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Marco Tulio Angulo puede ver el futuro, puede predecir lo que ocurrirá en la naturaleza, pero para ello no usa bolas de cristal ni entra en trance. Usa las matemáticas, un método más certero. Con sus conocimientos, este y otros matemáticos pueden crear modelos oara predecir qué especies pueden estar en peligro de desaparecer, e incluso se puede predecir el comportamiento de la sociedad.
El investigador de Ecología matemática del Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Juriquilla, dice que de las crisis que enfrenta la humanidad para sobrevivir es el cambio climático, pero es una crisis que no está tan mal, porque se piensa que hay formas de revertirla, si se deja de liberar C02 o se hacen buenas prácticas de agricultura.
“Una crisis que es más dura, es la de la biodiversidad, porque cuando una especie se extingue ya no hay forma de recuperarla. Una preocupación para seguir adelante es estar seguros que podemos conservar la biodiversidad que tenemos ahora, porque proveen muchos servicios, desde los animales más chicos. Uno pensaría que las abejas, las moscas, deben de ser exterminados, pero son fundamentales para la polinización”, indica.
Por ello es importante conservar vivas a las especies y anticipar cuando algo les está haciendo daño. Idealmente los ecólogos quieren una “luz de alerta”, como en un coche, de que algo está mal. Ese objetivo, dice, es difícil de conseguir porque son sistemas muy complejos donde hay muchas variables que influyen y que no queda claro cuáles son las variables importantes y se vuelven tan complejos que no se pueden explicar cómo funcionan con palabras.
“Por más que trates de imaginarte cómo funciona o rezarle a un espíritu para que te ilumine cómo es que funciona se queda corto, y la única manera que conocemos para aumentar la capacidad cognitiva son las matemáticas, en ecología matemática se han desarrollado herramientas que permiten anticipar cuando una especie se va a extinguir, y van a resultar fundamentales para poderlas conservar”, explica.
Las matemáticas lo que prueban es que las especies se extinguen de manera paulatina, poco a poco. Se ven fluctuaciones, donde de pronto se ven muchos ejemplares de una especie y luego se ven pocos, en ciclos, pero cada vez son más grandes las oscilaciones y lo que las matemáticas prueban es que ese es un indicador universal de que algo malo está por pasar.
En las especies, se trata de priorizar el estudio de aquellas que se estima desaparecerán primero. Si se puede lograr eso, se puede tener ese sensor de alarma, en donde si una especie está a punto de colapsar, es una especie de sensor de que las demás están a punto de hacerlo. Ese es un reto de complejidad adicional. Las matemáticas dicen cuáles son los indicadores que anticipan que una especie desaparecerá. Ese es un nivel de complejidad.
La realidad es muy compleja y se tiene a muchas especies y no se puede monitorear a todas. La idea es monitorear a las relevantes y la única forma de hacerlo es con las matemáticas.
Dentro de los matemáticas y la biología existen las biomatemáticas, que se usan cuando la biología se vuelve tan compleja que los modelos mentales ya no alcanzan, lo que hace necesario el uso de herramientas más cuantitativas. Sirven para hacer modelos matemáticos de sistemas biológicos para hacer predicciones. Por ejemplo, cuando se morirá una especie, o para estimar cuándo una terapia para tratar cierto tipo de cáncer tendrá más éxito. Todas esas cosas se vuelven tan complejas de entender que el análisis se tiene que hacer con matemáticas.
“La biología matemática se vuelve una herramienta cada vez más socorrida por la gente, y hay una transición cada vez más fuerte de cómo aprendes y enseñas biología utilizando más herramientas matemáticas”, refiere el investigador.
En ese esentido, la relación entre la biología y las matemáticas es antigua. Desde Leonardo de Pisa, Fibonacci. El investigador de la UNAM afirma que una de las cosas más matematizadas es la teoría de la evolución. Hay ecuaciones que se cree describen casi perfectamente la evolución. Ayudan a no tener que hacer experimentos cuando no se pueden realizar por alguna circunstancia.
Ahora, la frontera de las matemáticas son las ciencias sociales. El reto es cómo construir modelos matemáticos para predecir qué hace o hará la gente. Por muchos años esto se consideraba tabú, porqué no se podía predecir cómo se comportaría la gente si se supone que tiene libre albedrío, sin embargo, en algunas redes sociales hay un algoritmo que utiliza una técnica llamada aprendizaje por refuerzo, diseñada para entender cómo funciona un humano y predecir qué le gusta más a una persona y tenerla más tiempo en redes sociales.
También las matemáticas se pueden usar para predecir cuánto tiempo sobreviviría un grupo de humanos a un desastre ambiental donde toda civilización desapareciera, saber cuáles son los límites para sobrevivir con una agricultura escasa, con pocas posibilidades de almacenar alimentos, entre otras cosas. Se hacen modelos matemáticos para prever esos escenarios.
“La tendencia es que cada vez más, por necesidad, se quieren respuestas más cuantitativas que solamente se pueden obtener utilizando matemáticas”, puntualiza.