Ruth de la Colina, con más de 20 años de docente en el Centro de Educación Artística (Cedart), dijo que en un día en esa escuela es único, pues los alumnos no necesariamente están dentro de un salón de clases, ya que se trata de enseñar en libertad para desarrollar la creatividad y la imaginación, además de que en estas escuelas se propicia el uso de los dos hemisferios cerebrales: el del pensamiento lógico y el de la creatividad.
Ruth, quien también es actriz en activo, señaló que la docencia la ha llevado a dar talleres y cursos de capacitación para maestros de escuelas rurales, a niños con discapacidad y otras escuelas artísticas.
De voz suave y pausada, Ruth explicó que los alumnos que acuden al Cedart trabajan sus dos hemisferios cerebrales de manera simultánea, logrando la integración de la persona.
Ruth presenta a su novio-esposo, Gustavo Juan Silva, un maestro de teatro quien dice que el arte y estudiar en el Cedart es una forma de vida: “No es sólo ir a una escuela, es compartir momentos muy intensos [y] muy fuertes porque el pensamiento artístico, que es un concepto que como tal se acuñó en 2006, aunque realmente ha existido desde antes. Para mí, el modelo educativo que debería existir en todo México sería un tipo Cedart, un modelo de los dos hemisferios cerebrales, porque la ciencia nos aporta una serie de elementos muy importantes, pero el arte nos aporta todo el complemento.
Cuando nosotros tenemos chicos que van a ser arquitectos, cuando tenemos chicos que son doctores, pero que han estado aquí, vemos en su práctica profesional como realmente aplican esta idea de que todos somos creadores (...) [y] que no se trata de ser sólo artista, sino hacer de la vida un arte. Entonces, cuando tienen una formación como la del Cedart, la vida cambia”.
Apuntó que la educación recibida de esta manera cambia a los jóvenes, pues de ser tímidos y retraídos, se convierten en personas seguras de sí mismas.
“Los chicos salen muy bien preparados, muy entusiasmados, con un liderazgo y un humanismo que es algo que necesitamos todos, toda la humanidad. Aquí he crecido, porque siempre he considerado que el maestro también aprende. Para mí la escuela no es una fábrica en la que hay que repetir programas de manera ininterrumpida. La escuela es la vida y si la vida se mueve, y la educación [también] tiene que moverse”.
Gustavo recuerdó que alguna ocasión, en un curso a maestros, los docentes estaban maravillados con lo aprendido, pero tenían un problema: en sus escuelas no se podían mover las bancas porque estaban atornilladas al piso, tampoco se podía salir al patio porque el director no lo permitía, y las áreas deportivas no se podían usar porque el maestro de educación física era muy celoso de sus espacios, por lo que las dinámicas creativas en escuelas regulares, eran casi imposible de llevar a cabo.
En el Cedart las cosas son diferentes, dijo, pues si los estudiantes en las materias artísticas, quieren salir del salón lo pueden hacer.
Recordó que una diputada, quien les había apoyado para sus instalaciones llamadas La caja negra, fue a visitarlos, y le preguntó cuál era el modelo educativo que promovía, a lo que ellos respondieron que ese, el que tenía enfrente, con los muchachos “panza pa’ rriba” en el pasto.
Ruth, en tanto, mencionó que la creatividad está unida a las emociones y estando conectados a las mismas, se logra un desarrollo pleno.
La educación en las artes, dijo la pareja, es gratificante, pues es una herramienta para el autoconocimiento, para el disfrute de uno mismo y para ver crecer a los jóvenes emocionalmente.
Como ejemplo de la formación que hay en la escuela, está Lorena de la Vega, exalumna del Cedart y actual maestra de Literatura del mismo. La joven mujer, originaria de Colón, señaló que los procesos académicos y artísiticos que se llevan a cabo en el Cedart parten de una base de conocimiento y amor.
Indicó que su paso como alumna por la institución fue “excelente”: “Me enteré de la escuela al salir de la secundaria. Afortunadamente, de inmediato me llamaron atención las características de la escuela y decidí que quería venir. Lo disfruté muchísimo”, indicó.
Añadió que la escuela es buena y que ha tenido muchos premios en el área de teatro, los cuales les ha permitido estar en distintos concursos a lo largo de la República.
En estos momentos, en el que todo está siendo cuestionado y todo está bajo la lupa, Lorena invita a conocer el trabajo del Cedart, pues sus alumnos, por el fin del ciclo escolar llevan a cabo actividades en las diferentes disciplinas, donde muestran los proyectos en los que trabajan a lo largo del curso.
Los tres maestros destacan que el arte y las ciencias en esta escuela van de la mano para formar a mujeres y hombres integrales, con conocimientos científicos, pero con una sensibilidad artística única, que les servirá para el resto de su vida, aunque no se dediquen de tiempo completo a las artes, pero con una sensibilidad que sirve para todas las ramas del conocimiento académico.
Este modelo educativo, cuando nació en 1976, estaba pensado para que fuera el eslabón que el modelo educativo del INBA necesitaba plantear para reforzar que sus escuelas superiores, pudieran egresar licenciados en alguna rama artística.
Por su parte, La Secretaría de Educación Pública comentó que para dar títulos de licenciatura a alumnos del Cedart, estos tendrían que haber cursado un bachillerato.