Acuden a la cita puntuales, con devoción. Los concheros y grupos de apaches llevan a cabo la tradicional procesión de las 23 mesas de danzantes concheros y sus conquistas, con motivo de las solemnes fiestas en honor de la Santísima Cruz de Los Milagros.

A las 16:00 horas las diferentes mesas de concheros se reúnen en las inmediaciones de calzada de Los Arcos y avenida Circunvalación, desde donde parten rumbo al templo de La Cruz. Recorren Zaragoza hasta avenida Juárez, para posteriormente tomar Independencia y llegar a La Cruz.

El “tum”, “tum” de los tambores de los diferentes grupos de concheros se escucha a lo largo de avenida Zaragoza. Se siente en el pecho y el efecto llega hasta los pies, que se mueven al ritmo de las percusiones, cuyo sonido se mezcla con el de los caracoles, para remontar a tiempos ancestrales, antes de la llegada de los europeos a tierras americanas.

A lo largo del recorrido los queretanos y los visitantes se agolpan para ver el paso de los concheros y sus conquistas. Unos provienen del barrio de San Francisquito. Otros, de La Cañada. Las conquistas provienen de otras entidades, como Jalisco, Durango y Morelos.

Es un ambiente de fiesta. A esa hora, parece lejano el incidente ocurrido a mediodía en los puestos de comida instalados en la calle de Gutiérrez Nájera, donde se registró un flamazo en uno de los tanques de gas que usan los comerciantes para preparar los alimentos. Eso no empaña la fiesta.

También por la mañana se instalaron los Chimales en el atrio del templo de La Cruz, una parte importante de la tradición de las fiestas de septiembre en La Cruz.

Por la tarde, los queretanos disfrutan el paso de las mesas de concheros. Los vendedores de aguas, frituras, algodones de azúcar, incluso bancos, para que la gente se siente y disfrute más cómodamente de la procesión, aprovechan la asistencia de miles de personas que acuden a presenciar la tradición.

Los puestos de alimentos también se ven beneficiados de los visitantes que acuden, pues a media tarde ya “hace hambre” y es buen momento para un guajolote, una pata de cerdo a la vinagreta o unas enchiladas queretanas.

Lo que no puede faltar entre los espectadores, e incluso los concheros, es una cerveza, para aplacar el calor y la sed. A pocas personas les parece importar ese hecho. Cada quien está en lo suyo y cada quien es libre, al menos esta tarde en el primer cuadro de la capital queretana.

Conforme avanza la tarde las mesas avanzan. El ánimo entre los asistentes no merma. Al contrario. Nadie se mueve de su lugar, a pesar de las horas que pasan en el sitio.

Mientras la tarde avanza el calor cede un poco y hace más cómoda la estancia en las calles, donde los teléfonos móviles inmortalizan el paso de las mesas de concheros.

Todos los años es común ver a turistas extranjeros que acuden a las fiestas de La Cruz para vivir personalmente la fiesta de este y de San Francisquito, quizá los barrios más tradicionales de la ciudad de Querétaro.

La procesión termina ya entrada la noche. Los concheros llegan al templo bañados en sudor, con los pies y piernas cansados, luego del esfuerzo que hacen para llegar a su tierra prometida. Este año se cumplió con la tradición de llegar hasta el templo y decir “Él es Dios”.

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