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Para Francisco Javier Murillo Dorantes los juguetes son cosa seria. Además de dedicarse a su venta, los colecciona desde hace muchos años. Señala que el juguete ha cambiado, pues antes se hacían pensando en que los niños los usarán, cuando actualmente se hacen pensando en los coleccionistas adultos.
Francisco, diseñador gráfico de profesión, explica que desde niño le gustaron mucho los juguetes. Siempre los ha tenido y coleccionado. Lo llevaba su mamá a tiendas departamentales y terminaba en las jugueterías.
“Siempre pedía a los Reyes Magos juguetes y juguetes. Como estaba de moda la película Star Wars pedía todas las figuras. Así empezó mi afición, pero toda mi vida he coleccionado juguetes, desde que tengo uso de razón”, asevera.
Su primera colección fue la de Stars Wars. Luego comenzó a coleccionar artículos de un refresco de cola, que no habían en México. Le comenzó a llamar la atención las latas de otros países, las botellas, todo lo relacionado a ese refresco, desde dominós, juegos, peluches, llaveros. Llegó a tener una recámara llena de artículos de esa marca de bebida.
Su afición por los juguetes aún sigue, pero “ahora, con tanta tecnología veo que los niños ya no los ocupan. Los ven en los aparadores y ya no es llaman la atención.
“Siento que ahora el juguete es más para gente adulta. Yo tengo amigos, conocidos que coleccionan, carros de escala, juguetes antiguos, pero son colecciones más selectivas. Es otro tipo de colección. Siento que ha evolucionado el juguete, que ya no es para jugar, sino que los compran para coleccionar”, abunda.
Recuerda que la evolución del gusto por los juguetes incluso ha golpeado a las tiendas tradicionales alrededor del mundo. Uno de los ejemplos recientes es la tienda Toy ‘R’ Us, en Estados Unidos, que se declaró en bancarrota, porque los niños actualmente piden solamente consolas, teléfonos celulares, tabletas, drones, robots, artículos más tecnológicos. “Ya los carritos son para una vitrina. También las figuras de acción. Ahora el juguete es más cotizado, porque entre más tiempo pasa es más caro, porque es más difícil de conseguir”.
Un gusto familiar
En la colección de Francisco Javier había de todo. Comenzó con Star Wars, los productos de refrescos, luego comenzó a coleccionar las figuras de la película Cars.
Esa colección despertó en él recuerdos de la niñez, cuando su mamá le compraba los carritos de otras colecciones, cuyos carritos estaban muy bien detallados. Cuando comenzó a coleccionar los personajes de Cars, pensó que le gustarían a su hijo, pero en realidad quien terminó coleccionándolos fue él.
Francisco apunta que actualmente su colección es de 300 piezas, pero llegó a tener tres mil. En el caso de Cars, dice, salieron tres películas y variantes de los carros, por lo que de un personaje puede haber hasta 80 modelos diferentes. Por eso se ha vuelto más selectivo, buscando los más raros, los más difíciles de conseguir, con una variante en pintura, llantas de goma y tamaño.
Coleccionar juguetes no es económico, dice Francisco. “Es muy costoso, porque es una inversión grande. Cuando tuve lo de Star Wars llegué a tener 12 cajas. Era tanta la cantidad de juguetes que me decía dónde los voy a poner. No había espacio.
Opté por vender mi colección. Eran cajas nuevas, todo cerrado, figuras en su blister (envoltura), las naves. Todo lo vendí. Cuando saqué cuentas es cuando uno se da cuenta lo que se tiene invertido en una colección. Es mucho dinero”, precisa.
Apego al juguete
Acepta que fue complicado vender su colección, pues cada vez que venía una pieza, sentía que se iba una pieza especial, que no se conseguía tan fácil.
Precisa que hay muchos coleccionistas y aficionados a los juguetes en Querétaro, pues se han formado clubes, aunque no son generales. Se han especializado en cierto tipo de juguetes. Hay clubes de autos a escala o figuras de acción. Antes sólo había un sólo club y se dedicaba a muchos juguetes. Ahora se han dividido y cada quien tiene su especialidad.
Esa afición a los juguetes lo ha llevado a dedicarse a la venta desde hace 10 años. Lo hace en el mercado de La Cruz, lo que le permite coleccionar otros tipo de juguetes.
Señala que la evolución del juguete es constante. Los personajes de los juguetes, muchos basados en personajes de películas o caricaturas, cambian de acuerdo a la misma evolución de las series, estando en constante evolución.
Rarezas hay y los costos son elevados. Por ejemplo, dice Francisco, hay piezas de Cars que son muy raros y caros, que llegan a costar ocho mil pesos o más. Son piezas muy limitadas que salieron en ocasiones especiales y que sólo hay 100 piezas, y ello las vuelve muy cotizadas.
Otra variable es la customización de los carros, personas que se dedican a modificar los carritos, que se vuelven piezas únicas que se cotizan alto.
“El juguete ahora no se hace para jugar, se hace para coleccionar, entonces ahora el juguete que se vende es el que está más detallado, más bonito, más colorido. Ahora la gente lo compra para coleccionar, para mostrar en una vitrina, para gozarlos, pero los cuidan porque son para una colección”, puntualiza.