Las casas rodantes permanecen en la entrada de Tlacote. Al circo Nayar lo sorprendió la emergencia sanitaria en este lugar y ya no se pudo mover, pues en las siguientes localidades donde se presentarían los permisos fueron cancelados. Es el común denominador de los circos durante estos días del Covid-19. Con los espectáculos cancelados hace casi un mes, la sobrevivencia diaria se convierte en un reto.
El espectáculo no puede continuar. Se detuvo desde mediados de marzo pasado. No hay carpas, ni pistas, ni acrobacias y malabares. En las casas rodantes permanecen algunos de los artistas. Otros se han ido a sus lugares de origen, a pasar los días de cuarentena con sus familias.
Una mesa ubicada en el centro de los remolques sirve para las comidas diarias. Los pobladores de Tlacote, solidarios, ayudan a los integrantes de la compañía, quienes agradecen el apoyo de los queretanos en estos momentos dificilísimos para ellos, y para quienes dependen de los espectáculos para tener un ingreso.
Alberto Ríos, artista y representante del circo, señala que la declaratoria de contingencia sanitaria los sorprendió cuando se dirigían a los Apaseos, donde se presentarían, pero los permisos se cancelaron. Ya habían comenzado a mover todo su equipo hacia esa región de Guanajuato, pero les avisaron que no podrían presentarse por la pandemia.
Elvia Flores, madre de Alberto, recuerda que la última función fue el 17 de marzo pasado. Ya casi es un mes de eso, y aún no saben cuándo volverán a trabajar. Mientras, agrega Alberto, entrenan, para cuando les digan que la alerta sanitaria se levantó puedan volver a presentarse sin perder la condición física.
Alberto apunta que en Apaseo les dijeron que les tenían que cancelar los permisos que tenían para varios pueblos alrededor por la emergencia sanitaria. “Si uno se mueve así es puro gasto de gasolina y puro dinero tirado a la basura. Mejor nos regresamos y como ya estábamos trabajando nos quedamos, además que conocemos a la gente”, abunda.
Elvia explica que muchos circos están en las mismas condiciones, que hay muchos en San Juan del Río y la zona de los Apaseos que no pueden moverse y no pueden trabajar.
“Aquí nos tocó muy buen lugar, muy buena plaza. La gente [de Tlacote] lo mucho o poco que puede, nos ayuda. Así es como hemos podido salir adelante. La primera semana pudimos comprar el mandadito, porque hay otras partes que dicen otros [compañeros de] circos que están sin trabajar y nadie les lleva ni siquiera un kilo de tortillas.
“Les digo a la gente de circo que a nosotros, en Tlacote, gracias a Dios la gente nos ha apoyado, se ha portado muy bien, poquito o mucho, al día una persona llega y nos deja algo de mandado para el día, pero nos han apoyado”, dice la mujer.
Un par de perros pequeños se pasean por los remolques. Del otro lado del acceso a Tlacote, dos carpas dobladas y listas para ser trasladadas esperan el momento en el que se declare el levantamiento de la alerta sanitaria y puedan partir a otro lugar y los artistas vuelvan a la pista circense, para emocionar a niños y adultos con el espectáculo milenario del circo.
Mientras, los vestuarios multicolores, el maquillaje, las picas y los trapecios se guardan. Un virus detuvo el espectáculo. Elvia explica que ella lleva 40 años dedicada al circo, aunque su esposo lleva toda la vida. Los hijos de la pareja nacieron en el circo, por lo que este espectáculo maravilloso es su vida.
Alberto comenta que cuando se comenzó a hablar del Covid-19 y la emergencia sanitaria, pensaron que sería como en el año 2009, con la influenza A H1N1, que serían sólo tres semanas, pero no fue así.
La incertidumbre los invade, pues se dice por un lado que la contingencia podría terminar hasta finales de mayo. Otras versiones dicen que será a mediados del mismo mes, pero una cosa es segura: ellos permanecen en sus casas rodantes y entrenando para el cuando regresen a la actividad.
Elvia explica que ella con mucha más razón permanece dentro de sus vehículos, pues padece diabetes e hipertensión, dos de los factores de mayor riesgo para quienes contraen Covid-19. No se arriesga a contraer el virus.
Alberto dice que ellos van al día, que los ingresos que tienen son para subsistir, a lo que salga al día, pues es un circo chico. La crisis no es reciente, pues desde que se prohibieron los animales, la situación se ha visto complicada.
Elvia, originaria de San Luis Potosí, explica que para la diabetes que padece desde hace 10 años recibe insulina gracias a que consiguió que se la dieran en los Apaseos, por lo que cada dos meses acude a ese lugar para recibirla, mientras que para controlar la hipertensión recurre a un medicamento que puede comprar en cualquier farmacia.
El panorama a futuro es complicado para Elvia y su circo. Dice que cuando se levante la contingencia marcharán hacia un pueblo cercano donde ya tenían los permisos para instalarse. Esperan que se pronto. “No nos vamos a mover hasta que se levante todo”, puntualiza.