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Querétaro, Qro.
Los vendedores ambulantes se apropiaron de las explanadas y los estacionamientos de las plazas comerciales pues, tras la pandemia por el nuevo coronavirus, aprovecharon para ofrecer productos sanitizantes: material de protección contra el Covid-19.
Entre estos productos se encuentran tapetes sanitarios, caretas, cubrebocas, gel antibacterial, guantes y, en algunos lugares, incluso, venden pantallas de acrílico, objetos que los comercios lucen en la nueva normalidad.
En las plazas comerciales, reabiertas apenas el pasado miércoles 17 de junio, los locatarios se esmeran en cumplir con las medidas sanitarias, lo que conlleva una inversión importante.
En la camioneta en la que expone su mercancía sanitizante y de protección, Óscar Andrés le extiende el cubrebocas desechable a una joven.
El material sanitizante es de lo más buscado en estos días de pandemia y en los cuales las autoridades han puesto énfasis en las medidas de prevención para evitar contagios del SARS-CoV-2, causante de Covid-19.
En el estacionamiento de Plaza del Parque, el también estudiante de Mecatrónica, en su automóvil adaptado como un puesto ambulante, ofrece productos variados: cubrebocas de neopreno, termómetros digitales, caretas y líquidos desinfectantes, entre otros.
“Estaba dedicado al estudio, pero por la emergencia me tuve que refugiar. Obviamente, sin recursos económicos, tuve que buscar (trabajo) y encontré aquí a mi compañero, mi patrón, y estoy aquí apoyando. Llevo tres meses aquí”, explica.
Señala que la venta comenzó con pocos productos y poco a poco se fueron haciendo de más surtido, creciendo en variedad.
Dice que lo más buscado por las personas en estos días son las caretas y los cubrebocas, así como los sanitizantes. En estos momentos, con los negocios reabriendo, los termómetros digitales y los tapetes sanitizantes son de los objetos también más buscados por sus compradores.
En las puertas de la plaza se ha dispuesto de personal que, termómetro en mano, toma la temperatura a los visitantes de este lugar; sin excepción, a todos se le toma. Además, hay que pasar por tapetes sanitizantes para el calzado; el personal de limpieza trapea de manera constante el piso.
Hasta la camioneta donde Óscar vende, llega un joven vestido de traje negro, pide dos caretas y un paquete de tres cubrebocas. El joven explica que trabaja en una tienda de ropa para caballeros que reabrió el pasado 17 de junio. Las caretas y los cubrebocas son para él y uno de sus compañeros de trabajo. El joven luce feliz por el regreso al trabajo.
Zapaterías, tiendas de ropa, regalos, una tienda departamental están abiertos pero, para ingresar, hay restricciones: sólo puede accesar una persona por familia, debe llevar cubrebocas y seguir todas las medidas de sanidad recomendadas por autoridades de salud estatales y federales.
Óscar dice que tiene termómetros de tres precios: mil 300, mil 500 y mil 700. Uno, explica, tiene memoria para guardar los registros de la temperatura, por ejemplo, para escuelas; otro tiene la misma función, pero es más sencillo; el más económico únicamente toma la temperatura.
Como comerciante en el estacionamiento, Óscar ha sido testigo de la movilidad en ese lugar, comenta que ésta ha sido variada, pues hay días donde ve más personas que visitaban la plaza, así como los pocos locales abiertos, y ocasiones en las cuales no veía a muchas personas.
El fin de semana, agrega, hay más gente, y espera que, conforme avancen los días, haya más movimiento en la plaza.
Una mujer que conduce una camioneta blanca detiene su unidad frente a la camioneta-tienda de Óscar. Sin bajarse, pregunta el precio de las caretas. El joven vendedor las muestra, sin dejar que la mujer las toque; le dice el precio y la conductora da las gracias y se retira sin comprar. Pese a ello, Óscar dice que las ventas han sido buenas, es cierto.
En menos de 15 minutos vendió dos caretas, un paquete de cubrebocas y, además, un cubrebocas desechable.
Explica que muchos locatarios de la plaza llegan a preguntar por los precios de los productos de sanidad para sus empleados.
“Por lo que he sabido, para poder abrir un negocio, tienen que tener tapete, los empleados con sus cubrebocas, guantes y caretas. Los clientes deben llevar cubrebocas. Los termómetros son principalmente para las plazas o para negocios que venden cosas al mayoreo”, abunda.
Óscar dice que un negocio, en promedio, gasta mil pesos en insumos sanitarios, esto sin tomar en cuenta el termómetro (lo que duplicaría el gasto hecho por los comerciantes).
El joven vendedor precisa que espera que las ventas mejoren todavía más en los siguientes días pues, con la reapertura de negocios, los mismos locatarios, como clientes, acudirán a comprar sus productos. Además espera que regresen a comprarle los clientes que acuden a resurtirse de los consumibles sanitarios con él.
Óscar interrumpe la charla para dar información del precio de los cubrebocas de neopreno; el paquete ronda los 150 pesos, en promedio. La gente, en su mayoría, no regatea el precio de sus productos, simplemente paga y se retira con su compra.
Entre la atención que brinda a cada cliente, Óscar no tiene mucho tiempo para tomarse un descanso. Es, quizá, el comerciante más buscado de la plaza, aunque se encuentre ubicado en el estacionamiento del lugar.