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Con el fin de la pandemia se esfuma el uso del cubrebocas en Querétaro

En comercios, medios de transporte e incluso en las largas filas para ingresar al SAT se observa a pocas personas portando mascarilla

Foto: Mitzi Olvera
20/05/2023 |12:27
Estrella Pérez
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El uso de cubrebocas es cada vez menos frecuente; en cualquier mercado de la ciudad y  plazas públicas del Centro Histórico de Querétaro es evidente la ínfima proporción de quienes aún portan estas mascarillas.

Han pasado tres años de la contingencia por Covid-19 y, para algunas personas, las medidas sanitarias se han convertido en un hábito ante un virus que —aún cuando ya no está en fase de pandemia— llegó para quedarse y sigue activo.

En esta última semana, la Secretaría de Salud estatal reportó 281 casos de la enfermedad y ocho muertes; mientras que una semana atrás hubo 300 contagios y tres fallecimientos.

Octavio Rico trabaja en un establecimiento dedicado a la compra y venta  de monedas y billetes  que están fuera de circulación; en este lugar el uso de gel antibacterial se mantiene como una medida sanitaria, para evitar la propagación de enfermedades.

“[Se mantienen las  medidas sanitarias] en primera, por la prevención de la propagación de las enfermedades y además este es un negocio un poco sucio, entonces la gente agarra monedas y tenemos [gel antibacterial] para que al menos no queden con la suciedad propia de la monedas, entonces lo hacemos por los clientes y por nosotros”, expone.

Octavio ha identificado que algunos de sus clientes siguen aplicando medidas de limpieza, aunque reconoce que ya son pocos los que portan cubrebocas.

“Ya poca gente las mantiene,  a poca gente la ves con cubrebocas, yo tampoco ya no lo uso, pero bueno el gel ahí está, se ocupa. También creo que el tema de la sana distancia se sigue respetando un poco”, apunta.

Este negocio fue uno de los tantos que resintió las afectaciones económicas que propiciaron las restricciones por el Covid-19.

El hombre  recuerda cuando hace tres años estaba en curso el confinamiento, una medida que restringió la apertura de los comercios y  marcó una clara división entre los establecimientos catalogados como esenciales y los no esenciales.

Luego de tres años de ese periodo, Octavio comenta que este negocio apenas comienza a llegar a la actividad que tenía antes de la pandemia.

“Claro [que hubo afectaciones  por la pandemia], desde cuando nos hicieron cerrar por la cuarentena, tuvimos cero ingresos, ya después la gente todavía no se animaba a salir. Este no es un negocio primordial, entonces la gente va dejando esas cosas hasta el final, pero poco a poco las cosas se van regularizando y podemos decir que ya estamos como antes de la pandemia”, dice Octavio, en tanto espera a sus clientes en el Pasaje de La Llata, donde subsisten negocios de diversos giros, en el corazón de la capital.

En la misma zona hay una óptica que recibe a sus clientes con un claro mensaje: “Uso obligatorio de gel antibacterial”.

Mientras, al exterior de este paseo, en las calles del Centro Histórico se observa que son pocas las personas que siguen utilizando el cubrebocas.

Cerca de ahí, en las oficinas del Servicio de Administración Tributaria (SAT) es larga la  fila para ingresar, hay casi 60 ciudadanos esperando su turno, sólo a un par se le ve con el cubrebocas; del otro lado de la banqueta otro número igual de personas, donde también es escasa la presencia de la mascarilla.
 
La sana distancia ya ni se recuerda al exterior de esta oficina gubernamental, donde además persiste un imponente sol que hace olvidar cualquier tipo de recomendación sanitaria.

En una tortería  en el centro de la ciudad, a todos los trabajadores se les ve usando cubrebocas, los que están dentro de barra y también quienes están atendiendo en mesas.

En tanto, en las estaciones de camiones  se aprecia un cartel que señala “cubrebocas obligatorio”, aunque ya parece ser ignorado, pues el uso del mismo es ínfimo entre los usuarios.

Al interior de un camión de Qrobús, de 16 usuarios sólo tres usan cubrebocas.  Suben  más personas, una de ellas toma su asiento y  saca de su bolso un dispensador de sustancia sanitizante.

El trayecto sigue sobre avenida Constituyentes, usuarios suben y  bajan, pero la tendencia de usar mascarilla no cambia, siguen siendo menos, pocos, casi escasos, los que la portan. 
Apenas hace unos días se declaró el fin de la pandemia, pero con ello se sigue alertando sobre la presencia de un virus que sigue presente y que llegó para quedarse.