Querétaro, Qro.
La tradicional fiesta de Día de Muertos llegó al Museo del Calendario, a pesar de la contingencia sanitaria por Covid-19, misma que provocó la suspensión de múltiples actividades sociales y artísticas relacionadas con esta celebración mexicana.
Los pasillos de la enorme casona, ubicada en Calle Francisco I. Madero 91 en el Centro Histórico, se vistieron de naranja por las flores de cempasúchil, también se vistieron de morado por las flores de cordón de obispo.
En cada uno de los patios se lució el papel picado, las fuentes también sirvieron como base para lucir las tradicionales flores de 20 pétalos. El olor a incienso inundó los pasillos y los visitantes no podían evitar detenerse para observar cada detalle.
En una de las habitaciones, junto a dos escaleras que se unen para llevar a la planta alta, se realizó una ofrenda monumental dedicada a Roberto Pérez Landín Palacio, quien murió el pasado 5 de enero, y quien en vida fuera fundador del Museo del Calendario (MUCAL) en Querétaro.
En el altar de grandes dimensiones fungió como marco para mostrar fotografías familiares y algunas ediciones antiguas de calendarios.
Los visitantes pudieron admirar los aspectos principales y más simbólicos en las ofrendas a los muertos, como son los platillos favoritos de los difuntos, calaveras de azúcar, una enorme cruz de sal, múltiples vajillas de barro, un molcajete con chiles negros listos para ser triturados, varias piezas del tradicional pan de muerto y por supuesto múltiples velas y veladoras.
Este fue uno de los pocos altares que pudieron visitarse de manera presencial en Querétaro, pues debido a la contingencia sanitaria, fueron suspendidos los altares que anteriormente se realizaban en las principales plazas públicas del Centro Histórico.
“Este año fue atípico, los mexicanos estamos muy acostumbrados a la fiesta, sobre todo a las celebraciones del Día de Muertos, este año por lo del Covid-19 sí extrañamos los altares monumentales que ponen en el centro, extrañamos los puestos típicos de alfeñiques y antojitos típicos, sobre todo en estos días en que todo el mundo está muy estresado, y que muchas familias han perdido a alguien por la contingencia”
“Sin embargo, por lo mismo de la situación, que es muy complicada, entendemos que este pequeño sacrificio que hacemos durante estas festividades de Día de Muertos, es necesario para no empeorar más las cosas. Aunque nos guste la fiesta a los mexicanos, debemos ser responsables y acatar las medidas de salubridad”, Comenta Ana Luisa, una de las visitantes en el museo y quien se dice aficionada de esta celebración tan mexicana.
Por motivos de la contingencia sanitaria, la Secretaría de Cultura del estado de Querétaro preparó una serie de transmisiones a través de las redes sociales, para apreciar las distintas ofrendas a los muertos, la mayoría de estas fueron instaladas en los museos y centros culturales.
Las visitas virtuales a los altares de muertos se crearon como una alternativa para evitar aglomeraciones en los recintos culturales, y de esta forma evitar la propagación del virus. Sin embargo, también se permitieron algunas visitas presenciales a las ofrendas, mismas que se agendaron a través de citas previas.
Algunos de los recintos culturales que albergan altares de muertos son: Museo de la Ciudad, Museo de Arte de Querétaro, Galería Libertad, Museo de los Conspiradores, Museo de la restauración de la República, Museo de Arte Contemporáneo, Centro de las Artes de Querétaro, Centro Queretano de la Imagen, Biblioteca Plutarco Elías Calles, Biblioteca querétaro 2000, Centro Cultural Casa del Faldón y el Museo Histórico de la Sierra Gorda. Todos estos altares estarán instalados hasta el próximo 6 de noviembre.
Desde el año 2003, la Unesco designó a la celebración mexicana de Día de Muertos, como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, lo que quiere decir que sin ser patrimonio físico, si es un patrimonio inmaterial que se construye año con año.
Esta es una de las tradiciones más populares en nuestro país, pues con ella se demuestra el amor a nuestros seres queridos que ya murieron, y que a su vez despierta la creatividad de todos los mexicanos a través de las laboriosas ofrendas que las familias realizan en sus hogares.
La mayor parte de los pueblos campesinos de México festejan el Día de Muertos, pero también se celebra de una manera importante en las ciudades, aunque el carácter y el espíritu de esta fiesta proviene del campo, pues coincide con el fin del ciclo agrícola, donde se recogen alimentos como el maíz y la calabaza.
Se cree que la cosecha abundante es una recompensa tras los meses de carencias, y por lo tanto, la abundancia de la cosecha permite agasajar a los muertos y por eso los alimentos se colocan en las ofrendas.