Sergio Pérez Mendoza perdió la vista hace ocho años, pero eso no fue motivo para que dejara de disfrutar su vida. En condición de ceguera total y con la ayuda de su hermana, sacó adelante a sus hijos, pues su esposa abandonó el hogar.

Decidido a recuperar su independencia, Sergio aprendió un oficio en la Escuela de Invidentes de Querétaro, donde además de estudiar masoterapia, aprendió a bordar y a fabricar distintos productos, como bolsas para dama, cinturones y correas para perritos, entre otros.

Los motivos por los que Sergio perdió la vista aún son un misterio para los innumerables médicos que examinaron su caso, pero el hombre de 54 años ya no busca explicaciones, pues prefiere aprovechar cada día que pasa.

“Uno siempre encuentra la forma de salir adelante. Afortunadamente siempre hay personas buenas que difunden mi trabajo, y eso me permite seguir valiéndome por mí mismo”, comenta.

Bordar para salir adelante, a pesar de la ceguera
Bordar para salir adelante, a pesar de la ceguera

Ceguera total

Cuando Sergio perdió la vista salía de su casa para dirigirse la fábrica de  cilindros de gas, lugar  donde trabajó más de 20 años. A punto de subirse a su bicicleta,  de repente no vio más que oscuridad, “como si alguien me hubiera apagado la luz”, recuerda.

Asustado, llamó a su hijo para que lo ayudara de nuevo a entrar a casa, él y su familia tenían la esperanza de que la ceguera fuera sólo temporal, pero no fue así. Pasadas casi 12 horas, mortificados y ya de noche, sus familiares llamaron a un doctor para que diera su diagnóstico, pero el médico no dio  buenas noticias.

A partir de entonces Sergio emprendió un largo camino de consultas médicas, diagnósticos y resonancias magnéticas en las que sólo se confirmaba que era un hombre sano, nada podía explicar la ceguera.

“Fue  el 22 de agosto de 2012. Voy a cumplir ocho  años desde que  perdí la vista. Yo me levanté, almorcé con mi familia y agarré mi bicicleta para ir a trabajar a una fábrica de tanques de gas cuando de repente perdí la vista.  No tuve ningún síntoma previo ni dolor, ni molestia, nada, en unos segundos perdí la vista. Le dije a mi hijo que no podía ver (...) Estaba en shock, no sabía qué pensar, fue muy difícil.

“Hasta la fecha, no he tenido un diagnóstico certero. Me decían que todo mi cuerpo y mi sistema estaba sano (...) Hasta la fecha no tomo ningún medicamento, no he tenido ninguna otra molestia. Mi ceguera es total”, comenta.

Recuperar la independencia

Luego de cinco  años con ceguera, Sergio recibió la ayuda de su vecina Lupita, acción que marcó un parteaguas en su historia, pues a partir de ese momento  comenzó a recuperar su independencia y a aprender nuevos oficios que hoy le permiten salir adelante económicamente.

“Tuve que dejar de trabajar. Estuve cinco años sin poder hacer nada, encerrado en cuatro paredes. Me quedé completamente solo, sin mujer, sin amigos, sin trabajo. Mi hermana nos daba un taco a mí y a mis hijos, ellos se quedaron conmigo, estaban todavía chicos.

“Afortunadamente una  persona de por aquí cerca con la que convivo mucho, Lupita,  se ofreció a llevarme a la escuela de ciegos de Querétaro. Ella me ayudó a sacar todos mis papeles de nuevo para poder ingresar a la escuela. Durante un año  me llevó  diario a la escuela y me traía de regreso a la puerta de mi casa”, cuenta.

Durante  un año, con la ayuda de Lupita, Sergio iba en vehículo a la Escuela de Invidentes, pero cuando su vecina tuvo complicaciones para seguir llevándolo, él tuvo que afrontar un segundo reto: aprender a moverse por la ciudad en transporte.  “La escuela es muy buena, yo me enseñé a hacer muchas cosas, me hice más independiente. Cuando Lupita no pudo llevarme tuve que enseñarme a andar en camiones, desde donde vivo aquí en El Pueblito hasta Querétaro.

“Le preguntaba a la gente o a los choferes, algunos fueron muy buenas personas y me ayudaron hasta que le perdí el miedo. Fue muy difícil, pero gracias a Dios pude salir adelante”, dice.

Vivir del tejido

Para Sergio no había vuelta atrás, debía continuar con sus clases en la escuela, pues eso le permitía salir adelante.

En la Escuela de Invidentes de Querétaro, Sergio aprendió masoterapia y también  varias técnicas de tejido, con las que crea bolsas para dama, cinturones y correas para perros.

Con la venta de estos productos realizados completamente a mano, Sergio ha salido adelante ganando su propio dinero.

No tiene un punto en específico para venderlos, pero se apoya de su amigo Fernando, quien le ayuda a recibir pedidos y concretar las entregas.  Su celular es el 442 237 9152.

“Quiero sacarle provecho a las cosas que aprendí en la escuela.  También aprendí a hacer trapeadores, pero para eso necesito una maquinita que por el momento no tengo. Aprendí a hacer estas cosas tejidas y me ha servido mucho, la gente las compra, hace pedidos”.

La imagen de Sergio tejiendo una de las correas para perros se hizo viral en la zona de Querétaro, pues muchos interesados compartieron la fotografía  y los datos para encontrarlo y comprar algunos de sus productos.

Bordar para salir adelante, a pesar de la ceguera
Bordar para salir adelante, a pesar de la ceguera
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