En el marco de las celebraciones del Día del Niño, cientos de pequeños participaron en un día de campo, en el que disfrutaron alimentos y se divirtieron al ritmo de la música, además no dejaron de reír tras la actuación de payasos y magos.
La convocatoria la hizo Pingüi, una organización de la sociedad civil que se dedica a ayudar a niños diagnosticados con cáncer por medio de la recolecta de tapitas de plástico.
Un grupo de motociclistas, portando las clásicas máscaras de luchadores, llegaron hasta a la convivencia, celebrada en el Parque Venustiano Carranza, en la colonia Las Américas, en la capital, para tomarse las selfies con los pequeños, a quienes pasearon en estas poderosas máquinas que cimbraron con sus rugidos motores.
La fiesta no se vio opacada por los intensos rayos del sol, al contrario, corrieron decenas de litros de aguas sabores que mitigaron el calor del momento.
También hubo la participación de cuenta cuentos, actividades recreativas con juegos inflables, talleres de tanatología, entrega de juguetes, pelucas y turbantes para los niños que tienen cáncer y finalizaron con un círculo de oración.
Uno de los activistas principales de Pingüi es el chef Aarón Chávez, quien con una máscara de luchador, ayer se convirtió en anfitrión de la convivencia, a la cual también se dieron cita decenas de niños que no padecen cáncer.
“Hoy cumplimos el sueño de una de nuestras niñas que tenía la ilusión de montar a caballo, fue un día de campo donde comimos, nos abrazamos, buscamos que el niño que tiene cáncer se sienta acompañado y hoy calculamos que tuvimos alrededor de 300 asistentes”, dijo.
También destacó que un grupo de motociclistas subieron a sus vehículos a los niños y los pasearon, “eso es de corazón a corazón, nosotros fomentamos la convivencia y la paz.
“Aquí ayudamos a niños con cáncer con tratamientos totalmente gratuitos”, dijo la directora de Pingüi, Nayeli Ibarra, quien refirió que empezaron hace un año con esta actividad altruista, aunque su registro formal como organización la obtuvieron hace dos meses.
“Nosotros principalmente tenemos recolectas de tapitas de plástico, salimos a las calles de todo el estado y de ahí obtenemos un recurso pues vendemos el producto a una recicladora; ellos comprimen las tapitas y hacen placas, con lo cual evitamos que se sigan talando árboles”, explicó.
Expuso que ella tiene un hijo de ocho años, Hermes Cristóbal, quien hace un mes lo dieron de alta, tras vencer a la enfermedad, “esta situación nos cambio la vida, pero afortunadamente nos fortaleció como familia, aunque se convierte en un problema complicado por el factor económico”, detalló.
Esta enfermedad, dice Nayeli, es muy complicada y en donde todos los días hay temor, confusión y dolor, “pero como madre te puedo decir que es una situación muy fuerte para uno el no poder quitarle el dolor a tu hijo”, añadió.
Con un brillo de felicidad, Nayeli reiteró que a su hijo se le dio de alta medica hace más de un mes, “lo cual me llena de felicidad, pero también él hizo que comprometiera a trabajar para ayudar a los niños con cáncer, padecimiento que él llama ‘la enfermedad más bella’”.
Por su parte, Gabriela Flores, voluntaria en Pingüi, dijo que los días de campo es para motivar a los niños que tienen cáncer, “porque cuando tienen esta enfermedad, lo que requieren es mucho apoyo para salir adelante, a fin de que tengan ánimo de comer y no sientan solos”.
Gabriela relató que llegó a Pingüi hace un año porque se cortó parte de su cabello que tenía muy largo, “era una trenza larga y yo quería donarla, entonces los encontré en Facebook y ya me quedé con ellos ayudándoles a recolectar tapitas”.
Refirió que con el cabello donado se hacen pelucas oncológicas. Explicó que se requieren de ocho a quince trenzas para poder elaborar una peluca, “es mucho material lo que se requiere debido a que en el proceso de fabricación se pierden muchos cabellos, pero también cuesta mucho trabajo unir tonalidades y tipo de cabello”.
Gabriela dijo sentirse emocionada de que su trenza no se fue a la basura, sino que, al contrario, se le dio una utilidad.
En Pingüi se atienden 78 niños con cáncer, agregó el señor Carlos Gómez, papá de Hermes Cristóbal, “a todos ellos los atendemos gracias a la recolecta de tapitas, les ayudamos con un tratamiento”.
Esto, detalló, “consiste en que gestionar medicamento gratuito en el Hospital del Niño y la Mujer, y cuando no lo hay ahí, nosotros en ocasiones se lo regalamos al niño gracias que conseguimos donaciones o gestionamos con laboratorios descuentos de hasta un 70%”.