La canción “Un mundo raro” se escucha entre las tumbas del panteón de Hércules, muy cerca de donde dos mujeres y un hombre limpian una tumba. Al igual que ellos, una decena de personas limpian y decoran las tumbas de sus familiares que ya descansan en la eternidad, previo al Día de Muertos.

El lunes 1 de noviembre hay poco movimiento de personas en los cementerios. Tal es el caso del panteón ubicado en el barrio de Hércules, donde el número de asistentes es casi igual al de personal del municipio de Querétaro que limpia el lugar y remoza algunas de las zonas comunes, como la capilla y la entrada.

Muchas de las tumbas ya están decoradas desde días anteriores. En el panteón Cimatario, que desde finales de la semana pasada ya muchas de las tumbas habían sido decoradas, limpiadas y tenían flores frescas, acción realizada por los familiares de quienes ahí descansan para la eternidad.

Llevan a los panteones flores, velas y cubrebocas para no olvidar a los difuntos en Querétaro
Llevan a los panteones flores, velas y cubrebocas para no olvidar a los difuntos en Querétaro

En algunos casos, las personas acudieron previniendo las aglomeraciones de estos días, y acatando las recomendaciones sanitarias realizadas por las autoridades.

En el cementerio de Hércules, la faena de limpieza de tumbas, realizada por dos mujeres y un hombre es acompañada por canciones de José Alfredo Jiménez, un clásico para dar la bienvenida a los seres amados que “se nos adelantaron” y que despiertan en quienes las escuchan recuerdos de reuniones, fiestas, momentos alegres en familia. Recuerdos que cada vez son más lejanos.

Una de las mujeres da las buenas tardes, mientras descubre que está siendo observada. Sonríe, y luego sigue acomodando flores sobre la tumba. Quien yace ahí murió en 1987.

Alrededor, otra gente limpia y coloca arreglos florales en los mausoleos de sus seres queridos. Las indicaciones para estar en los panteones este 1 y 2 de noviembre, luego de que el año pasado estuvieron cerrados por la emergencia sanitaria provocada por el virus SARS CoV-2, son precisas: Se pide que no asistan las personas que pertenezcan a los grupos vulnerables de la población, como menores de edad, mujeres embarazadas, menores de edad y mayores de 65 años.

Asimismo, está prohibido el ingreso de comida, bebidas y grupos musicales; sólo se permite el ingreso de cuatro familiares, y únicamente pueden permanecer dentro del cementerio 45 minutos. Una lona afuera del panteón da cuenta de las medidas que deben ser respetadas por la población.

Para hacer cumplir con estas medidas, en las inmediaciones y dentro del cementerio hay personal del municipio, entre policías, elementos de Protección Civil e Inspección Municipal, quienes se encargan de la vigilancia del lugar.

Para acceder al cementerio de Hércules se debe pasar por un bajo puente por donde sólo cabe un vehículo. El acceso está cerrado por elementos de la Policía Municipal que sólo permiten el ingreso de los vecinos que van a sus domicilios, para evitar molestias a los vecinos que habitan en los alrededores del cementerio.

Quienes llegan lo hacen a pie, cargando sus manojos de flores, botes de pintura, para la “manita de gato” de las tumbas y en algunos casos herramientas de jardinería. Lo hacen poco a poco. No se ven aglomeraciones, como en otros años. El día “bueno”, dice personal de Protección Civil, es hoy. Este día se espera que haya más personas visitando los panteones.

Sobre la avenida Emeterio González, cerca del bajo puente que lleva al cementerio, se instalan vendedores de flores y comida. Los puestos y los comerciantes regresan después de que hace un año no se instalaron, no se permitió por motivos sanitarios. Ahora los comerciantes esperan tener buenas ventas en estos dos días que podrán ofrecer sus productos a quienes acuden al panteón, y a quienes aprovechan para comer algún antojito.

Una de las vendedoras explica que los elementos de Inspección Municipal revisan de manera constante que las medidas sanitarias se respeten, que se coloquen plásticos alrededor de los puestos, además de tener gel antibacterial o en su defecto agua para que los comensales se puedan lavar las manos.

“Está bien que se vigile que se respeten las medidas de sanidad. Es para que no haya más contagios de Covid-19. Es por nuestro bien”, dice la mujer que vende guajolotes y enchiladas, cuyo olor se dispersa por la calle, provocando que se acerquen personas a comprar algo para comer.

Aunque hay puestos, no es la misma cantidad que años anteriores, cuando la romería estaba conformada por varias docenas de vendedores. En esta ocasión son menos. También el número de personas que acuden es poco menor al de otras ocasiones, cuando incluso era un paseo tradicional para los habitantes del barrio de Hércules.

El panteón permanece abierto hasta las 18:00 horas. Hasta esa hora se espera que acudan las personas a visitar a sus seres queridos, los que tienen mucho tiempo de haberse ido, como los más recientes, los que se fueron, los que cayeron víctimas de la pandemia del siglo XXI.

Acuden para no olvidarlos, para hablar frente a una lápida con la creencia de que alguien del otro lado está escuchando el mensaje, que agradece las atenciones, que da un abrazo, que no todo termina cuando la vida se extingue.

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