municipales, pero los camiones no dejan de pasar y destruyen los arreglos que se pudieron hacer, explica uno de los vecinos.
La encargada de un local comercial sobre Morelos dice que cuando la banqueta se rompe por los vehículos pesados el municipio lo arregla, pero a veces llega a tardar hasta tres semanas. “Tardan más en arreglarla en qué ya está otra vez rota. Los camiones siempre se suben”, denuncia. Agrega que los registros rotos por los camiones no duran mucho. Los hacen a medida, los colocan, pero terminan dañados muy pronto por esto.
Para los peatones caminar por esta acera es complicado, pues un paso en falso podría derivar en una torcedura de tobillo, hasta una caída sería en uno de los registros rotos, con lesiones que podrían ser graves.
De igual forma, esta banqueta es intransitable para una persona con discapacidad motriz o visual, pues para una persona en silla de ruedas resulta imposible transitar por la misma, y si lo hacen deben bajar de la acera, con el consecuente riesgo para su integridad. Mientras que para una persona ciega representa un peligro, pues no todas las imperfecciones en la banqueta pueden ser detectadas con el bastón e implicarían riesgos.
La misma encargada del local comercial, que pide anonimato, recuerda que hace unos meses una mujer mayor se cayó por el mal estado de la banqueta y terminó en medio de la calle, donde pudo ser atropellada.
En calles como Guerrero, Escobedo, Balvanera, entre otras, se observa diferentes grados de deterioro en las banquetas.
Los daños van desde adoquines sueltos en el menor de los casos, hasta registros ausentes o rotos, huecos por falta de adoquines, falta de esquinas por autos que “se llevan” esa parte cuando dan vuelta o postes de seguridad doblados.
En otras partes las banquetas, aunque amplias, deben ser compartidas por peatones, ciclistas y personas que viajan en scooters eléctricos. Ello representa un riesgo para los peatones, pues quienes circulan en bicicletas o scooters lo hacen más rápido, lo que en caso de un percance con un transeúnte, éste último puede sufrir de lesiones serias.
Ese es el caso de la calle de Ezequiel Montes, donde a pesar de existir un carril para ciclistas en la carretera, algunos optan por circular en la acera, la cual es más amplia, pero es utilizada por adultos mayores, madres con sus hijos que van a la escuela y transeúntes en general.
Otro problema que se registra cuando los ciudadanos caminan por las calles queretanas son las heces de perros. En algunas calles, como Allende, entre Universidad y Escobedo, donde los excrementos de perros no son recogidos por los dueños de los animales o, en otros casos, se trata de perros callejeros que deambulan por las mismas calles.
Esta calle no es la única que padece este tipo de situación, pues Ezequiel Montes, Ocampo y la misma avenida Universidad registran este fenómeno.
“Es una lata. Hay que cuidar de no pisar las gracias de los perros. Mucha gente sale a pasear a sus perros y no lleva bolsas para recoger la popo de las mascotas. La dejan ahí y cuando pasa la gente la pisa y la va dejando por toda la banqueta. No me opongo a que paseen a sus perros, pero que sean dueños responsables”, dice un adulto mayor que camina por la calle de Ezequiel Montes.
Ello también representa un problema de salud pública, pues en la avenida hay restaurantes y locales de venta de alimentos.
“Sobre las banquetas y su tamaño no podemos hacer nada. No se pueden ampliar las calles. Ya están hechas, pero que estuvieran en mejor estado. Te puedes torcer un pie y caerte, lastimarte, incluso romperte un hueso, sólo porque están bien feas”, explica una mujer que se apresura a llevar a su hijo a la escuela.