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La venta de ropa interior amarilla y roja descendió 50% este año. La gente no compra y las fábricas no surtieron tanta mercancía como en otros años, debido a que detuvieron su producción durante varios meses, esto provocado por la emergencia sanitaria por el Covid-19.
Rosa Marcial, como desde hace nueve años, vende en esta temporada del año ropa interior amarilla o roja, ya sea para el dinero o el amor, que muchas personas suelen usar para recibir el Año Nuevo, dentro de las tantas cábalas que existen en esta época.
Sin embargo esta ocasión las ventas han bajado, en comparación con otras temporadas.
En su local, ubicado en el mercado de La Cruz, que atiende desde hace 35 años, la ropa interior de esos colores luce colgada en ganchos o en una mesa.
Los modelos son variados. Los hay con poca, muy poca tela, o con mucha, con o sin encajes. Incluso, los hay con con escudos de superhéroes, como Superman, o el Chapulín Colorado. También, no pueden faltar, los clásicos de elefante y los que son apenas un par de resortes y un poco de encaje.
Dice que comenzó a vender la ropa roja y amarilla porque, donde se surtía para su puesto de ropa interior, en esta temporada había surtido de prendas en estos colores, por lo que decidió hacerse de mercancía para vender. Comenta que en otros años se vendía muy bien, pero las ventas han bajado 50% en el presente diciembre.
Sobre la tendencia en la venta por colores, señala que es variado, pues en ocasiones se vende más el rojo y otras el amarillo, depende mucho de los gustos de los compradores. Además, son las mujeres quienes compran más prendas íntimas, aunque también hay hombres que suelen comprarlas.
La tradición de usar ropa roja para recibir el año, de acuerdo a algunas versiones, proviene de la Edad Media, cuando ese color se consideraba caro y de uso exclusivo de la realeza. Mientras que el color amarillo se asocia más con el Sol y el oro.
En el mercado son pocos los locales que este año venden estas prendas. La poca producción de las fábricas que debieron cerrar por la pandemia deriva en la oferta que hay en este punto comercial.
Rosa explica que muchas de las prendas que tiene a la venta son del año pasado, las que no se alcanzaron a vender y que espera que este año “salgan”. En una temporada buena puede vender entre cinco y seis docenas de prendas previo a la llegada del Año Nuevo.
Explica que la clientela es variada; hay de todo un poco, desde jóvenes hasta adultos. Para todos los gustos y presupuestos tiene ropa: para la buena suerte y el amor.
Ante la curiosidad de un cliente que pregunta sobre lo diminuto de algunas prendas, que dejan casi nada a la imaginación, Rosa explica que muchas de esas prendas se usan para despedidas de solteras. Tan poca tela en los artículos puede resultar incómoda para ciertas partes de la anatomía.
En otros locales del mercado se ven pocas prendas amarillas o rojas. La encargada de otro puesto dice que las ventas, no sólo de estas, sino de la ropa en general, han sido bajas con la pandemia.
Comenta que durante todo este año, con la crisis sanitaria, las ventas disminuyeron de manera considerable, además de los cierres obligados de empresas y comercios. Espera que en los próximos días este panorama pueda mejorar un poco y cerrar el año con ventas más decorosas que no hagan tan profundas las pérdidas económicas en este 2020.
La gente aún no se anima a salir a la calle de compras, a pesar de que en muchos centros comerciales las filas en los últimos días han sido extensas.
En el mercado hay afluencia de personas que ya buscan los ingredientes para sus cenas de Año Nuevo, pero no se ven aún grandes aglomeraciones de personas.
Rosa acomoda las prendas de vestir junto con otra joven que trabaja con ella en el local. Las personas llegan a comprar prendas de vestir, pero no en especial las de color rojo o amarillo.
La mujer, originaria de Ixtlahuaca, Estado de México, dice que tiene más de tres décadas dedicada a la venta de ropa para mujeres, así como calcetines. En un inicio sólo eran prendas para caballero, pero la clientela luego le pedía otro tipo de productos, por lo que decidió ampliar su oferta comercial.
Señala que toda su vida se ha dedicado al comercio. Comenzó en el tianguis, luego pasó a un puesto fijo en el mercado. De hecho, toda su familia se dedica al comercio, indica a este medio.
Para Rosa las ventas deben de seguir. De su otra mercancía vende un par de prendas en pocos minutos. Además, al menos tres personas más se acercan a preguntar precios de productos. La ubicación estratégica de su local le ayuda. Es al paso de la gente cuando llega al mercado.
Rosa toma las cosas con calma. No se desespera. Sabe que las ventas se darán. Además, aún faltan un par de días para que las queretanas y los queretanos reciban a 2021 con sus prendas amarillas o rojas, de acuerdo a las prioridades de cada uno y según sus creencias o supersticiones.
Mientras, las prendas amarillas o rojas, algunas diminutas, otras más grandes, esperan a los clientes que, quizá para regalo o para ellos mismos, lleven sus bragas y calzoncillos, esperando que la fortuna en el dinero o en el amor sea mejor para todos en 2021.