Luego de dos años de no demostrar su fe a la Virgen de San Juan de Los Lagos por la pandemia, y sin importar que tengan que dormir en tiendas de campaña soportando bajas temperaturas e incomodidades, peregrinos originarios de la Ciudad de México hicieron escala en la capital de Querétaro en su paso hacia ese santuario que se ubica en el estado de Jalisco.
Los cánticos primero y luego las porras de los peregrinos se escuchan frente al templo de La Cruz, donde pasaron la noche antes de seguir su camino.
Son alrededor de 80 los devotos que hacen el recorrido, movidos por la fe.
Epifania Galarce Rojas es una de las peregrinas que desde hace 11 años, excepto el pasado por la pandemia de Covid-19, no falta la la cita de la fe.
La mujer que reside en la colonia Nezahualcoyotl comenta que primero comenzó a peregrinar su hijo, Héctor Bautista Galarce. Al siguiente año la invitó a ella.
Todo comenzó por un problema de salud que tuvo hace tiempo. “Para él, la Virgen le hizo un milagro y me trajo porque venimos a pagar esa manda. De ahí, de ese año para acá he seguido viniendo porque me gustó mucho el camino, es algo muy bonito, una experiencia muy bonita. Es un camino muy sagrado, muy santo, porque si uno viene con devoción no padece uno frío, no padece uno nada. Mientras Dios me deje vivir, este será mi camino cada año”, comparte.
Epifania tuvo una cirugía complicada luego de padecer unas hemorragias que casi le llevaron a perder la vida. Estuvo internada durante 12 días antes de poder ser operada, para un total de 22 días en el hospital.
Primero su hijo la llevó a dar gracias al Santuario del Señor de Chalma. Luego, a San Juan de los Lagos.
El campamento de los peregrinos comienza a despertar poco después de las 10:00 horas. Al interior de las tiendas de campaña los peregrinos descansan, mientras otros, desde más temprano, comienzan las actividades del día.
Héctor, el hijo de Epifania, está activo, organiza a los demás devotos, mientras algunos más, en el otro extremo del templo, ordenan ropa que reparten entre los pobladores de las comunidades, como un acto humanitario y de reciprocidad por la solidaridad que les muestran durante su travesía.
Leopoldo de la Luz Mendoza, coordinador general del grupo Cocatedral, que todos los años peregrina a San Juan de Los Lagos, explica que su recorrido partió de la Ciudad de México el pasado 7 de enero. Por lo regular llegan el 1 de febrero a San Juan de Los Lagos, pero esta ocasión lo harán el día 3.
Recuerda que este grupo de peregrinos lo inició Dominga González, en 1930. Leopoldo dice que él lleva caminando más de 50 años, de los 72 de edad que cuenta. “Ha sido una vida. Este grupo de peregrinos dejó de caminar los dos años de la pandemia, pero ahora salimos con todo el equipo necesario, como gel antibacterial, sanitizante. Venimos bien equipados. Por eso salimos sin miedo, sin ningún temor y con la bendición de la Santísima Virgen”, apunta.
Los devotos son de diferentes colonias de la Ciudd de México, pero todos salen de la Catedral Metropolitana.
Antes de la pandemia la columna que partía de la capital del país era de 300 personas aproximadamente. A lo largo del camino se unían personas de diferentes partes, pero en esta ocasión el aforo ha sido reducido por la emergencia sanitaria causada por la Covid-19, sin embargo, ésta no ha detenido a los peregrenos en su manifestación de fe.
Leopoldo recuerda que comenzó a caminar por tradición familiar, pues su padre fue de los iniciadores de la peregrinación junto con Dominga González.
“Ahora estos dos años que han sido tan difíciles con la pandemia, en los que quizá a todos se nos ha ido un familiar, como a su servidor que perdí un hijo de 27 años, entonces vengo con más fe, como más amor”. Leopoldo no puede más. Sus ojos se llenan de lágrimas al recordar el deceso de su hijo, víctima de la pandemia. Luego continúa.
Dice que también va a dar gracias, porque así dejó de sufrir. “Muchos no saben lo que es esa enfermedad. Yo vi a mi chamaco (sufrir con la enfermedad) y me preguntaba por qué a mi no y a él sí. Mucha gente no sabe el sentimiento que traemos cada uno de los peregrinos. Muchos venimos en el plan de amor a la Santísima Virgen”.
Raquel Villelas Zamora, maestra de profesión, afirma que hace el recorrido desde 1998. Todo comenzó porque recibía la imagen de la Virgen en su domicilio durante un mes, pero sintió curiosidad de conocer el camino. Le gustó y ahora se une todos los años.
“Son dos años que no hemos venido, pero somos sobrevivientes a este virus. Esta caminata es para la historia. No vengo a pagar manda, nada, sólo vengo a dar gracias”, afirma.
La peregrinación avanza con dos imágenes de la Virgen de San Juan de Los Lagos. Una, la virgen peregrina, que es la misma desde hace tres décadas años, y otra, que el primer obispo de ese santuario, Francisco Javier Nuño y Guerrero, le regalará cuando se cumplió el 50 aniversario de la peregrinación. También los acompaña una imagen del Santo Señor de Chalma y un Santo Niño de Atocha, cuyo vestuario es confeccionado por Gloria García, quien precisa que la ropa la elabora en tres días, para las dos imágenes de la Virgen, para el Señor de Chalma y el Niño de Atocha.
Tiene ocho años elaborando el vestuario que cada año es diferente. “Es una paz y una fe (ver la ropa ya en las imágenes) es algo hermoso. No empiezo a cortarlos hasta que siento la inspiración. No estudié corte, pero el amor y la fe me hacen llevar la tijera. Es inspiración divina”, puntualiza. La fe de los peregrinos es grande.