Carolina Olvera Mendoza, joven originaria de la Sierra de Querétaro, vive en Versalles, Francia, desde septiembre de 2018, lugar donde trabaja en el programa “Au Pair”, que consiste en cuidar los niños de una familia francesa a cambio de recibir hospedaje, mientras que por las mañanas estudia francés en la Universidad ínter Áges de Versailles.
“He visto de cerca el orgullo francés y soy consciente de lo grande que es comparado al del mexicano. Sin embargo he notado el respeto que nos tienen como nación. Los franceses no olvidan sus victorias de las empresas militares que han tenido a lo largo de la historia, pero tampoco olvidan las derrotas, y aprenden de ellas.
“En México se nos olvida el significado de esta fecha más allá de un feriado en el calendario (5 de mayo), pero en Francia la comunidad mexicana organiza fiestas o pequeñas reuniones para conmemorarla, y se cree que nosotros la celebramos igual”, expresó con respecto a la conmemoración de la Batalla de Puebla, suceso que este domingo cumple 157 años.
En entrevista, Carolina señaló que tuvo que afrontar dos dificultades los primeros días y semanas de su estancia por allá: el idioma y los estereotipos o estigmas que tiene parte de la población en Francia, ideas alrededor de la pobreza, violencia y falta de educación que hombres y mujeres del país galo creen que tienen los mexicanos.
“He tenido que luchar contra ciertos estereotipos o estigmas que rodean a la cultura mexicana, como lo son la pobreza, la falta de educación y la violencia.
“En una ocasión un niño que conocí en un parque me dijo que no creía que fuese mexicana porque los mexicanos no iban a Francia a causa de la guerra que vivíamos. Además, en algún momento algún conocido me preguntó si conocía Netflix y Spotify y se sorprendió cuando le contesté que yo tenía ambas aplicaciones.
“Sin mencionar el choque cultural que he llegado a tener con los niños que cuido, sobre todo cuando se resisten a aceptar que las cosas no se hacen igual en todos los países, al grado de contradecir o negar la existencia de algo, por ejemplo un platillo o un dulce, solo porque no lo conocen”, explicó.
Durante mi estancia, ha visto de cerca dos manifestaciones de los Chalecos Amarillos.
Durante el tiempo que lleva en Francia, Carolina ha visto y escuchado mientras camina en la calle las manifestaciones de integrantes del movimiento de los Chalecos Amarillos, que se oponen a medidas económicas del presidente francés Emmanuel Macron, y que ha trascendido más allá de sus fronteras.
La primera ocasión fue el 24 de noviembre de 2018, y la segunda el 5 de enero de este año, mientras visitaba el Museo de Orsay. En noviembre ella participaba en una marcha por los derechos de las mujeres que terminó en la Plaza de la República. Mientras iba con una amiga, alcanzaron a ver el humo de los incendios que los integrantes de los Chalecos Amarillos habían causado en las inmediaciones del Arco del Triunfo y Campos Elíseos.
“A mitad de la marcha nos detuvimos a comer en un restaurante de comida rápida. Ahí fue cuando vimos en las noticias lo que estaba sucediendo en los Campos Elíseos y al salir del restaurante alcanzamos a distinguir el humo de los incendios que causaron el Arco del Triunfo y el área comercial.
“Continuamos caminando por el boulevard Montmartre para alcanzar al contingente en plaza de la República, y al terminar se comenzó a escuchar un alboroto desde Rue du Temple, donde llegó un gran grupo de Chalecos Amarillos flanqueados por policías, los manifestantes gritaban y marchaban de manera pacífica” recuerda.
Por lo que corresponde al 5 de enero, hubo violencia y tuvo que permanecer en el Museo de Orsay mientras los policías trataban de llegar a un acuerdo con los del movimiento.
“Al cabo de unos minutos por los altavoces advirtieron que por seguridad debíamos permanecer dentro del museo, se escuchó un tumulto desde el exterior del museo por lo que supimos que se trataba de los Chalecos Amarillos (…) la tensión creció entre los manifestantes y los elementos de seguridad, los llevaron del museo de Orsay hasta el Jardín de las Tullerías.
“Desde las ventanas del museo se veían a los Chalecos Amarillos discutiendo, algunos bebiendo cerveza, y otros solo observando. Después de unos minutos alcancé a ver a un hombre al que supuestamente habían herido, se sostenía la frente con una mano, logré distinguir que sangraba”, manifiesta Carolina, quien recuerda que solicitaron salir por una de las puertas de emergencia del museo.
El día que se incendió la Catedral de Notre Dame, ella se encontraba en Versalles y se enteró por las noticias del acontecimiento, que ha impactado a la población de Francia y la comunidad de otros países de Occidente.
Regresa a Querétaro a finales de año. Egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Carolina Olvera destaca que en las semanas que le quedan en Francia buscará continuar su proceso de aprendizaje y fascinación por la cultura francesa, ya que antes de que concluya el 2019 regresará a su estado y municipio originarios (Jalpan de Serra).
“Por mi parte continuaré como hasta ahora, orgullosa de mi nación, observando y aprendiendo de la cultura francesa”.