Celeste Ramírez estudiaba el último semestre de la carrera de Psicología en la Universidad Autónoma de Querétaro.
Una mañana, cuando se dirigía a hacer sus horas de práctica profesional, su vida cambió de forma radical cuando una unidad del transporte público la atropelló: perdió su pierna derecha tras el accidente. Luego de mejorar su estado de salud, y por recomendación de una profesora, decide buscar apoyo y acude a Crimal.
Además de apoyarla en la adquisición de la prótesis de pierna derecha, recibe la atención emocional.
“Mi tratamiento dura aproximadamente ocho meses, y mi tratamiento termina justo el día en que me estaba graduando de la universidad”.
Y unos días después ante la invitación del personal del Crimal, se integra como terapeuta del grupo de apoyo emocional donde habla de su experiencia al superar su accidente y las secuelas que éste le dejó.
“Una vez que terminé el servicio social, les dije que quería seguir haciendo los grupos de apoyo, grupos de soporte emocional en donde invitamos a pacientes que ya han tenido su rehabilitación y que desde el compartir su experiencia apoyan a otros a superarlas”.
Pero ¿cómo es un proceso de rehabilitación emocional ante la pérdida de una extremidad? Celeste explica que es por medio de compartir sus experiencias en cómo han ido superando las adversidades, “desde lo real, no son charlas motivacionales, es compartir las experiencias, acompañamiento emocional terapéutico de manera individual”, detalla.
El proceso para la rehabilitación emocional es similar a lo que se vive en la pérdida de un ser querido, se vive un duelo.
“Lo que le digo a mis pacientes es que cuando tenemos la pérdida de una extremidad del cuerpo, se vive como si perdiéramos a un familiar, se pasan por las mismas etapas”.
Explica que dentro de un proceso de duelo se viven cinco etapas que son la negación, negociación, enojo, tristeza profunda y la aceptación.
Para que el paciente viva este proceso de duelo, es importante reconocer las emociones y los sentimientos y para eso es necesario tener un espacio donde no haya miedo de decir lo que se siente sin que los pacientes se sientan juzgados.
“En la mayoría de los casos llegamos a una etapa de aceptación. ¿Qué significa la aceptación? pues, a diferencia de lo que se piensa, muchas personas piensan que es resignarte, pero no, la aceptación es vivir nuestro cuerpo, agradecerle cada día que tenemos las otras parte de nuestro cuerpo, pero sobre todo poder decir que ‘estoy bien en mi cuerpo y lo vivo cada día, incluso agradecido con la prótesis’”.
Esto de manera simbólica, sin embargo, esta parte se convierte en una nueva “integrante” del cuerpo que permite al paciente seguir con su vida.
Ser amputado de una extremidad es un golpe fuerte a la autoestima del paciente, y también forma parte del proceso de acompañamiento emocional que vive alguien con una amputación.
Celeste explica que el proceso de recuperar esa autoestima parte desde definir el autoconcepto, es decir, el quién soy, qué me gusta, cómo soy físicamente y emocionalmente, y eso se trabaja definiendo qué son las cosas que no le gusta de uno mismo, si es que éstas existen y si es que se quiere cambiarlo o aceptarlo.