Tania Quezada, Erik Daniel Rivera Franco y Víctor López toman una actitud relajada. Tuvieron días intensos recientemente, ya que junto con otros artistas plásticos realizaron una intervención en un muro de un edificio de la UNAM Juriquilla. El trabajo no termina para los jóvenes creadores, pues apenas concluyeron este trabajo, ya piensan en proyectos colectivos e individuales.

Los tres creadores ríen, bromean: son jóvenes. Recuerdan las anécdotas que tuvieron que pasar para poder realizar su creación en la UNAM.

Tania explica que la intervención de gran formato en muro vertical fue en uno de los nuevos edificios del Instituto de Ciencias Genómicas. Es parte de un conjunto de cinco edificios que tiene la UNAM en Juriquilla.

No están presentes Fernanda Arias y Exar Gómez, quienes también participaron en el proyecto.

“Intervenimos este muro con motivos referentes a la cultura otomí, es algo muy regional y jugamos también con los íconos del árbol biológico y el ADN, para representar algo que no fuera tan temporal, que es como se manejan ahora los muros”, dice Tania.

Cultura otomí embellece mural en la UNAM
Cultura otomí embellece mural en la UNAM

Apunta que había la intención de trabajar en esos espacios por parte de la misma UNAM, y quien originalmente convocó a la idea fue Judy Aguilar, quien quería hacer un colectivo con sólo mujeres, pero al final se concretó con hombres y mujeres.

Posteriormente intervino Paulina Aguado para respaldar el proyecto, porque es un espacio que todos quisieran hacer. Fue un trabajo para el cual se formó el colectivo de artistas, además de que ya tienen un proyecto a futuro.

Víctor, de “La madriguera gráfica”, señala que hubo todo un proceso de producción, de preproducción. “La ventaja del grupo es que es bastante orgánico, no es nada forzado. De por sí ya se venía trabajando y conviviendo. Ya hay una conexión de tiempo atrás, entonces cuando cae el proyecto, cuando nos comentan siempre estamos en comunicación porque generamos otros proyectos, como exposiciones colectivas. El mismo hecho de convivir, ya estás planeando. Cuando cae el proyecto se platicó, nos invitaron las compañeras y poco a poco se fue haciendo el boceto. Fue un ejercicio constante de diálogo”, comenta.

En campo fueron dos semanas de producción, pero hubo un tiempo atrás. Erik señala que desde que se planeó la idea, las juntas para ver la idea, las reuniones creativas, de gestión y de planeación duraron alrededor de tres meses.

Víctor sostiene que para este muro tuvieron que trabajar dos semanas sin parar todos los días, pues estaban contra reloj, por las grúas que se debieron de rentar para la elaboración y que se cobran por día de uso.

Tania agrega que siempre trabajar en altura implica un riesgo, además de complicado, pues se está expuesto a los elementos, desde el sol, hasta el viento que se presenta en esa zona de Juriquilla. No es lo mismo a trabajar en andamios interiores.

Cultura otomí embellece mural en la UNAM
Cultura otomí embellece mural en la UNAM

Por cuestiones de logística sólo dos actores podían estar sobre las grúas, haciendo el trabajo físico.

La joven artista explica que hubo muchas reacciones de la comunidad universitaria. Hubo gente muy contenta, no le tocó escuchar comentarios negativos. Dice que le causó mucha risa el comentario de un joven todo fresa que dijo que él para eso había estudiado. Recordar la anécdota desata la hilaridad de sus compañeros. “Yo también estudié. No sé qué piense este hombre para estar acá trepado”, indica Tania.

También recuerda el caso de una maestra que estaba muy preocupada por la seguridad de ellos, porque es impresionante ver la grúa subir. No estaba en contra de su trabajo, pero se preocupaba por su integridad física.

Erik señala que es su primera vez en un trabajo colectivo. Ha trabajado con otros artistas, pero más “callejero”, más free style, “no tan político”. Ya conocía el trabajo de todos ellos.

Sus trabajos, señala, han sido más de emprendedores y se enfrentó por primera vez al trabajo de gestión ante instituciones que se guían por procesos.

“No era autogestionable. Para empezar por los permisos, deja por los apoyos. Los permisos que se necesitan para trabajar en un espacio como la UNAM, las grúas. Un muro así no lo puedes trabajar con andamio”, dice Tania.

Para trabajar en el muro, comentan, se tuvieron que tramitar permisos con Protección Civil. El muro de 26 metros de alto y cuatro de ancho.

Apuntan que hay muchos otros espacios en donde les gustaría intervenir, como el Centro de Congresos e incluso en Centro Cívico, sin que necesariamente sea una intervención permanente. Aunque en esos espacios la burocracia debe de ser engorroso.

Víctor explica que en la creación de la obra también se mezclaron las diferentes técnicas que cada artista trabaja en lo particular, que fuera un trabajo colectivo. Además del formato, que obligó a pensar en la forma de realizarlo.

Precisan que los edificios intervenidos con murales generan otros ambientes, otras atmósferas en los residentes o habitantes, más cuando son de carácter público se vuelve de la gente, de la sociedad que puede disfrutar del trabajo de sus artistas.

Los proyectos no se detienen para los jóvenes creadores, quienes también sus propios publirrelacionistas y gestores. El arte es un trabajo de tiempo completo.

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