Con la pandemia uno de los sectores comerciales más afectados es el de las papelerías, asegura el presidente estatal de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), Fabián Camacho; agregó que durante el último año han cerrado cerca de 330 negocios del ramo; es decir, 16% de 2 mil 147.

Preocupación

Laura Rodríguez, comerciante de este sector, duda un poco al responder si espera mejores ventas en su papelería. Considera que el regreso a clases poco ayudará. “En lo personal sí estoy preocupada”, dice.

El negocio de Laura, ubicado sobre la calle de Hidalgo, es pequeño, con un surtido amplio. Destacan las figuras de fomi de graduados, que en estos días podrían venderse más, pues las autoridades aseguran que los alumnos de las escuelas pueden regresar a clases presenciales.

La papelería la atiende ella y su hija. Adentro, se dan a la tarea de acomodar la mercancía que tienen. También, como muchos negocios de este giro, ofrece servicio de renta de computadoras, para hacer trabajos en línea o imprimir documentos.

“No creo que mejoren tanto [las ventas]. Estaba viendo las noticias, y no les van a exigir a los padres que compren material. La mayoría de papeleros tenemos enero, febrero y marzo para comprar material, para que no nos suban el precio.

“El año pasado compré, en febrero, 25 mil pesos de puro cuaderno. Pasó esto, la pandemia y en septiembre tuve que pagar esas facturas. Ahí están los cuadernos. Sí, se ha vendido, pero no bien. Ahora me dijeron que me apoyan con los créditos, pero no. Se me va a quedar otra vez y con qué lo pago”, indica.

Agrega que debido a la crisis económica muchas familias están reciclando las viejas libretas y materiales escolares, lo que se traduce en pocas ventas.

“La verdad no creo que mejore la venta ni al 50%. Aparte, la economía está mal. Ha bajado demasiado”. Los clientes llegan y no compran artículos de gama alta, optan por los productos más económicos, dice.

“Una papelería es una gran inversión y tener de todo para que cuando vengan los clientes encuentren variedad y surtido es mucha inversión. Los papás llegan y piden el cuaderno o los colores más baratos.

“Eso representa un rango de ganancia muy corto. Otra es que las empresas que a nosotros nos surten están subiendo el precio de la mercancía. Ellos por mayoreo nos dan un precio, pero como menudeo lo dan más bajo que nosotros, entonces la gente se va para allá”, abunda.

Recuerda que en agosto del año pasado, en plena pandemia, las sucursales de las cadenas de papelerías estaban llenas, mientras los pequeños papeleros no tenían nada de trabajo.

En su caso, dice, tuvo que recurrir a préstamos para pagar la renta del local, servicios, sin contar los materiales que compró para cumplir con las medidas sanitarias impuestas por las autoridades, para evitar los contagios de SARS CoV-2.

Laura cuenta que desde hace 14 años es papelera. Antes trabajaba en un banco, pero decidió poner su negocio. Llegó a tener tres papelerías al mismo tiempo, una en la Ciudad de México, otra en San Juan del Río, y la actual, en la ciudad de Querétaro.

La ubicación de su negocio, cerca de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) le da buenas ventas, aunque en el último año, sin clases presenciales ha sido complicado sobrevivir.

Para solventar los gastos por las bajas, Laura “colocó” entre sus clientes productos didácticos y juegos de mesa, que durante el confinamiento fueron buscados para entretener a los niños en casa; así como figuras de fomi, regalos de temporada, rompecabezas y títeres.

“Son productos que empezaron a salir. Estuve trabajando a puerta cerrada con mis clientes. Les decía que yo les llevaba el producto o que pasaran por la mercancía y en la puerta lo entrego, así trabajé, porque de esto vivo. A veces no me convenía porque me pedían tres cartulinas pero, por ejemplo, era en El Refugio, era muy pesado, buscaba que me compraran un poco más, para que la ganancia no se fuera en la gasolina”, dice.

Recuerda que antes “cuando comenzaba el ciclo escolar, llegaba a surtir entre 50 y 60 listas de útiles escolares. Por eso compraba tanto material, sabía que para mayo o junio tenía que volver a comprar. Ahora hay cuadernos que llevan un año esperando compradores”.

Laura dice que los pequeños negocios no pueden competir con las cadenas de papelerías, pues en el último año bajaron sus precios, “sacándolos” del mercado. La desventaja de los papeleros es que no pueden comprar el volumen de las cadenas, que compran a gran escala.

“La gente tiene que ver esas cosas y lo que estamos pasando nosotros (…) El chiste es que la gente entienda eso, que nos apoyen más a nosotros”, expresa.

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