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En el mundo se está requiriendo de personal capacitado en fotónica o en óptica, que entienda los conceptos de estas ramas del conocimiento. En general, los físicos y algunas ingenierías los toman en cuenta, pero se necesita personal especializado para ello, afirma Jorge Luis Domínguez Juárez, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) campus Juriquilla.
Explica, desde el Laboratorio de Óptica y Fotónica de este centro, que esta área del conocimiento, aunque muchas personas no lo visualizan, está presente en la vida diaria en distintos rubros, desde la salud, hasta en las telecomunicaciones.
La idea, indica, es estudiar qué efectos tiene la luz en los materiales, qué propiedades o qué características podemos sacar de ellas. Se tiene a nivel social una experiencia amplia, pues con la pandemia se popularizaron los oxímetros para medir la cantidad de oxígeno en la sangre, los cuales no son más que dos leds de luz, uno que mide la hemoglobina con oxígeno y uno sin oxígeno y la diferencia es la cifra que marca.
Otro artículo es el termómetro, con el que se mide la radiación, que se considera onda electromagnética porque mide la radiación que emite un cuerpo. Esos equipos trabajan a una longitud de onda a 10.6 micras, una banda térmica.
Para ejemplificar la necesidad de especialistas en estas ramas y la importancia que tienen en el presente, y tendrán en el futuro, Domínguez Juárez explica que para fabricar un teléfono celular se necesitan láseres para cortar y producir los materiales, la fabricación de circuitos emplean la luz, son fuentes focalizadas para hacer trazas y revelarse para producir los chips de estos aparatos.
“Toda esa infraestructura tiene una base educativa en fotónica, óptica y también en cuántica. En el futuro va a faltar mano de obra en esta área. Los países europeos, norteamericanos y asiáticos están invirtiendo mucho en esta educación porque habrá escasez en un futuro. Se están preparando.
“En México se requiere sumar a esta preocupación que hay en el mundo de mano de obra calificada, basada en fotónica y en óptica porque la producción tecnológica va hacia la óptica, como al magnetismo. Muchas de las tecnologías se basan en ellas, no solamente en la producción de materiales, sino en todos los servicios. Estamos acostumbrados a escuchar fibra óptica, pero los técnicos que están capacitados para cortar fibra, poner un conector, requirieron de esta técnica. Los países buscan también cómo entrenar a estas personas”, enfatiza.
La sociedad, puntualiza el investigador, también debe exigir que las escuelas preparen mejor a los estudiantes, que abran carreras especializadas en fotónica y óptica para estudio de estas rama de la ciencia.
Domínguez Juárez habla con pasión de su trabajo. La fotónica, dice, además de estudiar las fuentes de luz, estudia la propagación de la misma en diferentes medios, como la fibra óptica, el tejido, el aire, en líquidos, así como los detectores del espectro total de la luz.
Lo que estudia la fotónica es la luz y la reacción electromagnética, desde fuente, transmisión y detección, para mejorar la calidad de vida de las personas en diferentes campos.
“Con luz podemos detectar partículas, moléculas, contaminantes o cámaras que pueden detectar si hay fuego en algunas zonas; pueden detectar cambios de temperaturas o posibles inicios de fuego y enviar señales.
“En la milicia, las cámaras buscan, con una gran resolución, hasta el más mínimo detalle, desde cámaras instaladas en satélites o drones.
“En salud, los biochips se entienden como un laboratorio en un chip. Antes, para hacerte unos análisis en un centro de salud tardabas un tiempo. Pero si se construyen chips con moléculas específicas para detectar, puedes, con una muestra de sangre, saliva o sudor, detectar inmediatamente una enfermedad. Eso se logra con dispositivos que interaccionan con la luz para que sean muy rápidos”, precisa el investigador.
El concepto de fotónica, agrega, ayuda a crear un mundo mejor y más sustentable. Pone como ejemplo un proyecto, en el cual trabajan en el Laboratorio de Óptica y Fotónica, para la producción de metanol como biocombustible.
El investigador explica que a través de los rayos láser pueden analizar cuánto metanol se forma en monofluidos con presencia de CO2. La ventaja de este proyecto, señala, es que se crea metanol, pero también produce agua. Es un proyecto sostenible, también, con el cual se quieren comer el CO2 que está en el medio ambiente.
Estefany González Migoni, estudiante del instituto, participa en este proyecto. Dice que desde pequeña le interesó la ciencia, principalmente la Astrofísica, pues estudió la Licenciatura en Física. Ahí empezó a conocer la óptica, pues en Astrofísica se utilizan láseres para saber dónde están las estrellas.
De ahí, precisa, se empezó a interesar, e ingresó a la Maestría en Óptica. “Con la producción de CO2 tratamos de generar un cambio. Tengo en el laboratorio poco tiempo, pero el proyecto lleva más tiempo. Es un trabajo colaborativo que lleva tiempo. Han venido muchos estudiantes y que se siguen uniendo. Es lo que necesitamos, más apoyo”, recalca.