Raúl Reséndiz es terapeuta y facilitador holístico, además de ser psicólogo y brujo. Dice que la brujería está mal entendida, pues es sólo el manejo de la energía, de la naturaleza, involucrando al dios y a la diosa.
Además, se dedica a labores altruistas, como dar alimentos a familiares de enfermos en los hospitales y a rescatar gatos, principalmente negros.
En la parte superior de un local de la plaza las Américas, donde se venden duendes, elfos y literatura relacionada a la magia, está el consultorio de Raúl, quien recibe con amabilidad y hace pasar a una parte cubierta con telas blancas.
Explica que existen muchas creencias falsas de lo que es la brujería, pues, afirma, a lo largo de la historia se han difundido mitos sobre quienes la practican, como si fueran seres malignos.
De hecho, dice que debido a la persecución de las brujas en la Edad Media y la matanza de gatos, animales que se consideran compañeros de ellas, la epidemia de peste negra fue más letal, pues al terminar con los felinos que daban caza a las ratas, portadoras de las pulgas que contagiaban la bacteria que transmitía este mal, éstas se reproducían sin control.
Dice que es brujo por locura. También es representante de Sociedad Wicca México en Querétaro, agrupación de brujas y brujos a nivel nacional que se dedican al altruismo, “a ayudar a las personas, hacer obras de beneficencia, llevar comida a los hospitales, a familiares que están esperando ver a sus enfermos.
“Nos dedicamos en otra actividad que se llama Un gato, un amigo, a rescatar gatos, principalmente negros, porque la mala creencia es que el gato negro es de mala suerte, y no. Lejos de eso, todo lo negro es lo que absorve la energía, lo que la contiene y la deja dañar, entonces es a los gatos negros a los que salvamos”, manifiesta.
Agrega que por parte de la brujería hace limpias energéticas, lectura de tarot, así como amuletos.
“La brujería es el manejo de las energías, el manejo de la naturaleza. Obviamente usamos los cuatro elementos como base para todos nuestros trabajos rituales. Involucramos también al dios y a la diosa, principalmente a la diosa, que es nuestra deidad principal. Cada bruja, cada brujo tiene a su deidad principal”, asevera.
En ese sentido, afirma que la brujería es el manejo de la energía, de los cuatro elementos para el beneficio propio, lo que le da la intención, lo que le da el nombre de la magia de colores, es la intención que se le dará a cada trabajo.
Explica que siempre un trabajo negro es influir en la voluntad de otra persona. Dice que incluso en la terapia de biomagnetismo hacer un rastreo a distancia, el que la persona no tenga la intención de ser sanada, o que quiera sanar a un familiar y que esa persona no autorice, eso se convierte en magia negra, sólo por influir en la voluntad de la persona.
“En la Wicca es prácticamente magia blanca. Wicca simboliza a la bruja, a la mujer sabia, al hombre sabio. A la mujer y al hombre de mucho conocimiento. Lo que atemoriza a la gente es la parafernalia de la televisión, porque ya que comienzas a adentrarte en lo que es la Wicca, la brujería, te das cuenta de que comenzó desde tiempos ancestrales, desde que el hombre inició la historia, en la prehistoria, con sus brebajes, con sus combinaciones de hierbas, con saber leer los ciclos lunares, los ciclos solares, los climas, todo eso es brujería, todo eso es energía, todo eso es manejo de la naturaleza”, abunda.
Dice que cuando en la televisión ponen a una bruja fea o metiendo gallinas en un caldero, ya hay una predisposición, debido a la mala información, insiste, es lo que lleva a esta estigmatización.
Explica que históricamente la religión siempre ha querido tener control sobre las masas y que las brujas y brujos eran esos paganos y no en el sentido herético, sino de aquellos campesinos que tenían que pagar un tributo por sus tierras empezaron a ser atacados por la religión y por no querer “entrar al aro”.
De ahí comenzó su persecución, buscando a las personas que trabajaban con hierbas o que tenían animales secando para poder comerlos después, por lo que las brujas comenzaron a revelarse, usando todas sus herramientas para defenderse.
Raúl explica que se dio cuenta que era brujo desde muy chico. Narra que enfermó cuando tenía 40 días de nacido y que ya lo daban por desahuciado. Sus padres no se resignaron y lo llevaron con un brujo en Santa Bárbara, que lo puso en un círculo de fuego, le impuso las manos y a partir de ahí comenzó a recuperar la salud.
A los seis años, a su abuelo, carpintero de oficio, se le cayó una tabla muy grande en el brazo. Él le dijo que lo iba a sanar. Frotó sus manos con alcohol e impuso las manos en su abuelo. A los 10 minutos, dice, su abuelo estaba mejor.
A partir de esa edad, por influencia de una tía que le regalaba libros, comenzó a adentrarse en el mundo metafísico.
Quería estudiar medicina, pero se dio cuenta que así no sanaría, por lo que estudió sicología, donde empezó a adentrarse en otros temas.
Debido a estos conocimientos, aprendió a controlar la energía que usa para ayudar a sus semejantes, ayudando a quitar energías negativas, empezando por influir en las personas, que tengan confianza en sí mismos. Ya si hay algo que esté desequilibrado su tratamiento puede variar, para ayudar a la gente a sortear su vida diaria, y a ser responsables de sus actos. La actual pandemia, es consecuencia de los actos de la humanidad. Todo tiende a regresarse, es una consecuencia de los actos.