En el corazón de Querétaro surge Base Lunar como un faro de arte ético, consciente e intergeneracional, con una década de compromiso en el estímulo de la estética como ética.

Fundada por Olin Alejandra Sánchez, antropóloga social; Mariano Ruiz, artista visual; y Luis Gerardo Ruiz Rosillo ‘Yiyo’, diseñador y comunicador visual, este colectivo ha establecido un espacio de apertura y reflexión en Monte Albán, Valle Alameda.

La génesis de Base Lunar se remonta a los viajes de los fundadores a diferentes lugares, con un punto culminante de inspiración en Centroamérica, donde a las misceláneas se les conoce como “pulperías”. A su regreso en 2014, nace “La Pulpería, La Colmena Lunar”, cerca de la Colonia El Tepe, una miscelánea artística de visuales y plásticas.

Su distintiva cualidad ha sido la apertura constante, proporcionando un espacio para el aprendizaje continuo y la intersección de experiencias, así como el acercamiento y el cultivar los saberes de distintas generaciones. “Finalmente tener un espacio que en el Tepe bueno fue muy hermosa ‘La Pulpería’. Ahí es donde podemos decirles que empezamos con cero cosas. O sea, de que ni una silla, ni nada, ‘Yiyo’ su MAC de los 90, Mariano también cargando sus plastilina, yo mi mochila para todos lados, mi roca compu también HP viejísima”, recuerda Olin.

Como explica ‘Yiyo’, el unir sus tres profesiones significó hacer un proyecto más sensible, real y conectado con las personas, dándoles una explosión de espontaneidad, un carácter único que hace que las personas afines crean en su proyecto y lo alimenten, ya sea como colaboradores o como clientes.

“Esta sensibilidad cultural que venía como enseñarnos esta parte mucho más humana que, por ejemplo, pues de repente el diseño le cuesta trabajo es muy visual, pero como esta parte sensible no de repente que está más pegado como hacia la mercadotecnia o hasta estas partes como publicitarias y tocarlas por las artes”.

Base Lunar ha abrazado causas fundamentales, desde la defensa del territorio hasta los derechos de las mujeres y la diversidad sexual. La antropología de sus experiencias ha llevado a la defensa activa de los recursos naturales, marcando su participación en el Festival del Agua y la creación de murales que destacan la importancia de la tierra, el agua y la biodiversidad.

A través de una cadena de confianza y la colaboración con la comunidad local, Base Lunar ha expandido su impacto.

Inicialmente centrados en El Tepe, han establecido conexiones con personas de diferentes lugares, creando espacios de ciclismo y murales, incluyendo Colombia y Uruguay.

En campus de la Universidad Autónoma de Querétaro como las bibliotecas Central, o en los campus de Juriquilla y San Juan del Río; así como en la misma colonia Valle Alameda donde han creado comunidad con los vecinos e incluso en el Parque del Hoyo, donde construyeron la Macro Escultura “El Reino Plantae”, con manos de maestros albañiles de Amealco.

“Hemos ido aprendiendo de muchísimas personas. Yo creo que nuestra cualidad ha sido siempre estar con los brazos abiertos, calle sí quien quiera, no para poder seguir aprendiendo pero ya en el camino además a través de la antropología de nuestras experiencias yo fui la que se realizó más quizá en la práctica de la defensa del territorio de la defensa de las mujeres de otro tipo de cuestiones y siempre he sentido un respaldo”, señala Olin.

El presente sin descanso

La pandemia trajo desafíos, pero también oportunidades para trabajar con una fundación dedicada a la prevención, detección y acompañamiento de personas con VIH.

Base Lunar se ha destacado en la creación de contenido digital para campañas que desmitifican el VIH, promueven el uso del condón y fomentan la prevención y la detección regular. Además, su compromiso va más allá de los murales. Base Lunar busca derribar tabúes, promoviendo la comunicación abierta y la discusión sobre temas considerados sensibles.

Recientemente, su presencia en las redes sociales atrajo la atención de un tiktokero, llevando a una inesperada fama por la instalación “De Otros Mundos” y que significó que se extendiera medio año. Como Mariano recuerda, esta fue solo la última de una serie de celebraciones por su décimo aniversario que implicaron la puesta en escena de gratitud.

“De otros Mundos” fue de inmersiones, como un tipo bosquecito, pero eran como plantas extrañas con dientes, ojos y en ellas estaban como incrustados algunos personajes pequeños, era más como una retrospectiva de nuestro trabajo que hemos logrado aquí y se trató de homogeneizar a través de una instalación, explicó Mariano.

En este décimo aniversario, Base Lunar no sólo celebra su impacto artístico, sino también su papel como agentes de cambio ético en Querétaro. Ubicados en Monte Albán 2021, en pleno corazón de la ciudad, con los brazos abiertos y la estética-ética como su guía, continúan inspirando y conectando comunidades a través del arte que trasciende las fronteras convencionales.

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