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En los últimos días la demanda por pruebas para detectar la presencia del virus SARS CoV-2, causante de la Covid-19, aumentó en la capital queretana, afirma Carlos Olguín Mora, enfermero que atiende un módulo de pruebas en una plaza comercial.
“Diario salen [casos] positivos en la prueba. Todos los días salen entre cinco y ocho positivos. Aquí hacemos diarias, aunque varía bastante, hasta 50 pruebas”, señala.
Hasta el módulo, instalado hace unos meses de acuerdo a Carlos, no pasa mucho tiempo para que lleguen las personas a bordo de sus vehículos para preguntar sobre el costo de las pruebas, el tiempo de espera para saber los resultados y si las pueden hacer en el momento.
Una familia de cuatro adultos y dos menores llegan a preguntar por las pruebas en un auto sedán. Luego de conocer la información deciden hacerse los tests. Van a viajar a Estados Unidos y requieren un certificado de prueba negativa de Covid-19 para ingresar.
La mayoría de los automóviles cuyos conductores se acercan a pedir información tienen placas de otros estados como Jalisco, Guerrero y Guanajuato, entre otros.
Carlos explica que hacerse la prueba es muy sencillo, pues las personas interesadas deben llenar un formato tras escanear un código QR, pagar el costo, tomar la muestra de la nariz o boca y esperar entre 15 y 30 minutos los resultados que llegan vía Whats App o correo electrónico.
Martha y su madre del mismo nombre acuden al módulo. Ambas, mujeres mayores, se harán la prueba para detectar la presencia del SARS-CoV-2.
Martha, hija, explica que la razón es que hace unos días fue diagnosticado como positivo su hijo, con quien hace menos de una semana tuvieron contacto. Pasaron con él el Año nuevo.
“Nosotros nos vamos a morir y el bicho va a seguir. Hay que acostumbrarse a vivir con él”, dice Martha hija, mientras su madre señala que a ella le toca al día siguiente aplicar la dosis de refuerzo de la vacuna contra el Covid-19, pero que de salir positiva, no podrá acudir.
Martha hija agrega que fue su propio hijo quien le avisó que estaba enfermo, y que no presenta complicaciones.
Detrás de las dos Marthas se forma una camioneta con placas de otro estado. Es un familiar de ella, quien viene con dos niños. La mujer y los menores se harán la prueba; ella tiene síntomas de resfriado.
Carlos toma con calma el trabajo. Explica el protocolo que deben de seguir, toma las muestras y luego de un rato manda los resultados a las personas.
Dice que no es necesario que la gente acuda en su vehículo, pues de requerir una prueba puede acercarse al módulo para que les tomen la muestra y tengan acceso a los tests.
El joven enfermero señala que no siente nervios al hacer su trabajo, “ya estoy acostumbrado”, indica, al tiempo que apunta que este tiempo de pandemia, de crisis sanitaria, para él y sus compañeros ha sido de mucho aprendizaje, pues se tuvieron que enfrentar “de cero” a algo desconocido, a algo para lo cual no contaba con la información completa y adecuada.
El enfermero, de 28 años de edad y cuatro de experiencia profesional, comenta que trabaja durante ocho horas diarias, comenzando a las 10:00 horas.
Agrega que algunas de las personas que llegan a hacerse la prueba ya están mentalizadas de que saldrán positivas, porque algún miembro de sus familias ya salieron positivos. En general, dice, la mayoría llegan nerviosas y con el deseo de salir negativos a las pruebas.
“La prueba rápida que tenemos arroja resultados en 20 minutos, máximo. El resultado lo entregan en 30 minutos ya con un certificado médico. Se hace un hisopado nasal o en la garganta, se utiliza un aparato para mezclar y la prueba arroja el resultado”, explica.
Mientras que la prueba PCR requiere de la intervención de un laboratorio, para que ellos la procesen. La diferencia entre una prueba rápida y una PCR consiste en la extracción que se hace de las muestras.
Los resultados de las pruebas son enviados a las autoridades de Salud, a través de una aplicación, que almacena los resultados para llevar el registro de los casos.
Carlos recuerda que a inicios de la pandemia se contagió de Covid-19, pues no se sabían aún todos los protocolos de seguridad. Por fortuna, dice, le fue relativamente bien, a pesar de que la enfermedad “lo tumbó” durante tres días y presentó fiebre y dolor de garganta.
El trabajo de Carlos no se detiene. En menos de una hora aplica ocho pruebas para detectar la Covid-19. Algunas de las personas no necesariamente llegan en auto. Una joven llega en motocicleta, mientras que otra mujer lo hace a pie.
“Hoy está tranquilo, la semana pasada estuvo más pesado”, dice, mientras ingresa al interior de módulo y se dispone a aplicar el hisopo en la nariz de una joven en un auto color plata.
“Nunca imaginé pasar por esto. Cuando estás en hospital nunca sabes qué va a llegar, todos los días son cosas nuevas, pero nunca pensamos en enfrentar una situación que afectara a todo el mundo”, precisa Carlos, al referirse a la pandemia que afecta al mundo desde finales de 2019, cuando surgieron los primeros casos en China, en noviembre de ese año.
Ahora, dos años después, puntaliza Carlos, todos los trabajadores de la salud están más tranquilos, pero siguen laborando para intentar contener los casos de esta enfermedad.