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La Iglesia Chiquita tendrá nueva vida. Trabajadores dan los últimos detalles al templo que, de acuerdo a las crónicas, es de los más antiguos de Querétaro. El lugar es sometido a una restauración profunda.
El emblemático espacio está en el último proceso de su restauración, explica la arquitecta Yesica Charles, residente de obra en el lugar. Dice que los trabajos comenzaron en agosto de 2018 y se tiene estimado que concluyan en abril o mayo próximo.
“La prioridad era el templo. Los principales trabajos han sido la recimentación, la consolidación de los muros, el cambio de entrepisos y losas. Estaba muy deteriorada. Tenía muchas fallas estructurales, bastantes grietas en los muros. Necesitaba una restauración”, detalla.
Al interior del templo, los trabajadores de la construcción se toman un descanso. Es la hora de la comida y la mayoría salen a buscar algo para alimentarse. Algunos ya regresaron y descansan del calor al interior del templo mientras revisan el trabajo que se ha realizado.
Yesica explica que en el interior del templo hay un placa con una fecha: 1529. Afirma que hay muchas leyendas acerca de la Iglesia Chiquita, la cual ha sido intervenida en varias ocasiones, pues a lo largo de la obra han podido notar que en el pasado se hicieron trabajos para rescatarla.
Asegura que el templo como tal es de una época, mientras que los anexos y cuartos son de un tiempo posterior. Cuando llegaron, estaba en funciones un dispensario, pues los oficios religiosos sólo se llevaban a cabo cada 12 de diciembre y de vez en cuando una misa de 15 años.
Con asesoría del INAH
Yesica trabaja en una oficina móvil colocada en la parte trasera del templo. Desde ese “centro de mando” hace su trabajo. Aún no sabe cuál será el uso que le den a la Iglesia Chiquita, pues no lo han hablado con el sacerdote que está en el templo.
La arquitecta comenta que el trabajo más difícil que han realizado en la iglesia ha sido la recimentación, pues no tenían idea del daño que tenía, por lo que se hizo un cálculo estructural y ya con esa información se hizo la técnica, un tanto complicada en su ejecución.
Para toda la intervención se requiere trabajar de cerca y con la asesoría del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia encargada de señalar y supervisar los materiales con los cuales se debe de trabajar pues, por ejemplo, no se puede usar concreto para los trabajos. Deben de ser materiales originales.
Uno de los problemas que tenía la Iglesia Chiquita es la humedad, puesto que está muy cerca del río Querétaro a su paso por La Cañada.
Yesica explica que destinados a mitigar esos efectos, encontraron en el anexo del templo unos ductos de ventilación, los cuales no pensaban encontrar en esa zona, a pesar de que son muy comunes en construcciones antiguas de la capital. También encontraron vestigios de piso de ladrillo, que también se recuperaron en la zona.
“Es muy interesante ver las diferentes intervenciones que había tenido. Encontramos de diferentes épocas, pero eso nos da el detalle que ya se había querido rehabilitar esta iglesia. Entonces, lo original, original, no sé cuál sea”, asegura.
Cercanía con un panteón
La especialista comenta que los pobladores de El Marqués les han dicho que junto al templo había una cementerio, que hasta no hace mucho había lápidas, pero a la fecha la mayoría ya no se encuentran.
Yesica explica que a los trabajadores que se quedaban a dormir en la obra los llegaron a asustar. En la noche, dice, se escuchaban que martillaban, se oían voces, incluso llegaban a tocarlos.
Yesica muestra los avances de la obra. Recorre las distintas zonas de la Iglesia Chiquita, desde la cocina hasta los salones contiguos, en uno de los cuales, dice la joven arquitecta, localizaron un piso original que conservaron y sólo buscaron materiales similares para su restauración.
Señala que incluso la pintura para los muros debe de ser a la cal, para permitir “la respiración” de los muros. En las paredes, asevera, se encontraron dos pinturas que se rescataron.
La joven se dice satisfecha de ver el avance de los trabajos que se hacen en el templo. Recorre el lugar y sus diferentes secciones. Sube al coro, en él hay un barandal de madera que denota el paso de los siglos, el cual deberá ser restaurado por un especialista de ese material.
Las escaleras que llevan de la sacristía al altar, dice Yesica, estaban cubiertas con cemento, pero cuando se removió descubrieron cantera, que se conservó y se limpió.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, para la restauración se destinaron 9 millones 364 mil pesos, que servirán para devolver el esplendor a uno de los monumentos más representativos de El Marqués.