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La Generación Z, también llamada “generación de cristal”, acude al Parque Bicentenario a vacunarse. Muchos apenas han dejado de ser niños. Otros son adultos jóvenes que esperan su turno para inmunizarse contra el Covid-19.
Muchos llegan acompañados de sus padres. Sienten temor a las agujas.
“La participación de la ciudadanía ha sido sorprendente, los jóvenes siguen y siguen llegando para ser vacunados, esperábamos fuera menor la respuesta. Me siento muy contenta por el trabajo que estamos realizando, esperemos que se mantenga la misma respuesta en los próximos días” , dice Daniela Moreno, integrante del personal encargado de vacunar a los jóvenes de 18 a 29 años.
Las filas se forman afuera del lugar para pasar y vacunarse. Los chicos de la generación nativa del internet clavan la mirada en las pantallas de sus dispositivos, con los que se mantienen en contacto con sus amigos, actualizan sus estados en sus redes o comparten sus fotografías con sus conocidos.
El proceso de vacunación también es una muestra de la diferencia de generaciones. Los adultos mayores con sus miedos y luego alivio por estar inmunizados. Después, la Generación X, los Millennials y la Generación Z, al final. Todos tienen sus características, sus formas de pensar, su forma de enfrentar “el peligro”.
Ahora, la Generación Z es la población que presenta más contagios y decesos.
El personal de salud que vacuna a los chicos es muy joven. Son de la Universidad del Valle de México (UVM). Les explican a los muchachos el proceso: que no pueden consumir alcohol durante 72 horas. y que recibirán la vacuna AstraZeneca.
Llegado el momento, los asistentes al Bicentenario, se preparan para recibir la vacuna. Aprietan los ojos, al momento de ver la aguja de la jeringa, mientras les dicen que recibirán la vacuna de dicho laboratorio. Les piden que pongan “flojo” el brazo. Cuando reciben el pinchazo dan un ligero salto de dolor, una pequeña reacción a la aguja, que de niños, para esta generación que aún recuerda con claridad esos días, causaba temor.
Los memes para cada generación no se han hecho esperar. La generación de cristal, los llaman. Aunque ellos no se conciben de esa manera. Son más conscientes de los problemas, de las cosas que ya no quieren en el mundo, de los errores del pasado, de sus antecesores, dicen.
Muchos aún se preparan. Estudian carreras universitarias, otros un posgrado. Muchos, quienes no tuvieron la oportunidad de estudiar, trabajan, inician sus carreras laborales. Ahora, se alistan, se inmunizan para una nueva normalidad, para una nueva vida, una nueva forma de relacionarse, un mundo que cambió hace poco más de año y medio.
