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Los tambores de los concheros suenan por la tarde en el atrio del templo de La Cruz, en el inicio de las fiestas del mismo nombre.
Los asistentes apenas ven a los concheros y de inmediato forman a su alrededor un círculo para observar y disfrutar de la ejecución de sus danzas, mezcla perfecta del sincretismo, y la mezcla de la tradición prehispánica y las creencias católicas de los conquistadores españoles.
En una parte del atrio los concheros bailan. A un costado del templo de La Cruz una banda de música de viento interpreta algunas melodías, mientras dentro del templo se lleva a cabo una ceremonia religiosa.
Los puestos de buñuelos, guajolotes, gorditas, tacos, elotes, entre otros antojitos, hacen las delicias de los asistentes, de los fieles que acuden a la celebración de La Cruz.
Los presentes quieren guardar y compartir el momento en sus redes sociales. Hacen transmisiones en vivo y narran lo que ven, de lo que es el video. Es el tiempo de las redes sociales.
Otros piden a sus acompañantes tomarles una fotografía, con el templo de La Cruz de fondo, en los días previos a la exaltación de Santa Cruz, festejo que arranca el martes.
Las campanas del templo repican en lo alto. Su sonido se mezcla con los tambores concheros y la música de la banda de música.
El grupo de concheros, antes de danzar en el atrio del templo, ingresa al mismo para presentar La Cruz. Dos curas los bendicen con agua. Los tocados de plumas y los caracoles se apoderan del lugar. El olor a incienso inunda el recinto religioso. Luego, salen por la capilla contigua a la nave principal del templo hacia el atrio.
Los atuendos de colores brillantes, las plumas, los caracoles atraen a los presentes. Los elotes, guajolotes, buñuelos, tacos y gorditas, también. La calle de Manuel Acuña, de Independencia a Zaragoza, es ocupada por puestos de comida que ya ofrecen sus antojitos a los devotos que acuden, como cada año a las tradicionales fiestas septembrinas.
Por la mañana, se levantó el frontal en el templo. La pieza artesanal fue armada desde un día antes por artesanos. Su trabajo es admirado por quienes acuden a verlo. Esta pieza es hecha por devotos de Iztacalco, en la Ciudad de México, quienes viajan durante estos días para hacer el frontal.
Durante el levantamiento los devotos ejecutan canciones y se sahuma con incienso. De vez en cuando también se hace sonar el caracol. Nuevamente el sincretismo está presente.
Llevan una cruz hecha por sus mayores, que representa la victoria de Cristo, y que es una reliquia. El frontal es el inicio de las fiestas de La Cruz de septiembre.
El frontal es instalado, no con poco esfuerzo, pues debe de quedar perfecto en el templo.
Mientras que por un lado se cumple con las tradiciones, por otro algunas brillan por su ausencia.
Las autoridades habían anunciado desde el lunes cierres viales por las diferentes peregrinaciones que se llevarían a cabo, éstas no se realizan. Una de ellas, la de los pajareros, que se había programado que comenzara en la plazuela Mariano de las Casas a las 17:00 horas.
Llegada esa hora no se veía movimiento de los pajareros, quienes tradicionalmente caminan hasta el templo de La Cruz, con sus jaulas llenas de aves y decoradas con flores.
Esta ocasión no fue así. Incluso, la peregrinación de los locatarios del mercado de La Cruz también brilla por su ausencia. Ésta peregrinación también estaba programada para la tarde del martes.
Los elementos de Movilidad esperan las peregrinaciones. Un grupo de estos efectivos espera en la plazuela Mariano de las Casas. Cuando comprueban que no habrá movimiento se retiran de la zona.
Los cierres viales no se realizan. La circulación de autos es aceptable. Los automovilistas avanzan de manera constante. Muchos de ellos esperaban atascos viales, pero no es así. Sólo la calle de Manuel Acuña permanece cerrada, al menos en las inmediaciones de La Cruz.
En la tarde del martes todos los caminos llevan al templo de La Cruz. Los feligreses apresuran el paso para acudir el inicio de los festejos, previos a las celebraciones por el inicio de la gesta de Independencia de México, en una semana de festejos y celebraciones, tanto religiosas como civiles en el primer cuadro queretano.